_
_
_
_
trono de juegos
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Cierra Tequila Works, la industria sufre, el videojuego español llora

Los problemas de uno de los mayores estudios de España son un reflejo de los de todo el ecosistema industrial

Imagen del juego 'Rime'.
Imagen del juego 'Rime'.
Jorge Morla

Esta pasada semana saltaba una noticia de impacto. El estudio español de videojuegos Tequila Works no cerraba, pero casi: se declaraba en bancarrota tras meses de impagos y dificultades financieras.

Visto como un hecho aislado, es triste: fundada en 2009 y creadores de Rime y Deadlight (dos de los juegos españoles más vendidos, si no son directamente los más vendidos de la historia), Tequila era un estudio querido y admirado, dueño de una impronta muy personal y una de las caras visibles más importantes de la industria española. Pero visto como un hecho conectado a otros, puede ayudarnos a desenmarañar el estado actual del sector de los videojuegos.

Ya lo hemos dicho más veces: la industria del videojuego pasa por un momento de crisis que, aparentemente, no concuerda con las boyantes cifras que el sector no se cansa de exhibir. ¿Por qué? Porque éxitos discretos se convierten en fracaso si las expectativas son desmesuradas.

Los juegos dan dinero, pero no el suficiente para colmar la ambición de unos inversores que, obnubilados por el pantagruélico crecimiento que el sector experimentó en pandemia, se pensaron que sus márgenes de beneficio serían mayores de los que son. Y que, cuando deciden retirar sus fondos, dejan temblando a empresas enteras. Los problemas de Tequila tienen que ver con los malos números de su último gran juego, Song of Nunu: A League of Legends Story. Pero, de forma directa también, con la retirada de fondos de sus inversores. Desgraciadamente, esa dependencia del dinero extranjero no es nueva en España: Virtual Toys, con inversión coreana, se declaró en quiebra en 2016. Novorama, estudio español creador de la popular franquicia Invizimals, cerró en 2022 después de que Tencent adquiriera una parte. Mercury depende de inyecciones japonesas (Konami, Nintendo). Tequila dependía, en gran medida, de la inversión de Riot, que a su vez es una filial de Tencent.

La industria debe pensar sobre esto y sobre otro tema que hemos tratado: los costes de producción, que se han disparado. Es una bola de nieve que va creciendo a medida que los estudios con juegos exitosos van escalando sus proyectos hasta hacerlos inasumibles. Lo hemos visto hace nada con Concord, y con muchos otros. Una empresa exitosa se embarca en un proyecto tan costoso que un descalabro implica su quiebra. Cuando los costes pasan de 15 a 150 millones, y la necesidad de ventas pasa de un millón de copias a 15, estás comprando muchas papeletas para que, si tu juego no tiene un gran éxito, te arruines.

Urge una reflexión profunda de los videojuegos como sector, como industria, como ecosistema cultural y como herramienta artística. Entre todos hemos (hemos, porque con nuestras compras los jugadores también somos responsables de hacia dónde va la industria) de centrar los esfuerzos en los juegos contenidos, y no en las superproducciones cuya ambición es sencillamente irrealizable. Porque no es una exageración: el futuro del que está llamado a ser el fenómeno cultural más importante del siglo está en juego.


Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jorge Morla
Redactor de EL PAÍS que desde 2014 ha pasado por Babelia, Cultura o Internacional. Es experto en cultura digital y divulgador en radios, charlas y exposiciones. Licenciado en Periodismo por la Complutense y Máster de EL PAÍS. En 2023 publica ‘El siglo de los videojuegos’, y en 2024 recibe el premio Conetic por su labor como divulgador tecnológico.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_