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Pérdida de las palabras: el terrible efecto de la afasia

Esta afección poco conocida, que cada año se diagnostica a 300.000 europeos, ha ocupado los titulares desde que el actor Bruce Willis hizo pública su enfermedad. Varios proyectos europeos intentan mejorar el conocimiento de esta dolencia

Bruce Willis afasia
El actor Bruce Willis, durante un evento en 2019.ANGELA WEISS (AFP)

La afasia es un trastorno del lenguaje provocado por un daño en el área del cerebro que controla el lenguaje. A menudo surge como consecuencia de un ictus, un tumor cerebral o una enfermedad neurodegenerativa como el alzhéimer.

Bruce Willis, el actor de Hollywood y protagonista de Jungla de cristal, anunció recientemente que se jubilaba tras haber sido diagnosticado con afasia. Este trastorno afecta a la capacidad de una persona de hablar o comprender a otras personas con coherencia.

Mucha gente nunca había oído hablar de la afasia hasta la publicación de esta triste noticia, lo que puede generar sorpresa dado que cada año se diagnostican en la UE 300.000 nuevos casos.

Un diagnóstico turbador

“La gente tiende a poner el foco en las causas”, afirma la doctora Nicoletta Biondo, psicolingüista de la Universidad de California, Berkeley. “Sin embargo, no poder comunicarte de repente es algo terrible. Un día te despiertas y te das cuenta de que has perdido tu capacidad de hablar o de entender al resto”.

Biondo prosigue: “La afasia es una gran desconocida, pero últimamente se están realizando más investigaciones sobre ella. Confiamos en que eso nos ayude a conocer mejor el funcionamiento del sistema lingüístico y a aportar una base científica al diseño de tratamientos dirigidos a mejorar la calidad de vida de las personas con afasia”. Cualquier daño en la parte del cerebro que se encarga del lenguaje puede producir afasia. La naturaleza de los síntomas varía en función de la ubicación y el tamaño de la lesión.

Algunas personas con afasia simplemente no recuerdan cómo decir “naranja”. Otras pueden ser capaces de escribir “naranja”, pero incapaces de leer la palabra, y otras pueden decir “manzana” en lugar de “naranja” e insistir en que es lo correcto. También están aquellas que al intentar pronunciar “naranja” acaban emitiendo una pronunciación que nada tiene que ver con la palabra. Otras personas son incapaces de repetir “naranja” después de que alguien se la haya dicho y hay casos que ni siquiera entienden el significado de “naranja”.

Diferentes subtipos

“Con mejores herramientas de diagnóstico, podremos identificar qué subtipo de afasia padece una persona, para que el personal médico pueda recomendarle el tratamiento apropiado sin perder nada de tiempo”, asegura Seçkin Arslan, neurolingüista y director del proyecto de investigación ProResA, financiado por la UE, cuyo objetivo es conocer mejor la relación existente entre la afasia y el uso de los pronombres. “Hoy en día no existe ningún método que ponga fin a la afasia, pero sí existen tratamientos para mantener la capacidad lingüística durante más tiempo”.

La afasia progresiva primaria (APP) es una forma relativamente rara de la afección, aunque su prevalencia es cada vez mayor dado el envejecimiento de la población. Generalmente, la causa un ictus o una degeneración progresiva del cerebro (por ejemplo, en las personas con demencia).

La gente con APP muestra con frecuencia un uso poco habitual de los pronombres (palabras como tú, ella o eso). En lugar de referirse a una persona o un objeto por su nombre, prefieren usar el pronombre.

“Los pronombres pueden ser difíciles de procesar porque requieren que la memoria esté en buen estado. Cuando una persona escucha un sustantivo o un nombre, ha de reactivar en la memoria el recuerdo del objeto o la persona de la que se está hablando. No es que los pronombres sean los elementos más importantes de la gramática, pero sí son un pequeño detalle que puede servir para determinar la repercusión de una enfermedad o un ictus en la competencia lingüística general”, exlica Arslan.

El equipo de ProResA busca conocer mejor los marcadores de la afasia y desarrollar herramientas que aceleren su diagnóstico. Podrán predecir el desarrollo de la afasia incluso en personas que aún no muestren síntomas evidentes del trastorno y permitir que trastornos cerebrales degenerativos como el Alzheimer se identifiquen antes.

Actualmente, las pruebas internacionales normalizadas para el diagnóstico y la determinación del grado de afasia solo están disponibles en inglés, con lo que es imposible establecer una comparación entre países sobre la gravedad de la afasia.

Hasta la fecha, el proyecto Collaborations of Aphasia Trialists, financiado por la UE, y sus numerosos colaboradores internacionales han adaptado las herramientas normalizadas de valoración de la afasia a 15 idiomas.

Seguimiento ocular

Por primera vez se están recopilando datos mediante la tecnología del seguimiento ocular, una herramienta que ha demostrado ser muy útil en el diagnóstico de la demencia. Típicamente, las personas que llegan a desarrollar la enfermedad de Alzheimer muestran signos de deficiencia en la movilidad ocular antes de cualquier síntoma cognitivo.

Los participantes de este estudio entran en un “paradigma visual” en el que tienen que escuchar una serie de frases mientras observan imágenes en la pantalla de un ordenador. Cuando lo que se dice y la imagen coinciden, el participante debe clicar con el ratón.

Una cámara de infrarrojos dirige un haz a los ojos del sujeto que permite seguir sus movimientos oculares. La cámara registra cuando las personas miran a la pantalla y por cuánto tiempo, así como la precisión de cada fijación de la vista, el tiempo dedicado a analizar la imagen y la rapidez con la que se clica.

“Si finalmente creamos una base de datos de personas con APP haciendo un seguimiento de sus movimientos oculares mientras procesan lenguaje, tendremos una herramienta que podrá predecir el desarrollo de afasia en personas con demencia leve”, afirma Arslan.

Lesión cerebral

Una parte independiente del proyecto ProResA se centra en la obtención de imágenes por resonancia magnética (RMN) para identificar aquellas áreas del cerebro que no funcionan adecuadamente. El equipo se ha propuesto crear un mapa en el que se describan detalladamente las lesiones cerebrales y vincularlo con tipos específicos de deficiencia del lenguaje.

T.I.M.E es otro proyecto europeo en el que se usan imágenes obtenidas por resonancia magnética. Su directora, la doctora Biondo, se dedica a identificar las áreas y redes cerebrales que provocan una disfunción relativa al tiempo.

Algunas personas con afasia hablan “telegráficamente”, es decir, formulando frases sin verbos y que no contienen ninguna referencia temporal. “Comunicamos mucho con los verbos. Son el núcleo de la oración y transmiten información esencial sobre el tiempo”, afirma Biondo. “Sin embargo, cuando alguien dice ‘yo cena’, no sabemos si la acción se produjo en el pasado, se producirá en el futuro o está ocurriendo ahora mismo”.

Se sabe muy poco de las causas de este fenómeno, pero hay quienes creen que el problema no es meramente lingüístico, sino que responde a una dificultad para conceptualizar las acciones que no ocurren en este momento.

Tareas simples

Biondo pedirá a los pacientes que realicen tareas sencillas (como ordenar por edad una serie de fotos de personajes famosos) y relacionará los resultados con imágenes del cerebro que destaquen la región específica donde existe una lesión.

"Cuando logremos conocer mejor qué sucede, intentaremos ayudar a la gente de una forma mucho más significativa. Por ejemplo, podemos trabajar formas prácticas de entrenar el cerebro para recuperar las funciones que se hayan perdido".

La investigación descrita en este artículo ha sido financiada con fondos de la UE. Artículo publicado originalmente en Horizon, la Revista de Investigación e Innovación de la Unión Europea.

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