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Los niños con coronavirus portan mayor carga viral que los adultos

Los científicos rechazan sin embargo que tengan más capacidad de contagiar y de contagiarse

Una familia de Buenos Aires se protege con mascarillas.
Una familia de Buenos Aires se protege con mascarillas.Juan Ignacio Roncoroni (EFE)
Miguel Ángel Criado

Al inicio de la pandemia, los primeros estudios no hallaron pruebas convincentes de que los niños tuvieran un papel destacado en la propagación del coronavirus. Pero el temprano cierre de las escuelas en casi todo el mundo y su estricto confinamiento impidió que se hicieran investigaciones a fondo. Ahora que vuelven a abrir, varios trabajos destacan que los pequeños enfermos portan una mayor carga viral que los adultos ingresados. Sin embargo, los expertos insisten en que la cantidad de virus que tenga el niño no determina su capacidad de contagiar a los demás.

El pasado miércoles, una reputada revista científica pediátrica publicaba un estudio que levantaba cierta alarma. Tras comparar una muestra de casi 200 niños y jóvenes menores de 18 años (media de 10,2 años) con síntomas de coronavirus (finalmente confirmado en 49 de ellos) con otra de adultos hospitalizados, los autores del trabajo vieron que la carga viral de los pequeños llegaba a triplicar a la de los mayores. Incluso, en los dos primeros días de la infección, igualaba a la de los ingresados en las UCI. La investigación se hizo en Estados Unidos, pero viene a confirmar otras realizadas en otras partes del mundo, como el Reino Unido o Corea del Sur o de nuevo en EE UU.

“La carga viral en las secreciones respiratorias de los niños al inicio de la enfermedad, o cuando son asintomáticos, aumenta significativamente si la comparamos con la de los adultos que han estado hospitalizados con curso grave de la enfermedad durante al menos siete días”, cuentan en un correo los doctores Alessio Fasano y Lael Yonker, del Hospital General de Massachusetts (EE UU) y principales autores del estudio.

Para estos investigadores hay varias conclusiones relevantes en estos resultados. Por un lado, los síntomas no pueden predecir eficazmente la covid en los niños porque “se solapan casi por completo con los de otras enfermedades no relacionadas con la covid”, como el resfriado común, la gripe o diversos virus estomacales. La presencia, o la ausencia, de fiebre tampoco predice la fase aguda de la infección. “Además, los niños asintomáticos pueden portar cargas virales muy elevadas”, destacan.

En otras epidemias, como las de gripe, la carga viral está relacionada con la gravedad de la enfermedad y la capacidad de contagiar a otros

Estas observaciones son relevantes, más ahora con el inicio del curso escolar en España. Hasta la actual pandemia, en la mayoría de las epidemias de enfermedades respiratorias contagiosas, como las de gripe, se había observado una relación más o menos directa de la carga viral con dos consecuencias para la enfermedad: su gravedad en el infectado y su capacidad de contagiar a otros. Medida como la cantidad de virus (viriones o ARN del mismo) en un milímetro cúbico de la muestra analizada, esta carga podría considerarse como cantidad de virus.

“Es lógico pensar así. Cuanto más virus, más infección. Pero con el coronavirus no funciona así”, dice el investigador del ISGlobal, Quique Bassat. “Al principio, se creía que los niños eran más infecciosos. De hecho, en la gripe, el gran diseminador es el niño, de ahí la vacunación de los más pequeños, que busca, además de protegerlos, proteger a la comunidad”, comenta este pediatra, coautor de un documento de la Asociación Española de Pediatría (AEP) para una vuelta segura al colegio. “Ahora, en el origen de los brotes, casi nunca hay un niño”, completa Bassat.

Para la doctora Cristina Calvo, portavoz de la AEP en materia de coronavirus, los resultados del estudio con los niños estadounidenses son interesantes, pero tiene serias limitaciones. Critica que apenas haya menores de cinco años en la muestra y considera que algunas de sus correlaciones son débiles. Hay además serias dudas sobre la oportunidad de las comparaciones. Mientras que un pequeño presenta una gran carga viral al inicio de la enfermedad, los adultos, tras una semana o más en la UCI, presentan cargas muy menguadas. Lo que compromete su vida es la tormenta de citoquinas, no la cantidad de virus.

“Ahora, en el origen de los brotes, casi nunca hay un niño”
Quique Bassat, investigador del ISGlobal

“Dicho esto, el estudio confirma lo que otras publicaciones ya han encontrado y es que los niños efectivamente tienen elevadas cargas virales”, escribe. Incluso los menores de cinco años, presentan cifras más altas que los adultos, en especial en los días iniciales de la infección. “Pero tienen infecciones más leves, en general y menos duraderas”, añade Calvo. “Una de las razones, entre otras, de que los niños tengan cuadros más leves es que tienen menos receptores ACE2 que los adultos”. Esta proteína es la puerta de entrada del virus en el organismo. Y todo hacía pensar que a mayor gravedad de la enfermedad, mayor capacidad de contagio.

El hecho objetivo es que los niños, en especial los pequeños, se contagian menos y cuando lo hacen presentan síntomas más leves o ni eso. Los últimos datos publicados por el Centro Nacional de Epidemiología (los de las últimas tres semanas) indican que el número de chicos de 15 años o menos con coronavirus ronda el 10% sobre el total de infectados. El porcentaje baja aún más a medida que se reduce la edad. Otra cosa diferente y más compleja de determinar es su capacidad de contagiar a otros, donde la carga viral interviene, pero es solo uno de los factores a tener en cuenta.

“Incluso lactantes asintomáticos han presentado una elevada carga viral”, recuerda el coordinador de enfermedades infecciosas pediátricas del Hospital Universitario La Paz Fernando Baquero. “¿Pero contagian más? No tiene porqué. De hecho, los niños, también los asintomáticos, parecen presentar menor capacidad de contagio”, añade. Para el médico, intervienen otros factores, como la capacidad intrínseca del virus de propagarse o la presencia de síntomas. “Hay que estudiarlo, pero la ausencia de tos, por ejemplo, elimina uno de los vehículos de propagación del virus”, opina.

Eso no significa que los niños no contagien. “Pero, según las evidencias acumuladas, lo hacen igual o menos que los adultos”, recuerda Alfredo Tagarro García, del servicio de pediatría del hospital Infanta Sofía de San Sebastián de los Reyes, en Madrid. Tagarro es el coordinador del registro Epico, que recopila datos de los pequeños tratados en 65 hospitales de toda España, lo que lo convierte en uno de los mayores estudios sobre la pandemia en el ámbito pediátrico. Del estudio nacional de seroprevalencia, se estima que se han infectado entre 230.000 y 250.000 menores, el 3% de la población española, desde el inicio de la pandemia. Sin embargo, Epico revela que apenas 300 de ellos tuvieron que ser tratados en el hospital.

Para Tagarro y ante el inicio del curso escolar, “los niños no son especialmente peligrosos para la salud de los otros niños”. Otra cuestión a considerar es su condición de vectores de la enfermedad para los adultos, como sus profesores, otro personal escolar o, ya en casa, sus padres o abuelos. Sin embargo, sostiene que desde el punto de vista científico y médico se sabe qué hacer. “En las escuelas, como en las discotecas, el problema no es la carga viral, sino las medidas de protección”.

Federico Martinón-Torres es jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Clínico Universitario de Santiago. Coincide en negar la correlación entre carga viral y capacidad de contagio. También recuerda que la mayoría de las medidas para las escuelas son de sentido común y deberían formar ya parte de la rutina diaria. Repite que los niños no son un problema para los otros niños. Solo hay que esmerarse en limitar su impacto en la cadena de transmisión de la enfermedad. “En cualquier caso, hay que tener en cuenta el coste de cerrar los colegios, que no solo es educativo o económico [para las familias]”. Y detalla: “Las escuelas son espacio de socialización para los niños, de igualdad y de salud global. Para muchos es su zona de seguridad, la comida o la calefacción que van a tener”.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Criado
Es cofundador de Materia y escribe de tecnología, inteligencia artificial, cambio climático, antropología… desde 2014. Antes pasó por Público, Cuarto Poder y El Mundo. Es licenciado en CC. Políticas y Sociología.

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