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Walter Tavares: “El miedo al fracaso me ha hecho ser quien soy”

El pívot del Real Madrid habla de sus duros inicios en el baloncesto, su mala experiencia en la NBA y su evolución como jugador

Walter Tavares
Walter Tavares, este martes en una de las pistas de baloncesto de Valdebebas.Álvaro García
Juan Morenilla

Edy. Detrás de un nombre tan cortito se esconde un hombre interminable. A Walter Tavares (Maio, Cabo Verde, 30 años) todo el mundo le conoce como Edy, el nombre que quería ponerle su padre, un marinero que pasaba seis meses al año fuera de casa. Pero la madre, dueña de una tienda, registró como Walter al recién nacido, uno de los seis hijos de la pareja. Y así quedó la historia. Hoy aquel niño mide 2,21m y es el jugador de baloncesto más dominante en Europa. El pívot del Real Madrid es un coloso en la pista, una de las grandes armas de su equipo ante la Copa del Rey que comienza mañana en Badalona. Fuera, esconde como puede su timidez en ese enorme corpachón. En su interior sigue vivo el niño de Cabo Verde. Y los ojos se le iluminan cuando recuerda sus orígenes.

Pregunta. ¿Cómo es Maio, el lugar donde nació?

Respuesta. Es una isla de unas 8.000 personas, una isla humilde. Lo más importante que tenemos es la gente, el paisaje, la playa. Cuando llegas a Maio tienes guía turístico gratis porque todo el mundo quiere mostrar nuestros recursos. Siempre me gusta ir, es como empezar de cero. En Maio recargo la batería. Hago campus de baloncesto para dar oportunidades a los niños.

P. ¿Es cierto que apenas había canastas cuando era niño?

R. Había canastas, pero los chicos que jugaban al fútbol las rompían para tener el campo para ellos solos. Las canastas duraron poco tiempo. Cuando yo quise jugar, busqué canastas por la isla, pero estaban todas en el suelo reventadas. Yo estaba obsesionado con el fútbol, aunque mis amigos me decían que lo dejara porque era demasiado alto. Probé el balonmano, porque mi madre lo jugaba. Del baloncesto solo conocía la marca Jordan por las sudaderas y las camisetas.

P. ¿Qué aprendió de sus padres?

R. Sacrificio. Mi madre trabajaba en una tienda que vendía de todo. Ella nunca estaba parada esperando el dinero que enviaba mi padre. Siempre ha querido ser independiente y ganar su propio dinero. Eso me marcó. Y mi padre estaba seis meses al año en el barco y seis meses en casa. Era una vida dura. Trabajaba en un barco grande de contenedores. A veces nos mandaba fotos del mal tiempo, de las olas gigantes. Los helicópteros tenían que rescatarles. Era muy impactante para mí ver que mi padre se iba al mar y no sabía si iba a volver. Me enseñaron a ganarme las cosas por mi cuenta.

P. Le ficharon desde Gran Canaria por unas fotos. Cuando llegó a España, ¿qué sabía de baloncesto?

R. Me costaba todo. No sabía ni caminar bien. Un entrenador me vio bajar las escaleras y dijo que yo no podía jugar al baloncesto. Vine sin ninguna base, con anemia, muy flojo de todo. Me dolía todo el cuerpo, los hombros cuando hacíamos ejercicios debajo del aro. Pero no había otro camino. Era eso o volver a mi país para que me dijeran que había fracasado con la oportunidad que me habían dado. Ese miedo al fracaso me ha hecho ser quien soy.

P. ¿Es cierto que fichó por el Madrid por Cristiano Ronaldo?

R. Sí. Esa fue una de las razones. Pero siempre quise jugar en el Madrid, pensaba estar un año aquí y luego ir a la NBA. La equipación blanca siempre me ha encantado.

P. ¿Cómo es fuera de la cancha?

R. Tímido. No me gustan los focos. Pero midiendo 2,20 es difícil no llamar la atención cuando voy al cine o a pasear al parque del Retiro con mi familia. La gente empieza a perseguirme.

P. ¿Su hijo también es alto?

R. Va por el camino. Tiene las manos y los pies grandes. Ahora tiene un año y estamos mirando guardería para él. Los niños de su edad le llegan a la mitad.

Tavares, este martes tras el entrenamiento en Valdebebas.
Tavares, este martes tras el entrenamiento en Valdebebas.Álvaro García

P. ¿En la pista se siente ya un líder?

R. Cuando empecé no quería ser agresivo, no quería hacer daño a nadie por mi tamaño. Pero me di cuenta de que debía ser agresivo, tener hambre de ganar. Para líder ya tenemos a Sergi [Llull]. Yo soy líder en el esfuerzo y en el ejemplo.

P. ¿Ahora hace más cosas en ataque, es más referencia ofensiva y no solo defensiva?

R. Sí, no me pongo techo. Me gusta hacer de todo, taponar, robar, pasar, anotar, no limitarme a una cosa sola. Este año se nota más porque el entrenador [Chus Mateo] me da mucha más confianza y libertad. Intenta siempre tenerme en el juego.

P. ¿Por su tamaño cree que le pitan muchas faltas en contra y pocas a favor?

R. Siempre me ha costado mucho entenderlo. Yo no tengo culpa de ser muy alto para que me piten tantas faltas. Por ser más alto y más fuerte, los árbitros permiten que me den más y no me tratan igual a mí. A veces a 300 pulsaciones por ahora no mides bien a la hora de hablar con los árbitros, me sale automático el gesto de abrir los brazos para protestar y me echan bronca por eso.

P. ¿En qué pívots se fija?

R. En Marc Gasol. Es muy completo. Da igual la edad que tenga [38 años], si juega corriendo o caminando. Sigue teniendo mucho impacto. De la NBA me gustan Embiid y Jokic porque tienen mucho talento en ataque.

P. ¿Cómo ha cambiado el juego del Madrid de Pablo Laso a Chus Mateo?

R. Chus ha intentado mantener lo bueno que había antes y poner su toque de entrenador. Nos pide que corramos libremente cuando podamos. En el juego estático, no perder pelotas. Son los dos unos entrenadores muy ganadores que han compartido tiempo juntos. Lo importante es ganar y ya está.

P. En la NBA solo jugó 13 partidos entre Atlanta y Cleveland. ¿No disfrutó?

R. No, no disfruté mucho. Si no juegas... Pero me sirvió porque si no hubiera vivido esa época no sería tan fuerte mentalmente como soy ahora para soportar todo lo que pasa en los partidos. Sé manejar mejor las emociones, tener templanza. En la NBA llegué a odiar el baloncesto. Solo entrenaba y no jugaba. Yo quería competir, jugar, ganar.

P. ¿La NBA es ya una puerta cerrada?

R. No lo sé. Aquí soy muy feliz, me siento importante y querido. Ya lo veremos.

P. ¿En España ha vivido algún episodio de racismo?

R. No. Hay casos aislados. Aquí nunca he pasado por una situación así. A veces te encuentras a alguien que dice algo que no debe, pero nunca he notado el racismo en España. Me da mucha rabia y pena que fuera piensen que es un país racista. No lo es. Hay muchísimos inmigrantes. Llevo más de 10 años en España y nunca me ha pasado nada. Lo que sucede con Vinicius es porque tiene un estatus muy alto. Es algo puntual.

P. ¿En algún momento ha podido nacionalizarse español?

R. Siempre he querido, pero como Cabo Verde tiene una base de baloncesto pequeña, he seguido en esa selección para ayudar. Jugar con España me gustaría mucho, pero tiene mucho más talento y recursos que Cabo Verde. Jugar con mi país y poner un granito de arena me importa mucho. Si no, iba con España de cabeza todos los veranos sin fallar ninguno.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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