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‘Chéljelon’, las costuras del mundo

A través de un raro equilibrio, Marcelo Donadello pone en tensión los géneros de la novela y el relato en un libro sobresaliente

Edificios de la Plaza de Mayo de Buenos Aires (Argentina), frente a la Casa Rosada.
Edificios de la Plaza de Mayo de Buenos Aires (Argentina), frente a la Casa Rosada.Domingo Leiva (Getty Images)

Algo despista cuando empezamos a leer Chéljelon, libro premiado con el Ignacio Aldecoa de relato de 2023. El primer cuento, ‘Los puentes levadizos de Morón’, ubica en un barrio periférico de Buenos Aires a una pareja en crisis, deliberadamente humorística: a la vez que tienen sexo discuten sobre religión, lo que sirve para evidenciar un singular enfriamiento afectivo (que no corporal) en una relación de varios años. De pronto, alguien llama a la puerta: es Dios. Y Dios entra en el piso tocando el saxofón y con aire de uruguayo (porque “el tango de los tangos es uruguayo”, “los mejores mates los ceban los uruguayos”, etcétera). La pareja se viste púdicamente y acepta a su invitado, misterioso en su vulgaridad (los saluda como hacían los payasos de la tele). Y el lector se prepara para leer un libro de relatos con un cierto toque fantástico, irónico e ingenioso… Pero esto no es Chéljelon. De hecho, cualquier coqueteo con lo mágico realista termina aquí. Antes bien, el argentino Marcelo Donadello (Santo Tomé, 1966) ha querido presentarnos esta peculiarísima novela por su entrada más bufa y estrambótica; con la conciencia de que la magnitud de su escritura, mucho más compleja, se irá revelando poco a poco, y prismáticamente. Los lectores apresurados bien pueden contentarse con un chiste inicial. Y el primer desmentido es que Chéljelon (que en lengua tehuelche quiere decir mariposa) no es un conjunto de relatos, sino, como digo, una novela.

Unos pocos personajes se repiten: Ranquel (el narrador), Meche, Vane, el Chango. También unos lugares del interior de Argentina: Córdoba, Rosario, la Patagonia oriental. Y el tiempo de la acción, fechado en cada capítulo, se vuelve elástico: desde las campañas de Rosas en el siglo XIX, donde comienza el clan de Ranquel, descendiente del indio Kolikew; hasta la vida de clase media provinciana en la periferia de Buenos Aires, la “Ciudad equivocada”.

Donadello parte en cada fragmento de lo cosmológico para desplazarse a lo concreto. Por ejemplo, abarca todo el paisaje argentino al comienzo de un capítulo para desembocar en una anécdota con la policía en los años de la dictadura militar

Es interesantísima esta tensión entre el género novela y el relato en la poética de Donadello; en cierto sentido, muestra la propia contradicción entre una trama de fondo, eso que llamamos pedantemente “sentido de la existencia”, y la dispersión de anécdotas que nos conforman. También entre la pertenencia a una comunidad (novela) y la fragmentación del solitario (relato). Por eso, en cada capítulo los personajes son reseteados, recomienzan desde un olvido de todas sus aristas. Pero, además, Donadello extrema este recurso estilístico de la dispersión en más direcciones. En cada uno de sus fragmentos el enfoque parte de lo cosmológico para desplazarse a lo concreto. Por ejemplo, abarca todo el paisaje argentino al comienzo de un capítulo para desembocar en una anécdota con la policía en los años de la dictadura militar. O dar un recorrido por todas las eras del planeta para aterrizar en los estudios formativos del narrador. Ranquel lo plantea de una forma simpática y certera: fue su miopía infantil la que lo llevó a intuir la totalidad de las cosas. “Creo que mi defecto visual desarrolló en mí el don de ver las cosas en conjunto”, dice. El filósofo Schelling lo sintetizó de otra manera: lo que es para sí es también para el todo. Este es el secreto del arte y también, sin duda, del maravilloso equilibrio de esta rara novela.

Rara porque Chéljelon tiene difíciles parentescos. Es una novela de formación sin héroe único ni aprendizaje alguno. Que, antes bien, juega desde su primera persona y su pequeño mundo a ser una epopeya coral de los márgenes de la provincia argentina, de “las costuras del mundo”. Y el resultado es sobresaliente.

Portada de 'Chéljelon', de Marcelo Donadello.

Chéljelon

Marcelo Donadello
Fulgencio Pimentel
264 páginas. 22 euros

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