Corea ataca el Olimpo
Una película a ratos enérgica, por momentos convencional, vagamente entretenida y demasiado tópica en su interior secuencia
El reciente ataque a la agencia Associated Press, que lanzaba la falsa noticia de un ataque a la Casa Blanca y hablaba de un Obama herido, ha vuelto a demostrar no solo el peligro del terrorismo cibernético, sino también el valor de los símbolos y el impacto moral de la destrucción del Olimpo. Un hogar de los dioses al que también alude Olympus has fallen (rebautizada con el insulso Objetivo: la Casa Blanca), aparente autoflagelación que sorprende por la dureza de sus elucubraciones: ¿se imaginan a Obama secuestrado y torturado en su propio búnker por un grupo terrorista de Corea del Norte? ¿A la secretaria de Estado soportando puñetazos y patadas filmados de forma explícita? ¿A las hijas del presidente huyendo por las alcantarillas?
No son las únicas sorpresas de una película a ratos enérgica (Antoine Fuqua no es ningún don nadie), por momentos convencional (los efectos CGI dejan mucho que desear), vagamente entretenida y demasiado tópica en su interior secuencial, al acabar pareciendo una especie de Jungla de cristal en la Casa Blanca. Desde luego parece llamativo que en un momento político como este los villanos provengan de Corea del Norte, aunque más sorprendente aún sea que los guionistas ofrezcan una cierta defensa al jefe e ideólogo a través de un pasado trágico familiar relacionado con los daños colaterales causados por los estadounidenses, que las dos únicas razones que se verbalicen para las motivaciones terroristas sean “la globalización y los desmanes de la Bolsa”, e incluso que sean tan tajantes a la hora de denunciar los fallos de seguridad. Lo que convierte a la película en una evidente anomalía dentro de su patrioterismo.
OBJETIVO: LA CASA BLANCA
Dirección: Antoine Fuqua.
Intérpretes: Gerard Butler, Aaron Eckhart, Morgan Freeman, Dylan McDermott, Melissa Leo.
Género: acción. EE UU, 2013.
Duración: 120 minutos.