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Cinco siglos de resistencia maya

El documental ‘500 años’ narra los recientes logros políticos de la mayoría social indígena de Guatemala

El exdictador Efraín Ríos Montt, con sus abogados en su juicio, en mayo de 2013.
El exdictador Efraín Ríos Montt, con sus abogados en su juicio, en mayo de 2013.DANIEL HERNÁNDEZ-SALAZAR

Pases del documental en Centro Matadero

12 de octubre, 20.00; 13 de octubre, 19.30; 14 de octubre, 20.30; 15 de octubre, 20.30; 16 de octubre, 20.00; 17 de octubre, 21.30; y 18 de octubre, 20.30.

Los descendientes de los mayas nunca se fueron. Si su tenacidad ya sorprendió en 1524 al conquistador Pedro de Alvarado -la Corona española tardaría 173 años en controlar el territorio que ahora es Guatemala-, hoy pervive en este país centroamericano una “mayoría social de origen indígena” que, en los últimos años, ha impulsado un movimiento popular contra la impunidad de sus gobernantes. Esa es la interpretación del documental 500 años, de la cineasta neoyorquina Pamela Yates, que concluye que la “larga noche de los pueblos”, como llaman los mayas a casi cinco siglos de resistencia frente a élites opresoras, está próxima a su amanecer. Tras ser aclamada en varios festivales internacionales, la cinta se estrena en España (Cineteca de Matadero Madrid, 20.00) precisamente este jueves, Día de la Hispanidad. “El 12 de octubre significa el comienzo del genocidio contra de los pueblos indígenas”, afirma la documentalista y activista por los derechos humanos, que prefiere hablar de Día de los Pueblos Indígenas.

El documental no se centra, sin embargo, en los 500 años que promete el título, sino en los tres más tumultuosos de la historia reciente de Guatemala: del juicio por genocidio al exdictador Efraín Ríos Montt, en 2013, a la dimisión y entrada en prisión, acosado por un caso de corrupción, del expresidente Otto Pérez Molina, en septiembre de 2015.“El pueblo guatemalteco escribió el guion, de alguna manera”, reconoce Yates, que establece una solución de continuidad entre dos acontecimientos de naturaleza distinta.

En un principio, la directora se limitó a rodar el juicio contra el exdictador Ríos Montt por la matanza de 1.700 indígenas de la etnia Ixil cuando estuvo en el poder (1982-1983). Guatemala vivió un sangriento conflicto armado entre el gobierno y la guerrilla de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) que duró casi 50 años (de 1960 a 1996) y dejó, según la ONU, unas 200.000 víctimas. La directora culminaba así su “trilogía de la resistencia guatemalteca”, que comenzó en 1983 con el atroz relato de la represión de Cuando las montañas tiemblan y continuó en 2011 con Granito de arena: cómo atrapar a un dictador. Por un momento, logró su final soñado: el 10 de mayo de 2013, la justicia condenó a Ríos Montt a 80 años de prisión. Y gracias, en parte, a una entrevista incluida en el primer documental de Yates que fue aceptada como prueba. Diez días después, sin embargo, el Constitucional anuló la sentencia por defectos de forma y ordenó repetir el juicio.

Tráiler del documental

La directora decidió entonces seguir rodando la reacción popular en las calles. Su película, sin embargo, interpreta la indignación indígena tras el juicio como la chispa que prendió las protestas que acabaron forzando en septiembre de 2015 la dimisión del ya expresidente Otto Pérez Molina, acorralado por la corrupción. “Es una alianza entre los indígenas rurales y los no indígenas de la ciudad”, afirma la cineasta, que nunca imaginó ver esta unión en un país marcado por la división racial. El descontento popular por la corrupción, en realidad, una reacción a la labor de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), una suerte de fiscalía creada en 2006 con el apoyo de la ONU que, en los últimos años, ha destapado numerosas tramas y llevado al banquillo a políticos, empresarios y militares.

Según el documental, solo la corrupción ha conseguido despertar a una clase media urbana que ha ignorado durante décadas las reivindicaciones históricas de los indígenas. “No se enseña sobre el genocidio ni en el colegio ni en las universidades, es una historia oculta”, apunta Yates, que presenció el ejemplo más chocante de ello en la Fundación de Antropología Forense del Guatemala, que exhuma cadáveres del genocidio todas las semanas. “Les mostramos Cuando las montañas tiemblan a unos 100 trabajadores. Los jóvenes se quedaron mirando después de la película y diciendo: ¿Cómo es posible? ¿Cómo es posible que todo esto estuviera pasando aquí, en nuestras calles, y nadie nos contó nada?”, recuerda el productor de 500 años, Paco de Onís.

El expresidente Pérez Molina era, en 1982, un coronel que dirigía un destacamento en el triángulo Ixil, en la provincia de Quiché, y se hacía llamar Tito Arias. “En el apogeo del genocidio, él era coronel en Nebaj [municipio de Quiché]. Nebaj fue el centro de la represión en la zona, es el caso en el que está involucrado Ríos Montt. ¿Hay evidencias forenses, directas, que lo impliquen? No todavía, pero hay gente buscando”, asegura Yates, cuyo filme arroja un dato escalofriante: durante el genocidio, el Ejército arrasó 626 aldeas mayas. ¿Qué se levanta ahora en muchas de ellas? “Hidroeléctricas, megaproyectos internacionales, minas a cielo abierto”, denuncia De Onís. 500 años sigue los pasos de jóvenes activistas indígenas como Irma Alicia Velásquez Nimatuj y Andrea Ixchíu, que han tomado el testigo de la premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú para que el país supere la norma de “la impunidad y el silencio”. “Ahora el camino se vislumbra largo, pero ya no en soledad. Llega una Guatemala totalmente distinta a en la que nosotros crecimos. Esos 500 años, estamos viendo que empiezan a acabarse”, asegura una de ellas.

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