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El Museo de Bellas Artes y el IVAM exponen su primera colaboración

Una exposición reúne cerca de 100 obras de las colecciones de los dos centros artísticos.

El partio del Embajador Vich con una escultura de Miquel Navarro.
El partio del Embajador Vich con una escultura de Miquel Navarro.

“Hoy es un día importante”. Con estas palabras presentaba el director del Instituto Valenciano de Arte Moderno, José Miguel G. Cortés, el primer proyecto en colaboración entre el centro de arte contemporáneo y el Museo de Bellas Artes de Valencia. La exposición se presenta bajo el curioso y a la vez literario título de Teníamos todo a nuestro favor, una frase que hace alusión a una cita de una pieza del artista Claes Oldenburg, una enorme botella de estética pop, que da la bienvenida a los visitantes en el vestíbulo del Museo de Bellas Artes.

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La escultura titulada Bottle of Notes como señalaba Teresa Millet, comisaria del proyecto expositivo junto con el conservador del Museo de Bellas Artes, David Gimilio “es una metáfora del viaje que la Colección del IVAM realiza desde la calle Guillem de Castro hasta el San Pio V en forma de hilo conductor”.

La exposición, a juicio de sus promotores busca “generar un diálogo entre los artistas seleccionados” y al mismo tiempo “poner en relación las colecciones del IVAM y del Museo de Bellas Artes”. Mostrar como “las creaciones de los siglos XX y XXI recuperan los géneros clásicos de la pintura a través del bodegón, el retrato y el paisaje. Esta primera colaboración, como señalaba Cortés “es el fruto de una linea de trabajo conjunta para los próximos años entre ambas instituciones”. El director del IVAM ha hecho hincapié en este afán de colaboración por parte del Instituto de Arte Contemporáneo, que se ha plasmado en instituciones como el Palau de les Arts, ayuntamientos, etc. Una proyección que se ha materializado en el Centre d’Art d’Alcoi-CADA- ahora convertido en subsede del IVAM, que ha vuelto a abrir sus puertas después de cinco años cerrado al público con la mostra Orígens.

“La verdad es que había un cierto miedo escénico” señalaba el conservador y comisario David Gimillo a propósito de la confrontación de las piezas del IVAM con las obras del Museo de Bellas Arts. Las posibles reservas, por este vis-a-vis entre épocas, lenguajes y estilos, han dado finalmente a sorprendentes y como no, sugestivas asociaciones, ya sea entre un Salvador Eucarístico del pintor renacentista Joan de Joanes y una obra de José Maria Sicilia marcada por un intenso color dorado o un cuadro de gran formato del Equipo Crónica, El panfleto, en medio de una sala de pintura manierista. “Se ha buscado en algunos casos, hallar esa relación sutil entre las obras” señalaba David Gimilio.

Por su parte Teresa Millet, la otra comisaria, remarcaba “la excepcionalidad del proyecto”. “La creación artística no conoce de épocas, y se puede establecer un diálogo fructífero entre una pieza concebida en el siglo XVII y otra creada en el siglo XX” puntualizaba Cortes. “Lo importante y significativo es la capacidad del arte para conmovernos, para interrogarnos, y eso es lo que esperamos que se produzca entre aquellos que visiten la exposición”.

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La exposición reúne alrededor de 100 obras de las colecciones de los dos centros de arte en un itinerario artístico donde se suceden obras de pintores decimonónicos como Antonio Muñoz Degrain y Salvador Abril, piezas contemporáneas de André Derain, Julio González y Pablo Picasso, entre otros, en convivencia vecinal y estilística junto a platos de cerámica dorada, cruces románicas y góticas sacras; los nombres y las obras de Carmen Calvo y Ana Peters se instalan en la misma sala que reúne una de las mejores colecciones de retablos medievales, a la que se suma con gran impacto, un cuadro-documento del pintor contemporáneo americano Robert Rauchenberg. Pintores como Francisco Ribalta, El Bosco, Jerónimo Jacinto Espinosa o Joaquín Sorolla buscan su reciprocidad con las obras de Manuel Valdés, Equipo Realidad, James Rosenquist o Markus Lupertz. Como colofón y final del trayecto del itinerario una escultura de Miquel Navarro en el elegante patio del Palacio del Embajador Vich, excepcional ejemplo del Renacimiento italiano en Valencia, que proyecta ese bellísimo equilibrio y correspondencia entre dos mundos. Y aquí solo separados por 500 años.

La exposición Teníem tot al nostre favor permanecerá abierta hasta el 20 de enero de 2019.

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