El dormitorio de la niña
Bajos comerciales que hasta ayer mismo eran una mina de oro, hoy no los quiere nadie y se reconvierten en oscuras viviendas
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.
Bajos comerciales que hasta ayer mismo eran una mina de oro, hoy no los quiere nadie y se reconvierten en oscuras viviendas
El escritor se empeña en satisfacer a su padre o en llevarle la contraria, que viene a ser lo mismo. Hay que escribir para las madres
Gran parte de la producción literaria es producto del desencuentro entre dos yoes. La IA solo tiene de momento uno, pero podría surgirle otro que la dotara de voz propia
Debería ser lícito declararse antisistema sin ser asimilado de manera mecánica a la antipolítica o a la ultraderecha
Me parece irritante que la tele, disponiendo de tantos canales, no tenga uno, ni siquiera de pago, que nos permita acceder a contenidos inexistentes, pues de los existentes estamos más que hartos
Cada vez que escribo un artículo se produce una fuga: a cada frase, baja un poco el nivel. Una parte mínima se pierde, se disipa
Terminé el libro odioso con el que maté a una mosca para conjurar el sentimiento de culpa; esa obra acabó gustándome y me convirtió en lector
A un pobre le arreglas el día con un billete de cinco. Pero no cae esa magia económica en el vaso
Pienso si a todos los Leo y a todos los Acuario de España les habrá ocurrido algo parecido. Sería extraordinario, pero por qué no
Lo que usted, amable lector, tiene ante los ojos ahora mismo es la foto de un edificio de oficinas de Madrid, aunque podría pasar por una sucesión de fotogramas de la película de la existencia
La relación entre las palabras y las cosas que nombran las palabras es arbitraria
Sigo unido a aquel salón-comedor, a aquellos dormitorios, también a aquella cocina, y a aquel cuarto de baño en el que se podía llorar con la puerta cerrada
Vi a una pareja joven con una niña cuya melena, larga y rubia, relampagueaba en la penumbra
El caso es que entras en la tienda como la abeja en la campánula, como se penetra en un sueño, y dentro de ese sueño pides media docena de rosas que regalarás a nadie porque estás divorciado y vives solo en un cuchitril que parece un tanatorio
Me seduce la idea de un Dios perdedor, que vuelve a la Tierra a eso, a perder al póquer, para salvarnos de nuestros pecados
No entiendo nada. Solo sé que el mundo hace un ruido raro, como el coche antes de dejarnos tirados
Los autores cierran la trilogía de unos diálogos de ironía y bondad sobre la existencia humana que han inventado un género y se han convertido en un fenómeno editorial. ‘Babelia’ adelanta un extracto del libro que publica Alfaguara el 5 de septiembre
Conservo un sillón de orejas en el que murió un amigo mientras leía las ‘Memorias de ultratumba’, de Chateaubriand, que dejó a medias
Procesión y procesar poseen la misma raíz: tal vez porque durante la procesión se procesa un sentimiento colectivo de gratitud hacia los que nos precedieron y se alumbra un deseo de felicidad para los que nos continúan