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Anne Teresa de Keersmaeker baila las ‘Variaciones Goldberg’ en el Mercat de Barcelona: “¿No danzan las estrellas, los animales, las nubes y las olas?”

La artista presenta su famoso solo sobre la obra de Bach como parte del festival Temporada Alta y afirma que a sus 64 años no se plantea dejar de actuar

Anne Teresa de Keersmaeker, en un momento de su coreografía sobre las 'Variaciones Goldberg' de Bach.
Anne Teresa de Keersmaeker, en un momento de su coreografía sobre las 'Variaciones Goldberg' de Bach.ANNE VAN AERSCHOT
Jacinto Antón

Anne Teresa de Keersmaeker y las Variaciones Goldberg, ¿se puede desear más para una velada de danza? La célebre bailarina y coreógrafa belga (Mechelen, 64 años), fundadora de la compañía Rosas, se presenta en el Mercat de les Flors de Barcelona el jueves y el viernes con su solo sobre la famosa obra de Johann Sebastian Bach (The Goldberg Variations BWV 988), interpretada al piano en directo por Alain Franco, como parte del festival Temporada Alta de Girona en su extensión a la ciudad de Barcelona. De Keersmaeker afronta esta pieza, creada en 2020 y en la que continúa su diálogo con el compositor que incluyó ya coreografiar los seis Conciertos de Brandenburgo, en la consideración de que la música de Bach es una celebración de la vida y puede contribuir a ofrecer un contrapunto ―precisamente― de armonía y luz en un mundo en sombras.

La artista, nombrada baronesa Keersmaeker en 1989 por el rey Alberto II por sus servicios al arte (un detalle que hubiera encantado a J. S. Bach, que nunca alcanzó en vida el reconocimiento que merecía como compositor de algunas de las cumbres de la música), ha presentado esta mañana su espectáculo, ha reflexionado sobre el acto de bailar y ha afirmado que ella continuará haciéndolo y no se plantea dejar los escenarios. Es la primera vez que Anne Teresa de Keersmaeker actúa en el Temporada Alta, aunque siente que es una presencia “continuada” en el Mercat y considera Barcelona y Sevilla como sus puertas de entrada más estables en España. Ha señalado que se tomó su vuelta a Bach con las Variaciones como una forma de celebrar sus bodas de oro con la danza (empezó a bailar, ha dicho, a los diez años).

La obra de Bach, las eternas, inmutables variaciones —compuestas para aliviar el insomnio del conde Hermann Carl von Keyserlingk y que las interpretara para él el clavicordista de su corte, el tal Goldberg (Johann Gottlieb Goldberg, alumno aventajado de Bach y que podía tocar partituras boca abajo, las partituras)—, le parecen a De Keersmaeker algo que hace ir más allá de la experiencia humana. De Bach dice que en su música “siempre hay una invitación a moverse” y “tiene mucho que ver con modular el espacio”. Sobre todo, “Bach es una apuesta de belleza y armonía”.

Para la artista, volver a Bach cobra especial sentido en momentos críticos como los que atraviesa la humanidad actualmente. “Estas Variaciones son un intento modesto de curar en la medida de lo posible y hacer algo más armónico el mundo”, ha sostenido; “soy consciente de que los problemas que afrontamos tienen una escala inmensa, y uno se pregunta cuál ha de ser el papel hoy de la cultura, del arte y de la danza, y yo creo que es tratar de proporcionar algo de esa armonía, invitar a pasar un tiempo juntos, compartir un espacio y tiempo luminosos”.

Del hecho de que, con 64 años, se enfrente a dos horas de exigente solo en el escenario, ha recalcado que siempre se ha sentido “más bailarina que escenógrafa”, y que en su carrera ha habido muchos solos. Y ha dejado una preciosa reflexión sobre la edad: “El cuerpo es el lugar en el que se experimenta el paso del tiempo de manera más directa”.

Ha continuado: “He sentido el deseo de bailar desde niña, y nunca me ha abandonado. Mi relación con el mundo la entiendo a través del baile. Para mí la danza tiene ese nivel esencial festivo, de celebración, que lo abarca todo”. Y ha dicho, embargada de una extraña emoción contenida como las Variaciones: “¿No baila todo?, ¿no bailan las estrellas, los animales, las nubes y las olas?”. Y ha añadido: “Doy gracias a Dios porque todavía puedo bailar. Requiere mucha disciplina diaria hacerlo y no siempre es fácil eso. Hay que buscar constantemente la fuerza y el equilibrio”.

Al preguntarle por la versión de las Goldberg de Glenn Gould y la mística de la pieza, De Keersmaeker ha reflexionado: “No sé hasta qué punto Gould tiene que ver con ese aspecto. Como intérprete fue bastante radical y creo que fue muy bien comercializado entre comillas. Mucha gente descubrió las Goldberg por Gould como las suites para violonchelo por Pau Casals. Quizá su versión es excesivamente corta. No podemos olvidar a otros muchos pianistas fabulosos que las han interpretado. Sí, me gusta la versión de Gould, mucho, pero me parece que hay otras igual de válidas”.

En cuanto a la dicotomía racionalidad/espiritualidad en las Variaciones, “no veo que haya una división tan clara; yo intento que no estén divididas, trato de que celebren el cuerpo en todos sus aspectos, de manera aritmética, geométrica, y a la vez emotiva. Con Bach se habla mucho de distancia, de matemática, pero eso no es lo que es Bach. Bach lo integra todo de una forma fantástica. Glorifica lo Innombrable. Con un sentido increíble de las proporciones, de la claridad, de la vida y de la celebración. Es como un trazo de la infinitud. Impregnada a la vez de un poderoso y conmovedor sentimiento de la mortalidad, Bach, hay que recordarlo tuvo mucho contacto con la muerte, perdió a su primera esposa, y diez de sus veinte hijos murieron antes que él. Su música celebra la vida para recordar el hecho de que venimos del infinito y volveremos al infinito”.

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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