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El Barcelona se desinfla en el último cuarto pero le gana al Panathinaikos

Victoria del Baskonia frente al Partizán en el reestreno de Dusko Ivanovic en el banquillo del Buesa (84-83)

Abrines machaca en un instante del partido disputado en el Palau Blaugrana.
Abrines machaca en un instante del partido disputado en el Palau Blaugrana.Quique García (EFE)
Jon Rivas

En el Palau no hubo duelo entre los Hernangómez, que jugaron con su familia en la grada, pero apenas se pudieron medir en la cancha porque la superioridad del Barcelona sobre el Panathinaikos resultó abrumadora por momentos. Willy anotó cinco puntos para el Barça y Juancho no estrenó su casillero en sus dos intentos, pero la diferencia no estuvo en el combate fratricida, sino en otros detalles que llevaron al equipo azulgrana a más de 30 puntos de diferencia mediado el tercer cuarto. Pero la ventaja fue menguando con el ocaso del tercer parcial y durante los últimos diez minutos, porque los hombres de Grimau bajaron el pistón de manera preocupante.

Entre Parker, Satoransky y Kalinic se las arreglaron durante los primeros tres cuartos para neutralizar al conjunto de Ergin Ataman, que se pasó medio partido sentado en el banquillo, confuso ante el poderío local, pero que se activó al final, cuando la relajación del Barcelona activó todas las alarmas. Descendió la producción barcelonista, mejoró el Panathinaikos en el rebote y el lanzamiento, y lo que podría haber sido una paliza se atemperó mucho. Un parcial de 9-25 no sirvió para que los griegos consiguieran la remontada, pero sí para maquillar el resultado final (80-72).

A Vitoria regresó Dusko Ivanovic para dirigir al Baskonia, regresó Luis Scola para recibir el homenaje de la retirada de su camiseta con el número 4 y volvió la victoria (84-83). Motivados tal vez por el cambio de técnico, con la presencia en el parqué de un nuevo base, el estadounidense Chris Chiozza, y con algún jugador más de repuesto, el equipo vitoriano se enfrentaba al Partizán. Los serbios llegaban con Obradovic en el banquillo, el hombre que se las sabe todas y que saludó cariñoso a Ivanovic, pero que no concedió ni una durante los cuarenta minutos.

Pese a que el Baskonia no anduvo demasiado acertado en el tiro exterior, supo aguantar el tirón en la primera parte y marcharse al descanso con ocho puntos de diferencia (40-32), con Miller-McIntyre regulando la temperatura de los vitorianos. Sin embargo, en el tercer cuarto sufrió un apagón el equipo de Ivanovic, como le ha sucedido varias veces esta temporada, y permitió un parcial de 2-16 que le dio la máxima diferencia al Partizán. Pero no se rindió el Baskonia, que picó piedra en el último cuarto e igualó el marcador. Con 82-80, 15 segundos por jugar y el balón en sus manos, Howard cometió un error de bulto al intentar un triple precipitado, que concedió la posesión al Partizán y provocó unos instantes finales de infarto. Nunnally anotó a falta de 13 segundos y consiguió además un tiro adicional.

El equipo serbio se ponía de nuevo por delante. En lo que se suponía que iba a ser la última jugada del partido, Miller-Mcintyre falló un triple, entró al rebote Chima Moneke y recibió la falta de Jaramaz. Quedaba un segundo. Con sangre fría, pese a los intentos de desestabilización de Nunnally, el nigeriano anotó los dos tiros (84-83). El segundo final duró minutos. Tras un tiempo muerto, perdió la pelota el Partizán en su intento de anotar a la desesperada a falta de cuatro décimas; otro tiempo muerto, personal de nuevo sobre Moneke, con una décima en el luminoso, y otros dos tiros libres fallados esta vez. En el rebote se consumió la décima parte de segundo que restaba y Dusko Ivanovic conseguía su primera victoria de su cuarta etapa al frente del Baskonia.

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