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Historia leal e interminable de los perros

Desde el álbum póstumo del historietista Miguel Gallardo a la obra de la escritora Mackenzi Lee, las mesas de novedades recogen títulos con los canes como protagonistas de libros ilustrados, históricos y filosóficos

Ilustración incluida en 'La historia del mundo en 50 perros', de Mackenzi Lee.
Ilustración incluida en 'La historia del mundo en 50 perros', de Mackenzi Lee.Petra Eriksson (Grupo Planeta)

Hace más de tres mil años, en el Antiguo Egipto, tuvo lugar el entierro de un tal Abuwtiyuw. Se le construyó una tumba y fue despedido con honores en una ceremonia en la que no faltaron ungüentos, incienso y telas de lino de la mejor calidad. El nombre del difunto fue grabado en una inscripción en jeroglíficos y quedó allí para la posteridad. Abuwtiyuw no es otro que el primer perro en la historia del que sabemos su nombre. La identidad de su amo, sin embargo, es desconocida.

El caso de Abuwtiyuw, junto a otras cuatro decenas largas de relatos, quedan recogidos en La historia del mundo en 50 perros (Martínez Roca), de la escritora estadounidense Mackenzi Lee, uno de los títulos con un eco de ladridos que en los últimos meses se han publicado para adultos y niños. Se suman a la lista, entre otros, La luz de la esperanza (Espasa), de Alan Hlad, que indaga en la historia de los perros guía; el libro póstumo del dibujante Miguel Gallardo, realizado con Karin du Croo, El gran libro de los perros (Astiberri), dedicado a su mascota y que trata de cómo es empezar a convivir con estos animales; y Sobre la muerte de un perro (Periférica), del filósofo francés Jean Grenier, en el que a partir de 90 textos breves medita sobre la vida, la muerte, el amor y la belleza de la naturaleza tras la pérdida de su estimado perrito Taïaut.

Lee, que ha escrito varios libros dirigidos al público juvenil, tiene las ideas claras en cuanto a la cuestión de por qué los perros han acompañado a lo largo de la historia a los humanos. “En el pasado la gente sentía una atracción por estos animales por los mismos motivos que nosotros: nos ofrecen lealtad, compañía sin prejuicios y amor incondicional. Tiene sentido que hayamos querido que formen parte de todo, ya sean guerras determinantes para nuestra historia o paseos hasta el café de la esquina”, explica la escritora. Esa misma lógica también se aplica a su recurrente aparición en la ficción. “Yo he puesto a mis perros en mis libros. Es lógico que los hayan querido meter en la mitología también”, señala por correo electrónico.

La luz de la esperanza, de Alan Hlad, está inspirado en la historia real de la creación de la primera escuela de adiestramiento de perros guía durante la I Guerra Mundial. Hlad se topó con la información sobre este acontecimiento mientras preparaba su anterior novela, El largo camino a casa (Espasa), y no pudo resistirse a relatar una historia que le resultó conmovedora. “Hoy existen miles de perros guía en activo. Estos leales canes tienen un impacto monumental en la vida de sus compañeros humanos, aportándoles independencia y felicidad. Todo esto tiene su génesis en la actividad del doctor Gerhard Stalling [precursor de la formación de los perros lazarillo] hace más de un siglo”, destaca el escritor también por correo electrónico.

Tanto en el caso de Lee como el de Hlad, ambos con experiencia previa a la hora de tratar temas históricos, sus libros se arman a partir de investigaciones. Mientras recopilaba información, la autora decidió “no trasladar una mirada excesivamente moralista y positiva del mundo” a los niños, su principal público, dado que el libro pasa inevitablemente por algunos de los periodos más turbios de la historia. “Es importante que reconozcan la oscuridad que puede haber en su entorno y enseñarles a combatirla. Hacerlo a través de los perros es genial”, argumenta.

Tintín pasando apuros con su perro Milú.
Tintín pasando apuros con su perro Milú.

Hlad dedicó tres meses a indagar, con particular énfasis en aprender el proceso de manejo y enseñanza de los canes guía. “Me esfuerzo en dar con el punto intermedio entre la ficción y la fidelidad histórica. Aunque los relatos de algunos de mis protagonistas sean ficticios, hay otros personajes y eventos que no lo son”, resume.

Perros de ficción

Sí son ficticios, sin embargo, célebres protagonistas perrunos de la cultura popular que a lo largo de los años han ido llegando a las páginas de libros e historietas. De entre todos, seguramente no haya ninguno más reconocible que Snoopy, que debutó en 1950 en las tiras cómicas de Peanuts como la mascota del pequeño Charlie Brown. Muy de cerca le sigue el inseparable amigo de Tintín, Milú, que acompañaba al reportero desde 1929 incluso en el título original en francés de sus historias, Les Aventures de Tintin et Milou. Algo más atrás en el tiempo están Argos (el can que esperó durante años al regreso de Ulises en la Odisea), el Sabueso de los Baskerville (que da nombre a una de las novelas más conocidas del detective Sherlock Holmes) y Toto (acompañante de Dorothy en su viaje a la mágica tierra de Oz).

Si en algo coinciden autores que han escrito sobre perros es que han pasado por la experiencia de lo que es cuidar, convivir y crecer junto a uno. Esto también es aplicable a Lee y Hlad, que han escrito sobre lo que conocen. “La mejor ayuda que tuve para escribir fue la de mi perrita, Queenie, que se dormía a mis pies mientras trabajaba en el libro y que a ratos se empeñaba en que dejara el portátil para jugar con ella”, cuenta Lee. Mientras que Hlad afirma haber “crecido rodeado de perros” y haber estado también en compañía de uno mientras escribía. ¿Podría hacerse un libro similar al suyo con gatos históricos como protagonistas? Lee contesta sin vacilar: “Tendría que hacerlo alguien distinto”.

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