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Las fotografías de Jay DeFeo: transcender lo cotidiano en busca de lo eterno

Una publicación reúne por primera vez la obra fotográfica de la artista norteamericana, en gran parte inédita. Una poderosa mirada que pasó inadvertida dentro del escenario de su tiempo

'Sin título', 1973 / Cortesía DelMonico Books / The Jay DeFeo Foundation.
'Sin título', 1973 / Cortesía DelMonico Books / The Jay DeFeo Foundation.Jay DeFeo

Existen obras de arte a cuyo poder visual intrínseco se suma la leyenda que las acompaña. Como es el caso de The Rose (1958-66), la pintura a la que obsesivamente, capa por capa, dio forma Jay DeFeo (1929-89), a lo largo de ocho años. Algunos historiadores se refieren a la obra como la más icónica dentro de escenario artístico estadounidense de aquel momento. Sin embargo, durante dos décadas, existió, esencialmente, como un rumor.

En un principio, la obra se titulo Deathrose. Sobrepasaba la tonelada de peso. Medía más de tres metros de alto. Tapaba por completo el mayor ventanal de la vivienda de su autora, en Fillmore Street, San Francisco, dentro de un espacio que parecía haberse transformado en una obra de arte en sí; cubierto el suelo y la banqueta por los trozos de pintura cuya textura carnosa destellaba con el polvo brillante que la pintora mezclaba con los pigmentos, blancos y negros. “Era como entrar en un templo poco menos que viviente”, aseguraba Bruce Conner, íntimo amigo de la artista. Cuando la renta subió, la pintora fue desahuciada y hubo que cortar la ventana para sacar la obra. Hazaña que aparece en el corto realizado por Conner, The White Rose (1967). The Rose se exhibió en 1969, antes de ser trasladada al San Francisco Art Institute (SFAI), donde la artista impartía clases. Ante los primeros signos de deterioro, la obra fue protegida mediante escayolas, pero al aumentar su tamaño no pudo salir por el mismo sitio que había entrado, para completar la restauración. Así quedó, hasta que años más tarde se construyó una pared falsa frente a la pintura, dando pie al rumor, tan extendido como certero, de que la legendaria obra había sido enterrada viva. En 1995, con motivo de una exposición dedicada a la cultura beat, y organizada por el Whitney Museum, se procedió a recuperar la obra para incluirla en la muestra. Hoy puede verse en la colección permanente de dicho centro.

La reputación de la artista ha recaído fundamentalmente en esta obra, que con el tiempo ha ido adquiriendo el aura de una majestuosa reliquia, lo que explica, en parte, el motivo por el que la poderosa y poética obra fotográfica de DeFeo haya pasado desapercibida. En ella se advierte la misma entrega y ansia experimental que se percibe en la obra pictórica, y, sin embargo, hasta hace muy poco, nadie se había parado a analizar su alcance. El fortuito hallazgo del conjunto de las imágenes fotográficas, realizadas a lo largo de la trayectoria la artista, dentro de una caja —donde se suponía se conservaban otro tipo de documentos— ha permitido la necesaria reevaluación, y, de momento ha resultado en un magnifico y contundente monográfico, Jay DeFeo: Photographic Work, compuesto por 150 imágenes, muchas de ellas reproducidas a escala.

'Sin título', 1971 / Cortesía DelMonico Books / The Jay DeFeo Foundation.
'Sin título', 1971 / Cortesía DelMonico Books / The Jay DeFeo Foundation.Jay DeFeo

La autora expuso su obra fotográfica solo una vez en su vida y la mostró como estudio complementario de su obra pictórica. Sus primeros tanteos con la cámara se remontan a los años 50. En la siguiente década realizará collages haciendo uso de las fotografías que toma a sus amigos y a ella misma, piezas a las que se referirá como “bromas dadá”. Será en 1970, cuando su pasión por el medio se acentúe y se prolongué durante un fructífero periodo de cinco años, en el que aprenderá los manejos técnicos de forma intuitiva, guiada por las pistas que la proporcionan sus alumnos de SFAI. La visita a una exposición dedicada a la fotografía de Man Ray, incita a la autora a dejarse llevar por lo accidental y explorar el error. “No tengo ni el temperamento ni las facilidades para seguir el duro camino técnico hacia la perfección”, aseguraba. Algunos de sus primeros temas incluyen zapatos, y sus propios dientes extraídos, que fotografiará de forma recurrente y a los que referirá como “mis restos óseos”. Es en la extrañeza de su imagineria, donde más se aprecian la reminiscencias del espíritu de Dora Maar y de Max Ernst. Bajo la mirada de DeFeo los objetos son lo que son a la vez que dejan de serlo. Así el detalle de un tronco se asemeja al ojo de un elefante, las olas del mar se convierten en criaturas fantásticas, y el respaldo de una silla de tupida tapicería cobra la materialidad de un ser viviente, mientras los fragmentos del cuerpo humano se presentan como artefactos y lo orgánico se funde con lo mecánico. La cámara se convierte en una poderosa mediadora en la negociación entre la fantasía de la artista y la realidad. “La lente realmente me enseñó cómo ver, y a ver de verdad”, aseguraba DeFeo. A través de una mirada tan analítica e incisiva como poética, llena de matices estratificados, la autora desafía al espectador para que capa por capa vaya revelando lo oculto.

En su cuarto oscuro DeFeo dará forma a una serie de chemigramas, como la serie Salvador Dali´s Birthday Party, donde la frontera entre pintura y fotografía queda difuminada. De igual forma, la artista cortara los negativos sin reparos, los invierte, multiplica las imágenes y juega con sus proporciones. Un proceso de transformación y reconfiguración que resulta en impredecibles e enigmáticas abstracciones.

Sin título' ('Fiesta de cumpleaños de Salvador Dalí'), 11 de mayo, 1973 /Cortesía DelMonico Books / The Jay DeFeo Foundation
Sin título' ('Fiesta de cumpleaños de Salvador Dalí'), 11 de mayo, 1973 /Cortesía DelMonico Books / The Jay DeFeo FoundationJay DeFeo

La artista supo ver las oportunidades que ofrecía el medio fotográfico en un momento tan decisivo como fueron los setenta, cuando la fotografía se hacia respetable en América y entraba en el mercado del arte. Y lo hará manteniendo el pulso entre su vena más experimental y su permeabilidad a los embates de la tradición modernista de la llamada straight photography. Es en las cientos de imágenes botánicas donde más se aprecia sus vínculos con el grupo f/64 y su reivindicación de un fotografía pura y claramente definida. Así, en DeFeo nos encontramos con una fotografía tan experimental como directa y descriptiva, que ahondará también en la materialidad del medio fotográfico como objeto. “De la misma forma que The Rose representa una revaluación fundamental de las propiedades de la pintura y pone a prueba los límites que definen la pintura en si misma, su obra fotográfica desata una exploración del medio intencional y extensiva”, destaca Colin Keller en una de los textos que incluye la monografía.

Del medio fotográfico, diría la artista que abría sendas a su práctica pictórica, considerándolo “una expresión complementaria” a su pintura. De este modo, hará uso de la fotografía para documentar el progreso de sus obras pictóricas. De suerte que, mientras la cámara captaba la obra desde todos los ángulos posibles tenía la capacidad de transformar el sujeto en algo completamente nuevo. La obra fotográfica de DeFeo, “servía a dos fines aparentemente incompatibles: hacía el mundo comprensible, pero también extraño”, apunta Keller.

'Sin título', 1971 / Cortesía DelMonico Books / The Jay DeFeo Foundation.
'Sin título', 1971 / Cortesía DelMonico Books / The Jay DeFeo Foundation.Jay DeFeo

La portada de la nueva publicación la ocupa una fotografía que la artista conservaba en su estudio. En ella se aprecia el busto Nefertiti, delante de White Spica; una de las primeras obras de la autora norteamericana, realizada a comienzo de los años 50, permaneció inacabada. Su nombre es el de una estrella, y al igual que la bella faraona, nos habla a través del tiempo, junto con a un espejo negro y cuadrado donde el reflejo de la autora nos devuelve al presente. La enigmática imagen parece encerrar todas las capas que dan forma a la obra de DeFeo; la historia del arte, la suya propia, el acto de examinar, rehacer, extirpar, borrar, subvertir, y trasfigurar; la meditación sobre el objeto, como forma de trascender lo cotidiano en busca de lo universal y lo eterno.

Jay DeFeo: Photographic Work’. Jay DeFeo. DelMonico Books / The Jay DeFeo Foundation. 256 páginas. 82 euros.

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