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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Es el momento de cambiar la directiva europea de derechos de autor

El autor pide a la UE una solución "que vaya más allá de poner límites a la economía creativa"

Votación en el Parlamento Europeo sobre la reforma de los derechos de autor en Internet.
Votación en el Parlamento Europeo sobre la reforma de los derechos de autor en Internet.VINCENT KESSLER (REUTERS)

En los próximos días, los legisladores europeos se reunirán para decidir sobre el texto final de la Directiva Europea de derechos de autor y en Google seguimos apoyando una actualización de la legislación acorde a la época digital. Con una normativa adecuada, los creadores de contenido, los titulares de derechos, los usuarios y las plataformas saldrán beneficiados. El borrador del texto aún sigue generando debate y ya hemos manifestado nuestra preocupación sobre sus posibles consecuencias. Está claro que los detalles son importantes a la hora de configurar un sistema viable.

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Se ha hablado mucho del Artículo 13 pero, ¿cómo impacta en una plataforma como YouTube? La versión del Parlamento Europeo responsabilizaría directamente a las empresas de Internet por cualquier infracción de derechos de autor sobre el contenido que las personas comparten en sus plataformas. Nosotros consideramos que este texto preliminar no ofrece un equilibrio adecuado, ya que podría perjudicar la próspera economía que hay detrás de la creatividad en Europa, incluyendo a la comunidad de creadores de YouTube.

Internet ofrece infinitas posibilidades para crear, innovar, descubrir y compartir de una manera que nunca hubiéramos imaginado. Los creadores utilizan YouTube para compartir sus opiniones, inspirar a sus seguidores y generar negocio conectando con personas de todo el mundo. Son ellos los que hacen que esta sea una plataforma única y esta es la razón por la que nos esforzamos tanto para asegurarnos de que los creadores y los artistas reciben una compensación justa por su trabajo.

Sólo en el último año YouTube ha pagado a los titulares de derechos 800 millones de euros en Europa. Del mismo modo que hemos retribuido a la industria de la música con más de 1.500 millones de euros, a nivel global, gracias al beneficio generado con la publicidad. Además, hemos desarrollado tecnologías, como nuestro programa Content ID, que identifican cuándo se están infringiendo los derechos de autor en YouTube y de esta manera ayudar a los propietarios de esos derechos a monetizar el contenido automáticamente. Más del 98% de la gestión de los derechos de autor en YouTube se realiza a través de Content ID. Hasta hoy, hemos utilizado este sistema para retribuir con más de 2.500 millones de euros a los titulares de esos derechos por el uso que terceros han hecho de su contenido. Es por eso que pensamos que Content ID es la mejor solución para gestionar los derechos de autor a nivel global.

Así que, ¿qué es lo que consideramos que debe tenerse en cuenta en el texto final de la directiva? Las compañías que actúan adecuadamente, ayudando a los propietarios de derechos a identificar y controlar el uso que se hace de su contenido, no deberían ser responsables de aquello que suben los usuarios, como tampoco lo es una compañía telefónica del contenido de las conversaciones que se tienen por teléfono.

Tenemos un firme compromiso con la protección de los contenidos, pero necesitamos que los propietarios de los derechos colaboren en este proceso. El texto final debería dejar claro que los dueños de los derechos tienen que proporcionar archivos y contenido de referencia, así como avisos de derechos de autor con información relevante (como URLs, por ejemplo), de manera que las plataformas puedan identificar y eliminar aquellos contenidos que incumplan la norma.

Por último, cabe señalar que no estamos de acuerdo con aquellos que dicen que la opinión de los creadores de YouTube no debe ser tenida en cuenta en este debate. Creemos que tenemos la responsabilidad de informarles de cómo la legislación podría afectarles en su día a día y a su negocio. Algunos opinan que este asunto es exclusivo de las grandes compañías tecnológicas y esto no es así dado que no somos, ni mucho menos, los únicos preocupados por este tema.

Pequeños editores, organizaciones de derechos civiles, académicos, startups, creadores y consumidores (existe una petición en Change.org pidiendo a los legisladores que reconsideren esta directiva, que ya han firmado 4,5 millones de personas), todos están de acuerdo en que hay mucho en juego y los detalles, por tanto, son importantes. Del mismo modo, sabemos que un importante número de estados miembros de la UE también han planteado dudas relevantes. Es por eso que pedimos a los reguladores que escuchen estas ideas y encuentren una solución que vaya más allá de poner límites a la economía creativa.

Marco Pancini es responsable de Asuntos Públicos de YouTube en Europa, Oriente Medio y África.

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