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Félix Viscarret: “Soy de psicoanálisis y meditación, pero si alguno prefiere ir a Lourdes, lo defiendo también”

El director ha estrenado ‘No mires a los ojos’, la adaptación de una novela de Millás, con Paco León y Leonor Watling de protagonistas

El director Félix Viscarret, en el hotel Urso de Madrid. Foto: CLAUDIO ÁLVAREZ | Vídeo: EPV
Jesús Ruiz Mantilla

Largo y navarro, Félix Viscarret (Pamplona, 47 años) es algo así como dos metros de nobleza con el pelo —y el alma— revueltos. También un director de cine más que sólido, como ha demostrado en Vientos de la Habana, Bajo las estrellas, a cargo de varios capítulos de la serie Patria y ahora con No mires a los ojos, adaptación de Desde la sombra, la novela de Juan José Millás con Paco León y Leonor Watling como protagonistas. Anuncia ahora un proyecto propio, Una vida no tan simple, que aborda la complejidad de ser padre, admitir que ciertos sueños no van a cumplirse y que la vida consiste en caer de bruces sin perder la dignidad.

Pregunta. Ha traducido usted el mundo kafkiano de Millás en imágenes y para ello ha tirado de Hitchcock o David Lynch. ¿Alguien más?

Respuesta. Eso lo tiene que decir el espectador. Son referentes que tengo, pero en esta película no hemos buscado unos concretos. En el mundo de Millás la mente es muy compleja. Puse hincapié en el punto de vista, en el caso del protagonista, un mirón. ¿Acaso no lo somos todos?

P. Quien no lo admita…

R. Lo de ser mirón tiene algo de reprobable, pero quienes lo somos nos preguntamos cómo podríamos vivir otras vidas, como diría Millás, sin perder nuestra identidad. Lo que hace él es darnos un empujoncito hacia un lugar en el que parece que hay cobijo.

P. ¿Cómo se las arregla para que Paco León en vez de hacernos gracia nos turbe?

R. A mí me produce ambas cosas. Me hace gracia, pero al tiempo me inquieta porque no sabes de qué va a ser capaz. No tener conciencia de los límites nos perturba. Él me tranquilizaba diciéndome que no me preocupara porque a pesar de hacer algo muy oscuro, el público se iba a identificar con lo que encarnara. Me gusta su mirada locoide.

P. ¿Le ocurre a usted como en esta historia, que se queda en los sitios dejándose llevar?

R. En el día a día vamos a la deriva, resolvemos las cosas según nos las presentan. Como dice John Lennon, la vida es eso que sucede mientras hacemos planes. Esquivamos los baches. A menudo parece que somos dueños de nuestra existencia, pero no tanto.

P. ¿Se siente libre o se defiende?

R. Los seres humanos necesitamos siempre dar un paso atrás para ver las cosas. Para sentir, si no la libertad, sí algo cercano a la tranquilidad, conviene hacer eso: apartarnos un poco, mirarnos con distancia y reírnos de nosotros mismos. A lo mejor así arañamos algo cercano al ideal de ser libres.

P. Lo tiene usted esto muy meditado. ¿A base de psicoanálisis?

R. Yo soy muy de psicoanálisis y meditación, es lo que me sirve. Pero si a algunos les viene bien ir a Lourdes, lo defiendo también.

P. No es usted mucho de ponerse en primera fila en las cosas que hace. ¿Se siente raro en un mundo donde lo que prima es el lucimiento?

R. Eso es una pregunta trampa. ¿Provocando mi vanidad?

P. En absoluto.

R. En algunos casos me siento como un astronauta que llega a Marte y debe relatárselo a los terrícolas cuando regresa. Para mí es un honor relatar las galaxias de otros. Pero diré que mi siguiente proyecto es uno muy personal, ahí se verá cuál es la vida de Viscarret.

P. ¿Con sus vicios y perversiones?

R. Sin pasar al delito. Si puedes hablar de locuras y reírte de ellas, al fin y al cabo, resulta inofensivo.

P. ¿De qué va lo suyo?

R. Se titula Una vida no tan simple y trata de ese momento en la vida en que cumples una edad, eres padre y te empiezas a dar cuenta de que ya dejas de ser el protagonista, andas en la cara B y que esos sueños que albergabas no tendrás tiempo de cumplirlos porque la vida es esto.

P. Pero usted ya cumplió su sueño. ¿O no quería ser director de cine?

R. Sí, quería.

P. ¿Y padre?

R. También, pero ahora soy el personaje secundario, y no me importa. Me he convertido en ese padre que le dice a su hija: vale soy un pesado, ríete de mí, pero antes de salir, no puedo evitar preguntarte: ¿Te has abrigado? Ellos son los protagonistas.

P. ¿Qué más sueños tenía?

R. Me gusta ver con humor la vanidad humana, la masculinidad, ese no querer perder ningún tren. Y no puedes llegar a todo. Debes entender que pasamos por olas. Ahora vivo un momento maravilloso. De hecho, mi hija me preguntaba el otro día: ‘¿Por qué te llama ahora todo el mundo?’ Y yo le respondí: ‘Mira Estela, en esta profesión todos se acuerdan de ti a la vez y todos se olvidan de ti a la vez también’.

P. No se hace ilusiones.

R. Será mi naturaleza navarra.

P. Buena gente.

R. Prefiero la bondad a la calidad. Van unidas, también. Los autores que admiro demuestran eso: una coherencia moral sin perder las ganas de aprender y de jugar al tiempo, como vimos que tenía, por ejemplo, Iñaki Gabilondo, que participa en la película.

P. Con un reto máximo: hacer de sí mismo.

R. Eso, lo más difícil. Porque resulta complicadísimo que le pidas a alguien que se interprete a sí mismo, pero con las líneas que le ha escrito otro. Intenta de esa forma ser natural. Jodido, ¿no? Pues Iñaki lo borda.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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