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Florent: el motor sónico de Los Planetas tiene una historia que contar

El guitarrista y compositor, el más hermético y misterioso del grupo granadino, edita su primer disco en solitario y se presta para poner luz sobre una trayectoria influyente e incómoda

Florent posaba el día 4 en la calle Jesús de Madrid.
Florent posaba el día 4 en la calle Jesús de Madrid.Claudio Álvarez
Carlos Marcos

“De todas formas, lo mío es insignificante comparado con otras historias más potentes y vertiginosas. No he sido un personaje de Perros callejeros ni he atracado ningún estanco. Podría haberlo hecho, no te voy a decir que no, pero no lo hice. A cambio, estuve en un grupo de rock”.

Florent Muñoz sigue en una banda de rock, nada menos que Los Planetas, pero ha querido utilizar el pasado porque habla de una etapa de su vida donde pasó de ser el motor sónico del grupo granadino a estar metido en un motor, en permanente estado de aturdimiento. A sus 54 años, el guitarrista y compositor de Los Planetas sigue manteniendo ese aspecto que definió una de las imágenes icónicas del indie español noventero: delgado, camisa a cuadros, gafas de sol, gesto adusto. Eso para las fotos (que se hicieron en Madrid, dos días después de la charla con él en Granada). Cuando empieza a conversar se muestra cercano, bromista. Acaba de editar su primer disco en solitario con un grupo que ha llamado Florent y Yo. El trabajo se titula igual, ha sido producido por Carlos Díaz y no interviene nadie de Los Planetas. Lo acompaña el interesante grupo afincado en Madrid Melange. Y él se atreve, por primera vez, a escribir y cantar.

En cuanto entramos en un bar del centro de Granada encuentra a unos conocidos, los responsables de la célebre tienda de discos Bora Bora. Se saludan, cuentan alguna anécdota, ríen. Hablan de Alan McGee, el escocés que fundó la discográfica Creation y lanzó las carreras de Oasis, Primal Scream o My Bloody Valentine. McGee se ha mudado a Granada. Otro más seducido por el magnetismo de la ciudad andaluza. “Vivo a unos 30 kilómetros de aquí. Me cansé un poco del centro, necesitaba algo más tranquilo”, apunta Florent. Ha venido en moto. Vive con su pareja, Alicia Díaz, que ha participado en alguna letra del disco (como la cañí Rumba de mi estado de alarma), y con el hijo de ambos, Florent, un chico de 11 años que apunta maneras futboleras. “Está feo que lo diga su padre, pero sí, juega bien. Está en un equipo y hay partidos todos los fines de semana. Allí vamos todos. ¿Qué si le gusta Los Planetas? Sí, y también Rosalía o Bad Bunny. Y me parece estupendo”.

Florent en el primer concierto de Los Planetas, a principios de los noventa en la sala Planta Baja de Granada.
Florent en el primer concierto de Los Planetas, a principios de los noventa en la sala Planta Baja de Granada. imagen cedida por el artista

A Florent siempre se le ha visto en planos lejanos cuando se traza la historia de Los Planetas. El vocalista, Jota (Juan Rodríguez), y la explosiva personalidad del batería, Eric Jiménez, no han dejado pintar la verdadera personalidad del guitarrista. Incluso Banin, guitarrista y teclista que se incorporó más tarde, suma más protagonismo mediático. Florent arrastra una fama de hermético y misterioso. “Está claro que no soy Joaquín, el del Betis”, bromea. “Me gusta ser más observador que hablador. Mi carácter es para adentro, introvertido. No soy una persona que se abra a la primera, tiene que haber feeling. Pero no soy raro”. Y comienza a contar su historia…

Su padre fue un militar madrileño destinado en Ceuta. Allí conoció a una ceutí, se casaron y nació Florent en un hospital de la orilla africana, cerca de Gibraltar, en Ceuta. Cuando Florent tenía siete años, el ejército trasladó a su padre a Granada y se asentaron en la ciudad de la Alhambra. “La querencia musical me viene por mi padre. Tocaba el piano y la guitarra en una banda militar. Recuerdo que actuaban en la ceremonia del Trofeo Carranza, en Cádiz. No era el típico militar autoritario e intolerante. Fue muy respetuoso con mis decisiones. De hecho, tanto él como mi madre estaban más políticamente a la izquierda”. En el mueble de los vinilos, su padre acumulaba una buena colección: clásica, bandas sonoras, jazz, singles de Los Diablos, Los Brincos. Al crío le fascinaba cuando su progenitor pinchaba los discos. Con sus primos mayores descubre el rock: los Rolling Stones, Leonard Cohen, Pink Floyd. “Me quedaba embelesado, atrapado. En aquella época encontrar un buen equipo de música y una buena discografía era dar con un mundo nuevo y fascinante”, apunta.

Ya en Granada, el primer músico al que conoce es Eric Jiménez, futuro batería de Lagartija Nick y de Los Planetas. “Eric se enamoró y se casó muy joven con una vecina mía”, recuerda entre risas. “Teníamos un amigo con una apreciable discografía: The Church, Siouxsie and the Banshees, Derribos Arias, Kaka de Luxe, Pegamoides…”. Su encuentro con Jota significa para el indie español lo mismo que para el rock and roll el que tuvieron Mick Jagger y Keith Richards en un tren de Dartford. Los dos líderes de Los Planetas tuvieron su primer contacto con un tablero de ajedrez de protagonista. “Nos conocimos en un pub de Granada donde quedaba un grupo de gente para echar partidas de ajedrez. Cuando vi a Jota allí, jugando al ajedrez, lo recordé: ‘Coño, este es el tío que me encuentro mucho en Electrodomésticos Sánchez en la sección de discos’. También nos habíamos visto en una tienda de instrumentos, viendo guitarras”. Florent cursaba primero de Derecho (carrera que terminó) y Jota repetía COU. “Jota era un bicho. Muy malo para los estudios, y muy inteligente. De estas personas inteligentes que les jode estudiar”. Comenzaron a quedar, a conversar sobre la música que les apasionaba: Echo & The Bunnymen, El Pecho de Andy, The Jesus and Mary Chain… En aquella época, finales de los ochenta, aquellos grupos podían calificarse como pop-rock vanguardista en comparación a clásicos como la Creedence o The Who. Eran los modernos de Granada.

Los Planetas actuando en octubre de 2021 en Ifema, Madrid. En primer término, Jota; al fondo, Florent.
Los Planetas actuando en octubre de 2021 en Ifema, Madrid. En primer término, Jota; al fondo, Florent. Aldara ZN (Redferns)

Jota, con más capacidad económica, se surtía de novedades. “Yo era más de cinta de casete, clase media normal”, explica Florent. “El padre de Jota tenía negocios, fue inteligente a la hora de invertir, y le fue bien. Jota vivía bien: coche, moto… Yo, si acaso, una vespino [risas]. Pero él siempre fue un tipo generoso. Lo suyo era tuyo. Tenía más discos que yo, pero me los prestaba”.

En 1991 empiezan con Los Planetas. “Hemos aprendido componiendo nuestra propia música. No hemos hecho versiones ni copiado. Desde el minuto cero teníamos la intención de crear lo nuestro. Esa era la apuesta. Esa visión de la música tan chula es lo que nos hizo ir de la mano”, asume Florent. Son 30 años ya como referente del rock alternativo español y 10 discos largos, el último Canciones del agua, en 2022.

“Sin Jota y Florent, La Bien Querida no hubiera existido. Su sonido me marcó y me motivó para empezar a componer mis propias canciones”, apunta para este reportaje Ana Fernández, La Bien Querida, que es solo un ejemplo de la expansiva influencia de los granadinos en las generaciones posteriores y hasta hoy.

Y como marca distintiva, el sonido de guitarra de Florent, esa espesa liturgia psicodélica en algunas canciones que se pone más ligera cuando el grupo decide hacerse más accesible. “Yo hago las canciones con su estructura y su melodía. Solo falta que alguien las cante y escriba la letra. Y ahí entra Jota”, explica sobre su forma de trabajar.

David López es músico, dirige la discográfica Limbo Starr y fue el responsable de llevar a Los Planetas en su etapa en RCA (sus primeros discos): “Florent es un guitarrista único. No es nada sencillo conseguir ser reconocible entre tantos, más partiendo de unos presupuestos básicos y alejados del virtuosismo”. ”Su estilo musical ha marcado una época en la música española”, señala Antonio Arias, líder de Lagartija Nick”.

Los Planetas han sido una banda referencial para todo el que se moviese entre los 20 y los 30 años en los noventa. Hace unas semanas, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (que tenía 22 años cuando el grupo editó su primer disco en 1994, Super 8), utilizó Twitter para felicitar a los granadinos: “Hoy se cumplen 25 años de esta obra de arte que marcó una época. Muchas gracias a Los Planetas por acompañarme en tantos momentos a lo largo de mi vida”. Florent comenta la anécdota divertido y con cierto orgullo. Se le escapa un: “No está mal, ¿no?”. Sánchez se refiere en el tuit al unánimemente reconocido como el mejor álbum del grupo, Una semana en el motor de un autobús, de 1998.

Otra imagen del músico granadino, el día 4 en Madrid.
Otra imagen del músico granadino, el día 4 en Madrid. Claudio Álvarez

Aquel disco supuso un antes y un después para Florent. Y no solo en lo musical: la declaración del principio de este artículo se refiere a esta época. “Estaba en primero de la carrera cuando probé la heroína por primera vez, con 19 años. Fue como una especie de ceremonia. Ahí estaban la Velvet Underground y Spacemen 3, grupos que nos encantaban y que hablaban en sus canciones de drogas duras. Y la literatura de William Burroughs. Era verano, que es la época donde pasan las cosas: amores, viajes… Fue como un conocimiento profundo de lo que es la vida. Muchos de tus planteamientos, de las dudas, de pronto se disipan, desaparecen y lo ves todo clarificador. Toda la música que escuchas tiene un sentido, y es como en tres dimensiones. Es un viaje potente gracias a una droga milenaria. Pero, claro, no eres consciente de que todo lo bueno que te está dando se va a convertir en algo muy malo. Y te enganchas”. El guitarrista descuidó por algún tiempo sus ocupaciones en la banda y se temió que se descolgara del proyecto. Era justo cuando empezaba el proceso de creación de Una semana en el motor de un autobús. Jota escribió para él canciones hoy clásicas del repertorio del grupo, como Desaparecer, Línea 1 (en referencia al autobús granadino que llegaba hasta el polígono, donde se trapicheaba con la droga) o Segundo premio. Son letras que oscilan entre la rabia por no contar con su compañero y el deseo de que vuelva.

“Quería salir de esa rutina perniciosa porque me estaba jugando lo que tenía: el grupo y mi propia vida. No solo estaba la posibilidad de que me echaran de Los Planetas, sino de que me muriera en cualquier esquina”, explica. El manager de Los Planetas en aquella época, Paco López (de Attraction), acogió al guitarrista en su casa durante tres meses. Y, allí, en un ambiente familiar y escuchando a Miles Davis, Florent se limpió y llegó a tiempo para unirse a la elaboración del disco. “Siempre se lo agradeceré a Paco. Tuvo la valentía y la generosidad de acogerme y cuidarme. Y a Jota también. Su ayuda directa e indirecta me forzó a que saliera de ese caos. Yo solo me metí en eso y pude salir. Ahora puedo contarlo. Si sales vivo de aquella experiencia te hace más fuerte”, reflexiona.

Los Planetas y todo el ceremonial que los rodea siguen en marcha y nadie les discute su influencia y su ambición por evolucionar, ya sea arrimándose al flamenco o encarándose con la situación política, como en su último trabajo. “En la vida de Los Planetas ha habido muchas luces y pocas sombras, y la mayoría de los conflictos han sido siempre provocados desde fuera, por managers o discográficas”, cuenta. Sobre su resistente relación con Jota, apunta: “Siempre ha habido respeto y cariño. Jota sigue siendo mi mejor amigo. Y nos encontramos en la música, ese es nuestro terreno”.

Los Planetas son hoy tipos de mediana edad, la mayoría padres, con mucho vivido y con inquietudes artísticas paralelas. Se toleran y agradecen las bifurcaciones. Jota anda metido en un proyecto donde pone música al cine de Iván Zulueta, Banin participa en grupos como Los Pilotos (con Florent), Eric Jiménez toca con Lagartija Nick y escribe libros sobre su agitada vida, y Florent acaba de publicar su primer disco en solitario. “Alguien me comentó que durante la pandemia el cantante de Brian Jonestown Massacre componía un tema por día. Decidí hacer lo mismo. Mi idea era trabajarlos con Los Planetas, pero cuando nos reunimos Jota me dijo que tenía 10 temas nuevos y que le gustaría que fueran en el disco de Los Planetas (Las canciones del agua). Así que me llevé mis canciones a casa y las fui trabajando hasta completar el disco”.

Florent canta por primera vez (con una voz melancólicamente enigmática) y elabora las letras. “Me di cuenta del poder que tiene escribir canciones. Nunca había vivido esa sensación: jugar con el doble sentido, los mensajes…”, comenta. Los textos hablan de la búsqueda, de escapar y de resistir. “Son letras que tratan sobre encontrar un agarre en medio de un naufragio. Puede estar la cosa muy mal, pero siempre hay una solución. Y si no hay una solución me la tengo que inventar. Parece que va a ser un hundimiento total, pero dices: ‘No quiero hundirme, voy a buscar ayuda, a apretar los dientes y a salir de aquí”. Sin pretenderlo, Florent acaba de resumir su historia.

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Sobre la firma

Carlos Marcos
Redactor de Cultura especializado en música. Empezó trabajando en Guía del Ocio de Madrid y El País de las Tentaciones. Redactor jefe de Rolling Stone y Revista 40, coordinó cinco años la web de la revista ICON. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Madrid.

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