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La evolución de los seres vivos, basada en la alimentación

La evolución de los seres vivos es explicada, en las interpretaciones de Cordón, de un modo realmente evolucionista insuficientemente desarrollado según él en Darwin, que es considerado todavía como un científico excesivamente experimentalista. Para Cordón, los nuevos niveles de la realidad no están contenidos en los anteriores. «Por ejemplo, resulta ridículo pensar -dice- que la identidad de un hombre pueda estar contenida en sus genes. Es casi tan ridículo pensar así como creer que está determinada por los astros.»Lo nuevo no está contenido en lo pasado; existe un progreso constante, una evolución continua, dialéctica. Una célula no tiene nada común con el hombre. Las nuevas entidades van apareciendo como unidades de acción integradas por elementos del nivel anterior. Y la vía según la que esto sucede, es, según Cordón, la alimentación, que se convierte así en base del evolucionismo.

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Aportaciones de F. Cordón

La aparición, por ejemplo, de la conciencia humana, sería el resultado del hecho de que unos seres vivientes, los primates, necesitan adaptarse al nuevo alimento que les es ofrecido. Se asocian para poder cazar animales que, de un modo solitario e individual, no podría capturar. Esa asociación define una unidad de acción previa a la aparición de la conciencia humana. Y es precisamente esa unidad de acción la que da origen a un nuevo ente, el individuo humano, que ya no es un mero conjunto de entidades protosplasmáticas, celulares, etcétera, sino algo realmente nuevo. La cantidad se ha transformado en calidad y realidades distintas surgen constantemente de un modo dialéctico, realidades que no estaban contenidas en los anteriores niveles, sino que, desde una perspectiva realmente evolucionista, son nuevas.

La obra de Cordón intenta comprender y explicar cada ser vivo en términos de conjunto de todos los demás. Todo ser vivo es, a la vez, resultado y agente de un gran proceso unitario conjunto, la evolución biológica, y, en consecuencia, ningún ser vivo puede explicarse sin comprender claramente ese proceso conjunto.

«Sin referir cada ser vivo al todo en evolución -asegura- no puede en modo alguno comprenderse su naturaleza íntima, es decir, cuál es su origen y cómo puede mantenerse. Por otra parte, este gran conjunto de la evolución biológica que abarca a todos los seres vivos aparece, ciertamente, como algo distinto, pero que, a su vez, resulta de lo inorgánico, de modo que comprender un ser vivo desde el más primitivo y sencillo, desde el primer individuo protoplasmático, hasta el hombre, exige, de hecho, comprender, desde su perspectiva, a todo el universo.»

El hilo principal de la obra es el intento de vislumbrar qué cualidades ha de poseer la realidad entera para que ella pueda alumbrar, sobre su proceso conjunto, esos focos de acción y experiencia que son las entidades vivientes.

Según el doctor Cordón, «la conclusión última de toda la ciencia experimental es la de que toda la realidad inorgánica está estructurada en niveles de integración energético-material: energía radiante, partículas subatómicas, átomos y moléculas. Entre las entidades de un mismo nivel, por ejemplo, las moléculas entre sí se producen interacciones reversibles que dan origen a resultados previsibles y a veces cuantificables, en una palabra, a teoría científica, a conocimiento científico».

Niveles de integración

Cordón guió sus primeros trabajos en la dirección de considerar que en los seres vivos habían de darse, estratificados escalonadamente (directamente sobre el molecular, el superior de los inorgánicos), varios niveles de integración. Precisar estos niveles, de los cuales los inferiores son condición indispensable para la producción y mantenimiento de los superiores, ha sido el primer tema de su esfuerzo, considerando que estos niveles biológicos son el protoplasmático -previo a la aparición de células-, el celular y el animal.Intenta entender qué es lo que caracteriza a todos estos entes constitutivos de niveles (partículas subatómicas, átomos, moléculas, individuos protoplasmáticos, células y animales): «Tal rasgo díferencial -continúa- es el hecho de ser genuinos individuos (unidades) que, como tales, han de aplicarse como un todo en cada acción suya de la que ganan experiencia, para resurgir y aniquilarse en la siguiente acción. El hecho exige que, en la intimidad del soma del conjunto de individuos del nivel inferior que integran cada individuo de nivel superior, se produzca un campo físico, circunscrito, unitario, su organismo, en que radica su individualidad.»

«Ahora bien -prosigue-, este organismo, este campo físico, forzosamente constituido por una de las formas de energía de lo inorgánico, en cuanto su forma ha de tender a aniquilarse (venciendo su coherencia interna), de modo que tiene que estar continuamente sostenido por cauces de energía exterior, por una parte, establecidas por la evolución biológica previa y a las que, por la otra, ha tenido que adaptarse la acción y experiencia del ser vivo que la beneficia para subsistir. Por tanto, la evolución biológica constituye un proceso de ajustes y progresos complementarios de seres vivos y de sus correspondientes medios; y el elemento primario y central de todo medio no puede ser otro que el alimento propio del ser vivo adaptado a él. Desentrañar todos estos problemas -naturaleza de los organismos, del alimento y medio, de los ajustes de cada tipo de ser vivo y de un medio al conjunto de todo- son los temas propios de la biología evolucionista.»

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