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Crítica | Peter von Kant
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘Peter Von Kant’: adictos a la toxicidad sentimental en la relectura del clásico de Fassbinder

El francés François Ozon, admirador del maestro alemán, presenta una atractiva revisión del mito en esta película que recupera la concisión de la pieza teatral original, siéndole muy fiel

Denis Ménochet, en 'Peter Von Kant'.
Javier Ocaña

Rainer Werner Fassbinder escribió en 1971 la obra teatral Las amargas lágrimas de Petra von Kant en clave femenina y lésbica, ambientada en el mundo de la moda. La perfidia, la degradación, la sumisión en las relaciones sentimentales y sexuales. Tres personajes, a modo de escalera, donde la del escalón de arriba pisotea a la de abajo, y esta a la de más abajo aún. Niveles de amor y de deseo; niveles de servilismo, tanto en el sentido íntimo e interior como en el puramente físico y exterior. Una pieza breve en cinco actos que culminaba antes de que cayera el telón con un parlamento casi premonitorio sobre la devastación personal del autor: “Una agarra unas píldoras, las pone en un vaso de agua, se las traga y muere (…). Yo no duermo hace tanto tiempo. Yo quisiera dormir, mucho, mucho tiempo, dormir mucho tiempo”.

Un año después, el autor alemán adaptó a cine su obra teatral con una película homónima que se ensanchaba en todos los sentidos: en el del tiempo, de poco más de una hora a casi dos; y en el del sufrimiento, el patetismo y la pérdida. Un clásico del cine de autor europeo, con una barroca dirección artística y una gran influencia en el cine de directores posteriores, comenzando por Pedro Almodóvar.

Y ahora, en 2022, el francés François Ozon, admirador de Fassbinder —muerto a los 37 años, en 1982, por una sobredosis de somníferos y cocaína: “Yo no duermo hace tanto tiempo”—, presenta una atractiva relectura del mito en Peter von Kant, que envuelve la vertiente intrínseca de la pieza teatral con la extrínseca del artista alemán. “Colonia, 1972″, dice un texto sobre-impresionado al comienzo de la película. Las tres mujeres, las del amor subordinado, las del envilecimiento, habitantes del cuarto del deseo y la destrucción, han pasado a ser hombres. Y el mundo de la moda se convierte en el del cine. Por si había pocas dudas del homenaje, de los paralelismos personales y de la nueva identificación, el actor protagonista es el francés Denis Ménochet, de revelador parecido físico con el propio Fassbinder, y Hanna Schygulla, una de las actrices del reparto del alemán, tiene nuevo papel con Ozon.

Von Kant es ahora Peter y director de cine, pero tiene el mismo amor por la belleza y el mismo miedo a ser débil que Petra. También, un terror atroz a compadecerse. Y, sin embargo, se autodestruye a causa de su pasión por el joven aspirante a actor que interpreta Khalil Ben Gharbia (en otro guiño metacinematográfico, esta vez a Todos nos llamamos Alí), mientras pone de rodillas a cada minuto a su ayudante-mayordomo-secretario, silente (casi) de principio a fin, rendidamente enamorado del cineasta, como un monigote que mira, ama y obedece. La toxicidad del amor, en unos tiempos en los que el romance desbocado ha pasado a tener infinitos más críticos que adeptos.

Ménochet, quizá estereotipadamente amanerado en el primer acto, va encontrando su habitual energía cuando llegan el desconsuelo, la soledad y la rabia. Y ahí está descomunal. También la puesta en escena de Ozon, algo plana en los primeros encuentros y mucho más expresiva en la segunda mitad. El francés, apoyado tanto en el universo de Fassbinder como en cierto toque almodovariano —en los decorados, en el color y en las notas melodramáticas de la partitura de Clément Ducol—, ha podado la película de 1972 y ha vuelto a la concisión de la pieza teatral original, siéndole muy fiel. Eso sí, cambiando su final, en un potentísimo desenlace asentado en el silencio.

“Gran cineasta, mierda humana”. Así define un personaje a Von Kant. La inseguridad, los celos y el coraje. Fassbinder y la dominación. La claustrofobia de una cama en la que habitan la belleza y la derrota. Y, claro, la amargura de las lágrimas.

PETER VON KANT

Dirección: François Ozon.

Intérpretes: Denis Ménochet, Khalil Ben Gharbia, Isabelle Adjani, Stefan Krepon, Hanna Schygulla.

Género: drama. Francia, 2022.

Duración: 84 minutos.

Estreno: 14 de octubre.

 

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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