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‘Vergüenza’ cocinada a fuego lento

Movistar + estrena la segunda temporada de la comedia creada por Álvaro Fernández-Armero y Juan Cavestany

Desde la izquierda, Juan Cavestany, Javier Gutiérrez y Álvaro Fernández-Armero, en el rodaje de 'Vergüenza'.Vídeo: Tamara Arranz
Natalia Marcos

"Pensábamos que la gente se iba a ofender mucho más con nuestra serie". "Ni siquiera hemos tenido esa publicidad extra". Álvaro Fernández-Armero y Juan Cavestany, creadores, guionistas y directores de Vergüenza, parecen lamentar que su primera temporada no levantara ampollas en un momento en el que es raro no encontrarse a cada minuto en alguna red social a alguien ofendido por algo. "Un tipo me puso mensajes en Facebook porque la protagonista decía que tenía endiometriosis y a este hombre le parecía que podía ser ofensivo. Nada más", recuerda Cavestany. Una minucia para lo que podría haber sido una serie que lo que busca es generar la vergüenza ajena en el espectador con las situaciones en las que se ven envueltos o que provocan los personajes principales.

La comedia acaba de estrenar en Movistar + los seis capítulos que componen su segunda temporada, a los que se sumará un especial navideño el 24 de diciembre. Sus protagonistas, Jesús (Javier Gutiérrez) y Nuria (Malena Alterio), se enfrentan ahora a una nueva realidad: la de la paternidad. Además, por partida doble, porque a un hijo adoptado se suma una hija biológica. Y con ellos, llegan los piques y envidias con otros padres. Nuevas situaciones pero la misma vergüenza ajena que antes. O incluso más.

Javier Gutiérrez y Malena Alterio, Jesús y Nuria en 'Vergüenza'.
Javier Gutiérrez y Malena Alterio, Jesús y Nuria en 'Vergüenza'.

"Una cosa que vimos desde el primer capítulo es que la mayor virtud de la serie es también su mayor punto débil: la posibilidad de que el espectador acabe cansándose de los artilugios para conseguir el gag, la mecánica de la vergüenza ajena", cuenta Fernández-Armero a EL PAÍS. Por eso decidieron afrontar la segunda temporada con una historia que abarcara los seis episodios. "Las situaciones se cocinan, hay situaciones más vergonzosas y más tremendas si cabe que antes, pero están más cocinadas a fuego lento", añade el director. "Si hay algo de lo que esté especialmente contento es de haber encontrado un equilibrio, estar comprometido con hacer gracia y con que tiene que interesar seguir viendo aquello para ver a dónde te lleva", tercia Cavestany. "Es una serie muy puñetera, porque para provocar esta sensación de vergüenza ajena que algunos nos dicen que no soportan y otros, que disfrutan mucho, necesitamos mucha reflexión e hilar muy fino. Luego lo ves y parece algo casi zafio por momentos, pero por detrás está todo muy pensado desde un prisma muy realista", completa Fernández-Armero.

La serie está plagada de momentos que parecen invitar al espectador a desviar la mirada, a desear que el personaje no haga o diga tal cosa (a pesar de saber que lo va a hacer), momentos incómodos que hacen al espectador retorcerse en el sillón. "A mí en realidad me está molestando mucho la etiqueta de incómodo", confiesa Cavestany sobre un adjetivo que suele acompañar a su serie. "Me parece un tópico peligrosísimo. Esta serie nació hace 10 años cuando nos deslumbró Ricky Gervais, pero ha pasado mucho tiempo desde entonces. Sabemos que no estábamos descubriendo nada con la incomodidad. Nos estamos esforzando por que la serie tenga otras dimensiones, otro interés, y creemos que por eso está funcionando. Para hacer incomodidad, nos habríamos juntado varios para hacer sketches de grandísima incomodidad uno detrás de otro. Esto es otra cosa".

Mientras reflexionan sobre su creación televisiva, Cavestany y Fernández-Armero coinciden en que Vergüenza se sitúa "en un término medio entre lo autoral y lo mainstream", un punto que, dice Cavestany, ya no se encuentra en el cine. También lamentan el hecho de que al género cómico le cueste más traspasar fronteras, como sí están haciendo las series españolas pertenecientes a otros géneros. "Es el drama de la comedia, que no viaja nada. Es difícil que una comedia convenza fuera como lo hace en su país de origen por una cuestión cultural. Es algo que me frustra mucho. Ves que todo el mundo está conectado y sabes que eso no va a ser para ti", concluye Fernández-Armero.

Comedia dolorosa

Ambos directores conceden buena parte del mérito de la serie a sus dos protagonistas, Javier Gutiérrez y Malena Alterio. "Han conseguido que la serie tenga un vuelo más amplio. Sin actores con una capacidad de humanizar a los personajes, seguramente la serie se habría quedado en un lugar más raruno", dice Álvaro Fernández-Armero. "El punto donde la serie se convierte en dolorosa tiene que ver con los actores", añade el realizador, que destaca la capacidad y valentía de los intérpretes para desprenderse de todo pudor. "Ellos se meten dentro de cada situación y la convierten en real, es escalofriante".

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Sobre la firma

Natalia Marcos
Redactora de la sección de Televisión. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde trabajó en Participación y Redes Sociales. Desde su fundación, escribe en el blog de series Quinta Temporada. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y en Filología Hispánica por la UNED.

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