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Raúl Tejón: “Hay señoras machistas y ‘señoros’ gais”

El coprotagonista de ‘Machos alfa’, gay visible, se considera un “actor de clase trabajadora”, encantado de pagar impuestos para devolver las becas con las que estudió Derecho y Administración de Empresa: “Cuanto más pago, más gano”

Raúl Tejón, actor, en Madrid.
Raúl Tejón, actor, en Madrid.Bernardo Pérez
Luz Sánchez-Mellado

Tejón llega en su coche “de 14 años” desde Getafe, donde reside desde siempre, pensando en tirarlo en cierto aparcamiento de Madrid y llegar con tiempo para acudir puntual a la cita en el Ateneo. Pero, en el último minuto, se encuentra con la calle cortada al tráfico, tiene que internarse en el laberinto del centro y, como buen habitante del extrarradio, va avisando por teléfono a quienes le esperamos de cómo y de cuánto se retrasa. Cuando llega, por fin, se disculpa, se desprende del plumífero extralargo con que lidia con el frío que pela hoy en la Meseta y se le queda una pluma adherida a la camiseta. Se la quito, se la enseño, me mira, lo miro y ambos nos reímos sin reírnos. Las carcajadas, y alguna que otra lágrima en puertas aguando sus ojos, vendrán luego, en una charla generosa y amena de la que lo que sigue es solo un extracto. Gran conversador, da gusto escucharlo.

¿Cuánto ha tardado en venir?

Nada, 20 minutos. La gente que vive en el centro se cree que Getafe está en el más allá, lejísimos, y muchas veces tardan más que yo en llegar a los sitios. A quienes vivimos en la periferia no nos da pereza las distancias, ¿a que no? Tenemos el plano del Metro y el del Cercanías grabados en la cabeza. No me vendría al centro a vivir, aunque pudiera comprarme un piso, que no puedo.

¿Por?

Porque me gusta Getafe y lo que me da Getafe: que voy a entrenar todos los días con mi amigo Eduardo, que me paso por la óptica de Sergio, mi amigo del cole, y nos vamos a tomar la cervecita al bar de mi amigo Use. Imagino que hay barrios de Madrid donde se puede hacer eso, pero, con la gentrificación es todo más desalmado. Para quedar con alguien tienes que agendarlo a tres semanas vista. Y eso no va conmigo.

¿Es un chico de extrarradio?

Del todo. Yo puedo salir de Getafe, que Getafe no sale de mí. Ni puedo ni quiero negar el sitio donde he crecido, donde me he hecho. En mi colegio, en los 80, arrasó la heroína. Los críos huíamos de los pobres yonquis que estaban dispuestos a quitarnos las pesetas que nos daban de paga. Mis abuelos son emigrantes manchegos. De aquí voy a probarme un traje de Pedro del Hierro para un evento, porque los actores también vendemos ilusión. Pero soy un currante, clase trabajadora, y eso no me resta conciencia de clase.

¿Defina ‘conciencia de clase’?

Saber que no hay justicia social, que la meritocracia no existe, que son los padres. Que, por mucho que a mí me vaya bien, mi obligación es devolver con mis impuestos a la sociedad que me lo ha dado todo, incluyendo las becas con las que me saqué dos carreras en la universidad de mi pueblo, la Carlos III. Derecho y Administración de Empresas. Los pago encantado y agradecido porque son para la ciudadanía, no para el Gobierno. Cuando pago mucho, me alegro, porque eso significa que he ganado una pasta. Cuanto más pago, más gano. Yo en los sitios he estado siempre por derecho. Nunca he tratado de ser lo que no soy.

O sea, que, en su perfil de Instagram puede poner “emprendedor”.

Jajaja, podría, lo que no voy a poner nunca es entrepreneur, ni bon vivant, ni wanderlust ni esas mierdas que nos vende el capitalismo. Un respeto.

Está triunfando con su personaje en la serie ‘Machos alfa’. ¿Es usted más macho, o más alfa?

El alfa de mi casa es mi perro, Roque. Me lo dijo el otro día Jaime, su rehabilitador, y me encantó. El macho alfa, en los perros, es el que equilibra. Y yo, según Jaime, soy el “chocolate”, el que mantiene unida a la manada a base del juego. Me hizo gracia, porque mi forma de estar en la vida y el trabajo es jugar. Yo llego a plató, o a cualquier sitio, y se me acerca la gente, los perros, los niños. Soy chocolate.

¿Siempre le ha pasado?

No, eso me pasa desde que decidí no estar enfadado con el mundo.

¿Antes lo estaba?

Sí, estaba muy enfadado con la vida. Supongo que tiene que ver con una situación complicada en mi infancia. Mi padre se fue de casa y fue una separación traumática. Sentí el abandono y me pasé casi 20 años cabreado. De los 17 a los 35. Hasta que dije: hasta aquí.

¿Qué pasó para que se plantara?

Pasó que me volvieron a abandonar. Un amor. Y entonces, dije, basta, tengo que cambiar de pantalla, esto lo soluciono, se acabó el tango. Se acabó el enfado. Y me cambió la vida. Recuperé la relación con mi padre. Acepté que no podía cambiarle. Que mi madre también era como era. Entendí que a la gente hay que aceptarla como es, no como queremos que sea. Cuando aceptas eso, se acaban las expectativas y los malentendidos y la vida se coloca. Llevo 20 años en terapia. He decidido ser consciente. No ser feliz, ser completo.

¿Le ha salido cara la terapia?

Carísima, pero me parece mucho mejor eso y estar bien que poder comprar un piso en la Gran Vía.

¿Esa consciencia coincide con su despegue profesional?

Sí, aunque en los años del cabreo, aproveché esa energía. He hecho todo el abanico de cabrones: violadores, pederastas, asesinos, policías corruptos, todo el mundo machirulo. En los castings me cogían solo para eso. Nadie vio que yo podía ser comedia, que puedo ser, que soy, de hecho, un cascabel dentro de mi cabreo. Hasta que llegaron los hermanos Caballero [los productores de Machos alfa] y lo vieron.

Raúl Tejón, actor en la serie 'Machos alfa' fotografiado en el Ateneo de Madrid.
Raúl Tejón, actor en la serie 'Machos alfa' fotografiado en el Ateneo de Madrid.Bernardo Pérez

¿Es usted machista?

Claro que lo soy, lo que me toca, y no me doy cuenta, porque he sido criado en el patriarcado. He tenido la suerte de crecer entre mujeres poderosas. Mi tía abuela se tiró al tren y perdió las piernas antes de que la pillaran con el estraperlo, con dos ovarios. Mi madre tiró adelante sola con mi hermana y conmigo, pero igual aguantaba cosas que no debía aguantar. Eso me ha hecho entender que las mujeres pueden ser tan poderosas como quieran ser, pero que ellas también han sido criadas en el patriarcado.

O sea, que hay mujeres machistas.

Pues claro. Hay muchas señoras machistas y muchos señoros gais, porque el patriarcado es transversal a toda la sociedad. Pero hay cosas por las que no paso y no estoy siquiera dispuesto a debatir. Esos que dicen que la violencia no tiene género, por ejemplo, es que ni discuto. Línea roja total. Chico, vete a terapia, yo ya llevo 20 añitos. Los que niegan genocidios, por ejemplo, otra línea roja.

¿No hay de esos en ninguno de sus chats de familia, por ejemplo?

Pues claro, mira lo que te he contado de mi tía abuela, por ejemplo. Mientras no haya justicia y restitución, va a haber dos Españas, claro que las hay. He roto algunas relaciones por esas cosas, no tengo por qué aguantar determinadas cosas que me hacen daño.

¿La homofobia es una de ellas?

Pues claro, si tú no me aceptas como soy, ya está: no hay más que hablar. Yo no obligo a nada a nadie. Cásate con un hombre, una mujer o un caniche. Pero no me digas lo que puedo o no hacer con mi vida.

¿Todavía hay homofobia en su oficio?

Pues claro, dime un actor explícitamente gay que haya ganado un Goya como protagonista. Me dirás que Javier Cámara, y, sí, es una excepción. Pero históricamente los ganan actores perfectamente heterosexuales haciendo de machos ibéricos. A mí me han intentado sacar de algún reparto por ser homosexual, ¿hola? ¿Alguien intentó sacar a Tom Hanks de Philadelphia por ser heterosexual? Por eso, considero que es un acto de reivindicación y militancia decir quién es uno. La orientación sexual no forma parte de mi vida privada.

¿Está a favor del ‘outing’?

No, porque cada uno tiene su lucha personal, su proceso, y tiene derecho a decirlo cuando quiera, si quiera. Pero tampoco entiendo que nadie se ofenda porque digan que es gay. Nadie se ofende porque digan de él que mide dos metros, o que es bajito. No deja de ser homofobia interiorizada.

Ahí, ahí, haciendo amigos en el colectivo.

A ver, el colectivo es tan diverso como la sociedad, y ha cogido algunos vicios deleznables. Hay un edadismo brutal. La pluma está vetada en ciertos sectores. Parece que todos tenemos que ir al gimnasio, machacarnos para tener bien marcado el six pack y gustarnos el Benidorm Fest. Vete a la mierda. Llevamos toda la vida peleando porque nos dejen ser, sentir y decir lo que nos dé la gana y ahora el colectivo nos va a decir quiénes somos. Seamos sensatos. Hay que hacer un esfuerzo por informarnos y deconstruirnos.

De deconstrucción masculina se habla mucho en ‘Machos alfa’. ¿Usted ya venía deconstruido de casa?

Bueno, tengo mis lecturas, y mis cosas. Llevo un esfuerzo de muchos años, y esto va a sonar mal, no tanto por ser feminista, sino por ser mejor persona.

¿Es feliz?

Pues mira, sí. Y tengo motivos para estar triste. Mi madre murió este verano. Voy todas las semanas a ver a Itxaso, mi psicóloga. Es un trabajo diario. Y lo hago porque es lo que me alimenta como persona, y como actor. El único consejo que doy a quien me lo pide es que saber quiénes son, y abrazarlo, es lo que te hace diferente, lo que te va a diferenciar del resto.

'MACHOS ALFA'

Raúl Tejón (Madrid, 48 años) es Raúl Camacho, el machito cachas, infiel sistemático y chulito inseguro del cuarteto de protagonistas hombres de ‘Machos alfa’, la serie-comedia sobre la crisis de la masculinidad de los hermanos Caballero, con la que este actor "de batalla" ha alcanzado la popularidad masiva. Antes de eso, Tejón formó partd de la primera promoción del doble grado de Derecho y Administración de Empresas de la universidad Carlos III de Madrid, con sede en Getafe, ciudad periférica de Madrid, donde Tejón vive desde niño con su familia, procedente de Alcázar de San Juan (Ciudad Real). Fue al final de la carrera, cuando el recién graduado, que había participado en montajes teatrales aficionados, decidió presentarse a unas pruebas de Romeo y Julieta y le dieron el papel de Romeo a la primera. De ahí, empezó a dar clases de interpretación con Alberto Corazza, aparcó el Derecho y la empresa, y encadenó un trabajo tras otro, sobre todo en teatro y televisión. Hasta ahora.  

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Luz Sánchez-Mellado
Luz Sánchez-Mellado, reportera, entrevistadora y columnista, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y publica en EL PAÍS desde estudiante. Autora de ‘Ciudadano Cortés’ y ‘Estereotipas’ (Plaza y Janés), centra su interés en la trastienda de las tendencias sociales, culturales y políticas y el acercamiento a sus protagonistas.
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