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El fiscal admite que el vertido de Caldas puede acabar sin condenas

El juicio contra tres empleados de la multinacional Brenntag por un delito ecológico imprudente durante el incendio y posterior vertido al río Umia de su planta química de Caldas en 2006 se saldó ayer con perspectivas bastante favorables para los acusados, cuyos abogados daban por hecho al término de la vista de que serán absueltos mientras el fiscal lamentaba un posible vacío legal “muy peligroso” que podría dar al traste con sus aspiraciones de condena.

La fiscalía trató de demostrar durante los cuatro días del juicio que los tres acusados —dos operarios y una consejera de seguridad— habían olvidado conectar una pinza al depósito móvil en el que un camión descargaba tolueno, un líquido tóxico y muy inflamable, para que sirviese de toma de tierra que eliminase la electricidad estática y la posibilidad de un chispazo, El problema es que, según adujo la defensa, la práctica no era obligatoria en el caso de los productos inflamables, aunque respecto de los tóxicos. “No entendemos este vacío normativo”, señaló el fiscal durante su alegato. “De ser así podría haber un incendio en cualquier planta química y no pasaría nada”, previno, pero admitió que para condenar a los acusados habría que hacer una interpretación extensiva de la norma, algo prohibido en Derecho Penal. “La falta de las pinzas elevó el riesgo sobremanera", apuntó el abogado de la Xunta citando a uno de los peritos, e insistió en que no “tenía sentido” que se exigiese el uso de pinzas para otro tipo de transportes y no para el de sustancias inflamables.

Incendio fortuito

Ni siquiera quedó claro que la electricidad estática fuese la causa del incendio, después de que el perito de la Guardia Civil señalase otras posibilidades como el roce del aire y definiese el incendio como “fortuito”. “Claro no ha quedado nada”, admitió el fiscal al término del juicio, aunque mantuvo su petición de penas de cuatro meses y 15 días de cárcel, seis de multa y nueve de inhabilitación basándose en el testimonio de dos camioneros que declararon que las pinzas nunca se colocaron.

La otra pata del proceso estribó en demostrar que el vertido había producido un riesgo para la naturaleza. La defensa atacó un día más con la mala calidad ambiental del río Umia, soslayando que el de la Brenntag fue el mayor vertido a un río que se recuerde en Galicia.

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