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Maria Judite de Carvalho, la escritora de las vidas calladas y el triunfo póstumo

La obra de la autora portuguesa vive una eclosión internacional tras la traducción de ‘Los armarios vacíos’, un retrato de la soledad y la traición hecho con escalpelo

La escritora Maria Judite de Carvalho, en su casa de Lisboa, en una fecha sin concretar.
La escritora Maria Judite de Carvalho, en su casa de Lisboa, en una fecha sin concretar.ARCHIVO FAMILIAR
Tereixa Constenla

Antes de cumplir los 15 años la escritora portuguesa Maria Judite de Carvalho (1921-1998) acumuló toda la tristeza del mundo. En poco tiempo perdió a sus padres y un hermano, pero antes de su desaparición ya había tenido que acostumbrarse a vivir sin ellos y acomodarse a la severidad de diferentes tías que la educaron en Lisboa. Entre esa pérdida y esa represión se forjó la personalidad de una escritora enigmática que rehuyó siempre la exposición pública a pesar del aplauso que alcanzó su obra en Portugal desde que publicó su primer libro en 1959. Su estar en el mundo era la antítesis de la popular Agustina Bessa-Luís, que la elogió como “una flor discreta” de las letras lusas. “Era de esas personas que casi piden licencia para existir, que rehusaban ocupar espacio y no querían situarse bajo el foco, pero que cuando hablaba resultaba penetrante e incisiva”, recuerda su nieta Inês Fraga.

También su escritura es así, construida con un escalpelo certero. Más que retratista de personajes, Maria Judite de Carvalho escribía como si fuese una neurocirujana que hurga en el lugar más recóndito de los traumas y los deseos. Sus protagonistas son casi siempre mujeres que se sienten viejas a los treinta y tantos y que ayudan a los hombres que van a abandonarlas a dar el paso sin escenas ni explicaciones. Viven aprisionadas en la moral pacata de la larga dictadura portuguesa, que también forzó una década de exilio de Maria Judite de Carvalho y su marido, el escritor Urbano Tavares Rodrigues, en Francia.

Son personajes con vidas “vacías de todos”, como las describe la protagonista de Tanta gente, Mariana, el volumen de cuentos que tradujo Regina López Muñoz en Errata Naturae en 2021, más de seis décadas después de su publicación en Portugal. Un signo del desinterés español, tal vez más pasado que presente, hacia la literatura portuguesa. Como si vidas como las de Mariana perteneciesen a un país exótico y no a una ciudad que está a dos horas y media de Badajoz.

“Ella retrata muchas mujeres encerradas, que son vistas como seres planos y unidimensionales, tras sus ventanas. Esa soledad es totalmente actual. A pesar de que hoy nos exponemos detrás de las ventanas digitales de las redes sociales y no nos escondemos en las casas como las mujeres de los años cuarenta, cincuenta y sesenta, las mujeres son igualmente vistas de forma plana. En este juego actual de exhibir y esconder, la soledad es uno de los elementos que no ha cambiado”, observa Inês Fraga.

Y ese aislamiento es lo que, en su opinión, ha conectado la literatura de Maria Judite de Carvalho con nuevas generaciones de lectores tanto en Portugal, donde Minotauro está editando sus Obras completas (seis volúmenes que reproducen cuadros de la escritora en sus portadas), como en los países donde la traducción de Los armarios vacíos ha entusiasmado a la crítica. “Escrito con destreza y astucia”, escribe Joyce Carol Oates en su reseña en The New York Review, “narrado por un observador que se desliza dentro y fuera del texto con el desdén de un personaje patricio de Nabokov”.

Maria Judite de Carvalho nunca dio una entrevista a la televisión y son contadas las que concedió a la prensa escrita, a pesar de que trabajó en varios periódicos como O Jornal, Diário de Lisboa o Diário de Notícias. Uno de sus colegas la recordaría tiempo después como alguien a quien nunca había escuchado hablar. Su mordacidad solo fue conocida en casa o en sus libros. Sus palabras, ni habladas ni escritas, nunca perdían el tiempo.

Logró notoriedad desde su opera prima, el volumen de cuentos Tanta gente, Mariana, publicado gracias al empuje de su marido Urbano Tavares Rodrigues, que leyó el manuscrito en un viaje a París y que telefoneó llorando a su esposa, emocionado por la fuerza de los relatos. Años después, Tavares recordaba, aún con estupefacción, que De Carvalho se consideraba a sí misma mejor pintora que escritora. “Muchos creen que mi abuelo la opacó y en verdad él ayudó a proyectarla. Era su primer lector y un gran entusiasta de su escritura”, afirma Inês Fraga.

Los escritores portugueses Maria Judite de Carvalho y Urbano Tavares Rodrigues, en una imagen sin datar.
Los escritores portugueses Maria Judite de Carvalho y Urbano Tavares Rodrigues, en una imagen sin datar.ARCHIVO FAMILIAR

Son célebres en Portugal los puñetazos que Urbano Tavares Rodrigues le propinó en la calle a un crítico literario que le dijo que Maria Judite de Carvalho haría mejor en dedicarse a coser medias que a escribir. Luego Urbano le acompañó al hospital temeroso de que los cristales rotos de las gafas le hubiesen causado alguna lesión grave y el crítico acabaría visitándole unas semanas después para agradecerle el incidente que le había curado parte de sus dolencias oftalmológicas. Giros mágicos portugueses.

Aquella opinión negativa fue minoritaria en Portugal, donde la literatura de Maria Judite de Carvalho recibió premios relevantes (Camilo Castelo Branco, Vergílio Ferreira o el PEN Clube). Sin embargo, su única proyección exterior se limitó entonces a Francia, editada por Gallimard, entre otras. Su reconocimiento internacional es póstumo, gracias al éxito de la traducción de Margaret Jull Costa al inglés de Los armarios vacíos, que ayudó a publicarla en griego, neerlandés, sueco, turco o italiano. En español saldrá el lunes 10 de abril en Errata Naturae y en otoño, en catalán en Angle editorial.

Urbano Tavares Rodrigues la consideraba una precursora al dibujar personajes que “son el comienzo de una revuelta sorda, que anticipa las palabras, ya explícitas, de las escritoras feministas que aparecerían después”

Ella Sher, la agente literaria que cayó fascinada por su escritura y que ahora gestiona sus derechos internacionales, encuentra la mejor definición de su mundo en “el título de uno de sus libros, As Palavras Poupadas (Las palabras calladas), lo que más importa es lo que no se dice. Cuánto menos, mejor”. De Carvalho no escribía desde el feminismo. “Ella no era una rebelde como Montserrat Roig. Ni era feminista ni protofeminista, retrata la vida de mujeres sometidas sin cuestionarlas, la crítica está en nuestras miradas”. Urbano Tavares Rodrigues la consideraba una precursora al dibujar personajes que “son el comienzo de una revuelta sorda, que anticipa las palabras, ya explícitas, de las escritoras feministas que aparecerían después”.

Los armarios vacíos es una nouvelle sobre la traición y los secretos de familia. Su protagonista es Dora, una viuda tan parca en palabras como en acciones. Cultiva por igual el recuerdo amoroso del idealista marido muerto y la entrega a la única hija de ambos. Instalada en el tedio, la melancolía y el pragmatismo cotidiano, deja de interesarse por sí misma. Está rodeada de mujeres muy diferentes a ella: una suegra extrovertida y una hija materialista. Tres generaciones que se condicionan y que se observan como espejos de lo que no quieren ser, pero que acaban compartiendo el rol satelital alrededor de los hombres.

Portada de 'Los armarios vaciós', de María Judite de Carvalho. EDITORIAL ERRATA NATURAE

Los armarios vacíos

Autora: Maria Judite de Carvalho.


Traducción: Regina López Muñoz.


Editorial: Errata Natuae, 2023. A la venta el lunes 10 de abril.


Formato: tapa blanda (168 páginas. 18 euros).

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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