Superhéroe de barrio proletario
‘El vecino’ busca busca unir el universo Marvel con el punto cutre del universo La Elipa, por ejemplo
Titán asegura: “Me voy a ir a Soria que en Soria siempre pasan cosas”. Es el superhéroe de El vecino, la serie de Netflix de 10 capítulos cortos que busca unir el universo Marvel con el punto cutre del universo La Elipa, por ejemplo, en igual medida que Superagente 86 se acercaba a James Bond.
Costumbrismo y efectos especiales unidos por el humor, sin despreciar algunos detalles del tiempo que nos ha tocado vivir: la precariedad laboral, el auge de la ludopatía con las omnipresentes casas de apuestas y la consolidación del camello como un componente más del paisaje urbano (espléndido Dani Gómez). Rafael Azcona aseguraba que los guionistas españoles habían mejorado mucho gracias a la formación impagable de las series de televisión. El vecino, adaptación libre de las historietas de Santiago García y Pepo Pérez que realizaron para la serie Miguel Esteban y Raúl Navarro es la demostración. Diálogos divertidos y totalmente verosímiles, reales como la vida misma, que describen una forma de ser y de estar intransferible de lo que los catalanes llaman “el Estado español”.
Javier (Quim Gutiérrez) diseña unas camisetas con mensajes elementales que trata de vender en un bareto casposo. Su nivel económico lo describe su piso, en el que ni siquiera ha cambiado un cuadro de ciervos atacados por perros que preside el atiborrado salón. En un fin de semana en Cuenca con su novia (Clara Lago) recibe los superpoderes de un moribundo guardián del universo (Jorge Sanz). Unos estupendos Adrián Pino y Catalina Sopelana completan el cuarteto protagonista de las desventuras de un torpe superhéroe de barrio proletario cuya mayor hazaña es conseguir que no se derrumbe el anuncio de Tío Pepe de la Puerta del Sol.