No diga ‘streamer’, diga ‘joueur en direct’: comienza la batalla por la lengua del futuro
Los préstamos lingüísticos campan a sus anchas en el mundo digital. Francia sugiere una medida para controlarlos
Basta darse una vuelta por cualquier canal de Youtube o Twitch de esos que le van comiendo la tostada a la televisión en las generaciones más jóvenes para darse cuenta de que el lenguaje en el mundo digital se amplía a un ritmo exponencial en cuanto a préstamos lingüísticos se refiere. Cualquier streamer hablará con naturalidad del bait que lanzó en la última raid que ha hecho en el Moba de moda. Desgraciadamente, un campero le hizo un headshot mientras carrileaba a un amigo y dropeó todo su equipamiento. Una pena. Git Gud para la próxima vez, amigo.
No solo hablamos de neologismos. Si uno se detiene a escuchar, se dará cuenta de que también hay verbos españoles que estaban en desuso y no paran de crecer por su similitud con la fórmula inglesa. Banear va ganando terreno a bloquear, cancelar a proscribir o el sustantivo balanceado va creciendo en detrimento de equilibrado. Lo de llamar “hermano” a los que antes llamábamos “tío” daría para otro artículo.
Luego están las palabras —muchas veces verbos— que toman un concepto inglés y lo declinan con las reglas del español: banear (de ban, prohibición), buguear (de bug, gusano, agusanadao, con fallos), farmear (de farm, granja, usado para hablar de recolectar recursos en vez de avanzar en la trama de un juego), chetar (de cheat, hacer trampa, usar trucos), ownear (de own, poseer, cuando alguien es mucho mejor que sus adversarios). Y muchos más ejemplos: respawnear, glitchear… Por cierto que todos esos verbos inventados se conjugan en primera, haciendo caso al genio del idioma del que habla Álex Grijelmo.
La lengua es un sistema económico y el inglés es un idioma sintético, lo cual explicaría por qué usamos boost en vez de “mejora temporal de las capacidades” o aceptamos las siglas por su comodidad: FPS (first person shooter, un juego de disparos en primera persona) o PVP (player versus player, juegos o modos de juego en los que se enfrentan dos jugadores). Pero, aunque la tentación de justificar los neologismos es grande, no hay que engañarnos: teniendo las mismas palabras, si usamos boss (referido al enemigo principal de una fase o un juego) en vez de “jefe” es por pura inercia, dejación o moda. Vamos, que mola más (o es más cool). Con todo, el hachazo generacional es abono para los reproches recíprocos. Así que a los (boomers) que dicen que las nuevas generaciones deberían hablar mejor español se les podría replicar que tampoco pierden nada por visitar uno de los múltiples diccionarios gamer diseminados por la Red.
El Gobierno francés (desde Légifrance, el sitio web del Ejecutivo para la difusión pública de textos legislativos y reglamentarios) ha publicado un manual léxico con recomendaciones de uso de términos relacionados con el mundo de los videojuegos. Francia, tan atenta a los movimientos culturales, ha decidido coger el toro por los cuernos, asumir que el fenómeno digital es tan imparable como generacionalmente impositivo e intentar embridar la aplastante fuerza del inglés en el ámbito virtual.
Así, según el Elíseo, streamer debe evitarse y usar en su lugar joueur en direct; F2P (la abreviatura de free-to-play, juego gratis) es menos preferible que jeu vidéo en accès gratuit; E-sport debería sustituirse por jeu vidéo de compétition; early pass por accès anticipé o DLC (de downloadable content, las expansiones de los videojuegos) por extension téléchargeable.
Decíamos que solo hace falta darse una vuelta por internet para ver que nuestra lengua ha sucumbido a los neologismos. Es curioso, porque el español, según el Observatorio de la diversidad lingüística y cultural de internet que dirige el profesor Daniel Pimienta, consolida cada día más su posición como tercera lengua digital. Según su informe de 2022 el inglés sigue siendo la primera lengua en internet (el 25% de la Red está en inglés, pero vive un relativo declive comparado con el 30% que señalaba el anterior informe, de 2017), seguido por el chino (15%). El español se sitúa tercer lugar con un 7,9% de los contenidos totales, una subida considerable con respecto al 7,3% que ocupaba en 2017.
Si sumamos datos y observación la conclusión es simple: tanto crece el uso del español en el internet global como el uso de anglicismos dentro del español. Con esto claro, ya solo queda una cosa: decidir si a ese ascenso lo llamaremos subir de nivel o levelear.
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