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La punta de la lengua
Columna
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Mucha gente en la fachosfera

Este galicismo se refiere a la acción de los ultras en la Red. Pero Feijóo, inexplicablemente, se dio por aludido

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante el debate sobre la amnistía el pasado 30 de enero en el Congreso .
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante el debate sobre la amnistía el pasado 30 de enero en el Congreso .Álvaro García
Álex Grijelmo

Pedro Sánchez declaró a La Vanguardia el 30 de enero que la “fachosfera” pretende “polarizar, insultar y producir desconfianza con un fin claro”.

“Fachosfera” se puede considerar un neologismo transparente: “el mundo facha”. No figura en nuestros diccionarios, ni tampoco aparece en los millones y millones de registros que almacena el banco de datos de la Real Academia; pero cualquier persona competente en el idioma español (o sea, unos 600 millones) sabe mirar dentro de la palabra y comprender sus elementos. Así que nos encontramos ante un término útil para la comunicación política y periodística. No como otros.

“Fachosfera” nos ha llegado desde el francés fachosphère, idioma donde se formó a partir de facho (acortamiento y alteración de fasciste) y de blogosphère (blogosfera, conjunto de blogs). Su salto al español se produjo sobre todo cuando los periódicos tradujeron con acierto el título de un libro de éxito publicado en 2016 en Francia: La fachosphère. Comment l’extrême droite remporte la bataille du net (“La fachosfera. Cómo gana la extrema derecha la batalla de la Red”), escrito por los periodistas Dominique Albertini y David Doucet.

Sin embargo, no fueron estos los creadores, porque el término ya circulaba años antes por la prensa gala. Lo descubro por ejemplo en la versión digital de un reportaje del semanario L’Express del 3 de diciembre de 2009, referido a la pretensión de la fachosfera de acabar con los alminares (torres de las mezquitas desde donde el almuédano convoca a oración).

No obstante, el hecho de que aquel neologismo se mostrase en la portada de un libro ayudó a su difusión, y después lo reproducen otros autores galos, algunos de ellos traducidos a nuestra lengua; lo cual construye otro paso fronterizo para que la palabra atraviese los Pirineos. Así, se lee “fachosfera” en Polémica política, de Jacques-Alain Miller, en Lo que falta de noche, de Laurent Petitmangin, y en El visionario, de Abel Quentin, todos ellos publicados en español en 2021.

En EL PAÍS no se ha usado hasta hace muy poco. Lo hallo por vez primera el pasado 25 de julio, en una columna de Idafe Martín, el único autor que lo había escrito en este diario —en siete ocasiones— antes de que se recogieran las palabras de Sánchez.

¿Y cómo se define “fachosfera”? Ese término designa tanto en francés como en sus traducciones la frenética actividad de la extrema derecha en blogs y redes sociales, donde se le abrieron espacios de intoxicación y difusión de bulos que antes nunca tuvo. Con ese sentido ya se puede ver en diccionarios franceses digitales, como el Larousse en línea: “Todas las páginas web, blogs, redes sociales, etc., vinculadas a la extrema derecha o que defiendan sus ideas”.

Pero hete aquí que de pronto Alberto Núñez Feijóo se da por concernido, inexplicablemente, por la mención de Pedro Sánchez; y le contesta como si se hubiera referido a él, a su partido y a sus votantes: “El presidente del Gobierno calificó de fachas a los millones de personas que estamos en contra de la impunidad por el poder [a cambio del poder, se supone], y a los millones de españoles que están en contra de los privilegios a los separatistas [para los separatistas]. (…) Descalificar de esta forma tan grosera a millones de compatriotas llamándoles fachas no lo había hecho ningún presidente del Gobierno en la historia democrática del país”.

No se dio cuenta el presidente del PP de lo que implicaba decir eso. Si Sánchez se refería a quienes pretenden polarizar, insultar y producir desconfianza como integrantes de la fachosfera y él se sentía aludido con todas sus legiones, eso significa que Feijóo y compañía se dedican a polarizar, insultar y producir desconfianza.

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Sobre la firma

Álex Grijelmo
Doctor en Periodismo, y PADE (dirección de empresas) por el IESE. Estuvo vinculado a los equipos directivos de EL PAÍS y Prisa desde 1983 hasta 2022, excepto cuando presidió Efe (2004-2012), etapa en la que creó la Fundéu. Ha publicado una docena de libros sobre lenguaje y comunicación. En 2019 recibió el premio Castilla y León de Humanidades
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