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Marruecos lanza un envite para acoger la final del Mundial en el regateo por las sedes

El presidente de la Federación de Fútbol Marroquí aspira a que el futuro gran estadio de Casablanca, para 93.000 espectadores, sea escenario del partido definitivo en 2030 en lugar del Bernabéu

El Rey de Marruecos, Mohammed VI, junto a Fouzi Lekjaa, presidente de la Federación Marroquí de Fútbol.
El Rey de Marruecos, Mohammed VI, junto a Fouzi Lekjaa, presidente de la Federación Marroquí de Fútbol.MAP
Juan Carlos Sanz

Después de haberlo intentado en solitario durante tres décadas en cinco ocasiones sin éxito (1994,1998, 2006, 2010 y 2026), Marruecos acogerá finalmente un Mundial de fútbol en 2030. Será de la mano de España y Portugal, a cuya candidatura se sumó oficialmente hace apenas siete meses. La decisión de la FIFA, anunciada el miércoles, ha sido recibida por los marroquíes como un bálsamo reconfortante cuatro semanas después del violento terremoto que sacudió el sur del país magrebí, dejando un reguero de casi 3.000 muertes y unas 60.000 viviendas dañadas. Habituada a desenvolverse en complejos tableros geopolíticos, la Real Federación de Fútbol Marroquí se ha apresurado a mover ficha hacia una posición de ventaja, al lanzar un envite para que el partido de la final se dispute en Casablanca, en un estadio de nueva planta con capacidad para 93.000 espectadores. El paso dado en Rabat marca el inicio de un largo y complejo regateo con las federaciones española y portuguesa para el reparto de sedes que se prolongará durante al menos dos años.

El presidente de la Real Federación Marroquí de Fútbol, Fouzi Lekjaa, que acumula el cargo con el de ministro de Presupuestos, fue el primero en evocar la opción como sede de la final del futuro Gran Estadio de Casablanca, y no, como parece más previsible a día de hoy, en el Santiago Bernabéu. El estadio de Casablanca será erigido en las afueras de la capital económica de Marruecos con motivo de la Copa Africana de Naciones de 2025, una competición que el país norteafricano acoge por segunda vez tras haberla organizado en 1988. “Esperamos vivir una final extraordinaria que honre al continente y a las jóvenes generaciones en un estadio de Casablanca que será extraordinario y maravilloso”, declaró el máximo responsable del fútbol marroquí a una emisora de radio local, antes de emplazar a los representantes españoles y portugueses a una reunión dentro de dos semanas en Rabat.

Lekjaa fue designado el jueves presidente del comité organizador marroquí del Mundial de 2030 por el rey Mohamed VI. Ahora tendrá que esperar a la elección de un nuevo presidente de la Real Federación Española de Fútbol para contar con un interlocutor tras el estallido del caso Rubiales. Desde Madrid le replicó, también desde la radio, el ministro de Cultura y Deportes, Miquel Iceta, quien recordó que existe un acuerdo avanzado entre las tres federaciones organizadoras y que “en las previsiones está que la final se celebre en España”, si bien admitió que los tres países lucharán porque se celebre en su respectivo territorio. El plan es que la final sea en el Bernabéu y portugueses y marroquíes acojan una semifinal cada uno.

Marruecos, un país apasionado por el fútbol, vibró el año pasado con las victorias en el Mundial de Qatar de Los Leones del Atlas, como se conoce popularmente a la selección marroquí. En las canchas del Golfo sus jugadores alcanzaron por primera vez unas semifinales, tras derrotar precisamente a sus actuales socios de candidatura –a España, en octavos de final, en la tanda de penaltis, y a Portugal (1-0), en cuartos de final– y sentar un precedente para el fútbol árabe y africano. El país magrebí ya organizó en 2022 la Copa de África de Naciones femenina y se dispone a hacerlo también en 2025 para las selecciones masculinas.

El pasado invierno, Marruecos se sirvió de la celebración del Mundial de Clubes, una competición que ya albergó en 2013 y 2015, para comenzar a modernizar sus grandes instalaciones deportivas. Aspira además a acoger la edición de 2029 del Mundialito en un nuevo formato de 32 equipos. La experiencia acumulada en competiciones internacionales ha impulsado el programa de renovación o construcción de estadios. Se está trabajando ya en la ampliación del campo Mulay Abdelá de Rabat hasta las 61.000 plazas y en del Ibn Batuta de Tánger hasta las 65.000. Junto con el nuevo Gran Estadio de Casablanca, constituyen el eje central de la candidatura marroquí. Están conectadas por la única línea de tren de alta velocidad de África y cuentan con aeropuertos internacionales, en particular en la gran terminal africana de Casablanca.

La federación marroquí ha ofrecido también a la FIFA los estadios de Fez (45.000 plazas), en el centro del país, y Agadir (42.000) y Marraquech (45.000), en el sur. Su presidente no ha excluido otras opciones, sin precisarlas, aunque la prensa local cita las de Tetuán, en el norte, y Dajla (antigua Villa Cisneros), en el Sáhara Occidental, aunque esta última plantearía dificultades políticas, al no formar parte del territorio marroquí reconocido mayoritariamente por la comunidad internacional.

Marruecos parece cumplir con los requisitos de la FIFA, que exige un aforo mínimo de 40.000 espectadores para que un estadio sea designado como sede, que se eleva hasta los 60.000 asientos en el caso de las semifinales y los 80.000 para la final. El órgano mundial del fútbol reclama además campos de entrenamiento para los equipos, una amplia fan zone para los seguidores de las selecciones y una red de transporte público y de aparcamientos a la altura de la magnitud de los eventos. También prescribe una oferta de entre 12.000 y 24.000 plazas hoteleras, en función de los encuentros.

El coste de la organización del Mundial de 2030 para Marruecos ha sido estimado en unos 52.000 millones de dirhams (cerca de 4.800 millones de euros) por el banco Société Générale de Maroc, según un informe citado por el portal digital informativo Le360. Este monto, del que la mitad correrá a cargo del Estado marroquí, se situaría en algo menos de la tercera parte del presupuesto total previsto de la candidatura junto con Marruecos y España.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.
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