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Guía de lectura de Jon Fosse, el nuevo premio Nobel de Literatura

El escritor noruego es un autor independiente, alejado de modas y manías, con una intensidad narrativa y una profundidad poco habituales

Jon Fosse Premio Nobel de Literatura 2023
El premio Nobel Jon Fosse, en una fotografía de 2021.Jessica Gow (TT News Agency via AFP / Contacto)
Juan Arnau

Según los académicos del Nobel de Literatura, Jon Fosse ha recibido el galardón “por sus obras innovadoras y su prosa que dan voz a lo indecible”. El premio es una buena noticia para la literatura. Un autor independiente, alejado de modas y manías, con una intensidad narrativa y una profundidad poco habituales. Estamos ante una de las voces literarias más interesantes y versátiles del mundo. Su prestigio como dramaturgo es incuestionable. La verdad habla mediante el engaño. Algunos lo llaman el nuevo Ibsen, es el dramaturgo noruego más representado después del gran Henrik. Sus obras teatrales tienen poco que ver con el drama tradicional. Más que la acción externa, son los conflictos y las tensiones internas los que impulsan el drama. De un modo poético que se ha dado en llamar teatro posdramático. Las emociones son tratadas con austeridad y una feroz simplicidad poética.

Las novelas de Fosse no se quedan a la zaga. Las más importantes ya han sido traducidas al castellano, así como a decenas de otros idiomas. Hablan de la religión, el arte y el alcohol. También de experiencias místicas no buscadas. El lector encontrará en ellas ese temor y temblor tan característico de la literatura escandinava. Fosse no solo ha logrado crear un estilo propio, sino casi una nueva forma literaria, más vanguardista que experimental.

Fosse significa en noruego cascada. Procede de un pueblo con ese nombre que está presidido por un torrente de agua que desde lo alto se desploma sobre el fiordo. Lo que cae del cielo es importante en todas sus novelas. Fosse, además, es heterónimo de uno de sus grandes personajes, Asle. Viste como él, imita sus ademanes y comparte algunos de sus hábitos. Su prosa está despojada de todo adorno. Aunque lista entre sus influencias a Samuel Beckett, Georg Tarlk y Thomas Bernhard, sus personajes me recuerdan a El extranjero de Camus o El Túnel de Sábato. Su estilo, con sus juegos hipotácticos y sus fraseos repetitivos, reivindica la musicalidad, tiene algo de Beckett, de Joyce y de Bernhard. Entre los pliegues de sus oraciones prosa se adivina el silencio. Ese que Fosse conoció en su juventud, cuando se sentaba en silencio junto a los cuáqueros.

En España, su gran obra, Septología, ha sido publicada por De Conatus en cuatro volúmenes, gracias a la visión de Silvia Bardelás y las magníficas traducciones de Cristina Gómez Baggethun y Kristi, su madre. El mismo sello ha publicado también Trilogía, un libro hipnótico, de una prosa sencilla y directa, que bien puede servir de introducción al autor. Lo biográfico se entrelaza con una realidad de corte onírico, centrada en un primer amor y una pareja de adolescentes que intenta sobrevivir en un mundo hostil. Más recientemente, en coedición con Nordika, se ha publicado Mañana y tarde.

Septología es una novela más filosófica. Es curioso, porque no se trata de una novela de ideas. Por debajo de la trama discurre una tensión apenas perceptible entre la luz y la oscuridad. Un tema que está presente desde la primera frase. Por encima, la encrucijada del yo, de lo que Borges llamaba “la nadería de la personalidad”. Los títulos no dejan lugar a dudas. Tres novelas publicadas en cuatro volúmenes: El otro nombre, Yo es otro y Un nuevo nombre, esta última finalista en el International Booker Prize en 2022. Desde la editorial me comunican que la obra, en un único volumen, aparecerá a finales de mes.

Un sentimiento de aislamiento psíquico amenaza la vida de los personajes de Fosse. Cada personaje recuerda a una de las mónadas sin ventanas de Leibniz. El protagonista, Asle, es un pintor reconocido que no es capaz de establecer vínculos con los demás. Vive solo al borde del mar y apenas se relaciona con la gente. Solo con Ales, su amada, mediante un vínculo absoluto. Seguirá buscando ese lazo después de la muerte de ella.

Fosse decidió hacerse escritor después de tener una experiencia cercana a la muerte (ECM) con siete años. Lo cuenta en Scenes from the Childhood y se parece a una experiencia psicodélica. Se ve sepultado por una avalancha (aunque sabe que no es una avalancha). La realidad aparece como un sueño y el sueño como una realidad marcada por el brillo de una piedra gris. Se ve tumbado en una camilla, la gente lo rodea, lo evacuan en avión a un hospital. Lo sorprendente, dice, es que él es las piedras de la avalancha que se deshacen y vuelven a formarse hasta que aparece una luz, la luz de la nada, la luz del amor en la piedra. No tiene miedo a morir porque las piedras le dicen que el amor existe, que el amor es. Desde entonces ve el mundo de otra manera.

El episodio dice mucho de la intensidad psíquica que traspira la prosa de Fosse, aparentemente sencilla. El cuadro pictórico y la oración son temas recurrentes. Lo visto y lo escuchado. También el miedo sin objeto, la oscuridad luminosa o algunos excursos teológicos, a veces suprimidos por su editora. La experiencia de su lectura inspira la búsqueda de un ritmo secreto a través de las palabras. Todas ellas forman parte de una alquimia que busca la transformación del yo, un nuevo hombre y un nuevo nombre. La oración literaria no se distingue aquí de la religiosa. Un tono singular y ciertamente antimoderno, que deriva en su conversión al catolicismo en 2013 (una excentricidad para un noruego) después de una vida desatada. Una dimensión, extemporánea, que da un brillo particular a su obra, pero que no es lo más importante en ella.

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