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Laia Marull: “Se me escapó por los pelos el papel de ‘Tierra y libertad’, de Ken Loach”

La actriz protagoniza la obra de teatro ‘Love, Love, Love’, en La Villarroel de Barcelona

Laia Marull
CLAUDIA COSTA OROPEZA

Actriz todoterreno, Laia Marull (Barcelona, 1973) interpreta en la obra Love, Love, Love (La Villarroel, Barcelona, hasta el 3 de diciembre) a una joven llena de ilusiones en los años sesenta del flower power transformada en la actualidad en una madre de familia que debe digerir que el mundo no es como se lo imaginaba entonces.

Love, Love, Love explora la idea de que el amor no siempre es suficiente. ¿Hay algo que sí lo sea? Ojalá sí fuera suficiente, el amor al prójimo, a nosotros mismos, a lo que hacemos… pero parece que eso es una utopía. Qué lástima, igual viviríamos en un mundo mejor…

La obra indaga también en las herencias que unas generaciones dejan a las siguientes. ¿Es inevitable tener que pagar por los pecados de nuestros mayores? Sí, es inevitable, todo lo que hacemos deja huella, para lo bueno y para lo malo. A nivel político, social, ambiental, etc. Las generaciones anteriores consiguieron cambios importantes que han servido para transformar la sociedad, rompieron con muchas estructuras. Dejaron de hacer lo que a priori estaban obligados, ya no querían seguir los pasos de sus progenitores… Pero tampoco miraron mucho atrás y en muchos aspectos nos dejaron un mundo peor, ahora nos encontramos con generaciones viviendo de manera más precaria.

¿Cuándo supo que se dedicaría a la actuación? Cuando me subí a un escenario por primera vez, haciendo Roberto Zucco, de Lluís Pasqual. Supe que ese caramelito no lo quería soltar.

¿Qué papel se le escapó por los pelos? El de Tierra y libertad, de Ken Loach. Entonces tenía 20 añitos y me quedé a muy poco de hacerlo. Y tantos otros papeles que se quedan en el camino...

¿Qué es lo más bonito que le han dicho sobre su trabajo? El otro día en el estreno de Love, Love, Love de Mike Bartlett en La Villarroel una compañera me dijo que le había recordado a Gena Rowlands. No hay mejor piropo.

¿Y lo más extravagante? En mi primera clase de interpretación, Nancy Tuñón me dijo que era un bicho del escenario. Parece extravagante, pero era un apodo al que estaba acostumbrada porque mi padre solía llamarme bitxo petit.

¿Qué ha aprendido sobre un escenario que no se pueda aprender en un libro? En el escenario plasmas lo imaginado en real. Eres el enlace entre la obra y el público. Y puedes, literalmente, vivir todas las vidas…

¿Qué libro tiene abierto en la mesilla de noche? Ahora, cuentos de Katherine Mansfield.

¿Uno que no pudo terminar? Moby Dick.

¿En qué obra de teatro se quedaría a vivir? En muchas. En cuanto subes al escenario, el tiempo se hace infinito. Sólo acabas porque se acaba la obra, no porque tú te quieras ir…

¿Cuál es su película favorita de todos los tiempos? Hay tantas… pero hoy me quedo con Vidas rebeldes (The Misfits), de John Huston. O cualquiera de Kore-eda.

¿La última serie que ha visto del tirón? In My Skin, en Filmin.

¿Un clásico (libro, obra, película…) que haya descubierto recientemente? Jeanne Dielman, 23, Quai du Commerce, 1080 Bruxelles, de Chantal Akerman. No la había visto todavía y flipé.

Si tuviese que usar una canción como autorretrato, ¿cuál sería? Todas y cada una de las canciones de PJ Harvey.

¿Tiene algún placer culpable en material cultural? Desde que me casé con un americano, como palomitas en el cine.

¿Qué está socialmente sobrevalorado? La juventud… o el delirio de querer ser joven eternamente.

¿Cuál es el suceso histórico que más admira? Los que lucharon contra el franquismo.

De no haber sido actriz, sería… No lo sé, he tenido mucha suerte de encontrar mi profesión.

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