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Geraint Thomas regala al francés Armirail la ‘maglia’ rosa del Giro de Italia

En Cassano Magnago, segunda victoria de etapa del alemán Denz en tres días, al final de una escapada a la que el Ineos dio 21 minutos de ventaja

Armirail, en el podio con la maglia rosa.
Armirail, en el podio con la maglia rosa.LUCA BETTINI (AFP)
Carlos Arribas

Geraint Thomas y Primoz Roglic son dos leones viejos que pelean a la defensiva, más pendientes de no recibir zarpazos que de propinarlos, pacientes ecónomos que esperan, esperan, y ahorran. Son amigos y residentes en Mónaco. Sus hijos juegan juntos en el parque y ellos se vigilan y juegan con el Giro, en el que no ocurre nada que no sea la lucha por la victoria de etapas –segundo triunfo en tres días para el alemán en fuga y en racha Nico Denz en Cassano Magnago, el pueblo de Ivan Basso, en las puertas de Milán, adonde llegó el pelotón de regreso de Suiza tras la travesía del gigante Sempione, el Simplon del Orient Express, y el descenso, 35 kilómetros, hacia las orillas plácidas y quebradas del Lago Mayor—y los pequeños trucos de prestidigitación de los favoritos, que dan como resultado, al final de la 14ª etapa, dos tercios ya consumidos, que un francés desconocido de 29 años, Bruno Armirail --rodador todoterreno, apreciado gregario, un gigante de 1,90 metros que en su carrera no ha ganado más que un campeonato de Francia contrarreloj-, se convierta en el cuarto líder del Giro tras el enfermo Evenepoel, el noruego Andreas Leknessund y Thomas.

No hay cachorros ingenuos que puedan romper la dinámica de la parálisis.

Roglic, de 33 años, tres Vueltas ganadas y un Tour perdido, está satisfecho porque es el único de todos que ha atacado un día, cinco minutos de esfuerzo en la cuesta de los Capuchinos, y solo Tao, retirado por caída, y Thomas resistieron a su rueda. El esloveno se forra todos los días ambas piernas de emplastos y vendas que hacen ver que ha sufrido caídas, y deja caer que no está tan bien como parece, que sufre, que no está al 100% y que no piensa moverse, que le basta con respirar profundo hora tras hora en la nuca de Thomas, del que se encuentra a solo dos segundos en la general.

El galés, de 36 años, un Tour ganado, decide que ya se ha desgastado lo suficiente, él, y su equipo, un Ineos al que solo le quedan seis corredores, y que no es mala idea dejar la maglia rosa que tanto pesa tantos días tontos a un corredor de otro equipo que la pueda considerar un regalo y se lo agradezca. Subiendo a los 2.000 metros del Sempione se forma una fuga de 29. Todos están fuera de juego en la general. El más cercano a Thomas de entre ellos, Armirail, se encuentra a 18m 37s en la general. Gran iniciativa del Movistar. Estrategia de altos vuelos. Su sprinter colombiano, Fernando Gaviria, se cuela en la escapada. Le acompañan Carlos Verona, que al frente de todos asciende el Sempione –20 kilómetros interminables, una hora—al ritmo que le dicta el colombiano, y Will Barta, norteamericano de Boise, Idaho, preparado para cerrar huecos en los últimos kilómetros. El plan revienta a 62 kilómetros de la meta, cuando ataca Alberto Bettiol, un ganador en Flandes al que la lluvia y el frío, y el sufrimiento estúpido que le generan, pone de tan mal humor como a los aficionados y a todos sus compañeros -“en mi vida había pasado tanto frío”, dice el italiano, que hace explotar la fuga y se equivoca en el sprint y no gana, lo que aumenta su rabia; “no era fácil permanecer lúcido después de 200 kilómetros. Solo deseo a todos los que han escrito tantas cosas de nosotros que soporten lo que hemos tenido que soportar nosotros en la cima del Sempione”- y ni Verona ni Barta pueden cerrar el hueco. Los Movistar están muertos. De su vigilancia se evaden, poco a poco, en pequeños grupos, una docena de corredores que se juegan la victoria en las calles empapadas del pueblo de Basso. Gana Denz, que al celebrarlo levantando los brazos le da inadvertidamente un golpe en la cara con la mano derecha al desafortunado peleón canadiense Derek Gee, tres veces segundo en este Giro, que intenta apurarle hasta el último golpe de riñones.

Sumamente agradecidos a la decisión de su líder galés y de su director, Matteo Tosatto, los gregarios del Ineos marchan lentos, a ritmo de paseo, mirando el cronómetro, con cuidado para no pasarse ni quedarse cortos. A su rueda, sin inmutarse, el pelotón llega a 21m 11s de Denz, y a 20m 18s de Armirail, nuevo líder del Giro con 1m 41s de ventaja sobre Thomas. Su equipo, el Groupama, cargará con el peso de la carrera en la pesadísima etapa del domingo, 195 kilómetros por la Lombardía profunda de montañas y bosques, cuatro puertos insidiosos y descensos peligrosos, hasta Bérgamo.

En la meta se repite el ritornello de todos los días, el Giro comienza mañana. El ciclón atmosférico, fruto de la lucha de los vientos africanos y los aires fríos del norte, se aleja. Los viejos leones reposan.

Así ha sido la clasificación de la 14ª etapa:

PosiciónCorredorEquipoTiempo
1Nico DenzBora-Hansgrohe4:37:30
2Derek GeeIsrael-Premier Tech4:37:30
3Alberto BettiolEF Education4:37:30
4Laurenz RexIntermarche-Circus-Wanty4:37:31
5Davide BalleriniQuick-Step4:37:31

Así queda la clasificación general:

PosiciónCorredorEquipo Tiempo
1Bruno ArmirailGroupama-FDJ56:17:01
2Geraint ThomasIneos Grenadiers+1:41
3Primoz RoglicJumbo-Visma+1:43
4Joao Pedro AlmeidaUAE Team Emirates+2:23
5Andreas LeknessundTeam DSM+2:23

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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