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COLUMNA
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Ansia de amor

No recuerdo quién escribió que ningún ser humano quiere ser una isla. Pero las bestias saben cómo pueden asaltarlas. Por el corazón

Los protagonistas de 'El quinto mandamiento'.
Los protagonistas de 'El quinto mandamiento'.
Carlos Boyero

La privilegiada inteligencia de Fernán Gómez hizo posible una de las películas más negras, esperpénticas y tragicómicas del cine español. Se titula El extraño viaje. La censura intentó ponerle grilletes, pero ahí está. Viva y corrosiva después de tanto tiempo. Pienso en su argumento cuando informaron de un suceso real aterrador. Dos hermanas y su hermano, sin parejas, fueron asesinados en un pueblo. Se los carga un señor al que no habían devuelto un préstamo de cincuenta mil euros. Ellas destinaron ese dinero a la cuenta corriente de dos imaginarios militares estadounidenses a los que no habían visto nunca pero que les ofrecían matrimonio. Eran sus novios en su delirante cabeza, una estafa más a través de la tecnología que acaba con la muerte de esa familia. Qué miedo da ese letal señor. Y qué grima los que engañaron a las dos solteronas con ansia de amor.

Continúan las barbaries utilizando los sentimientos en la aterradora serie en Filmin El quinto mandamiento. No es ficción. El espanto ocurrió. Aseguraba el gran Battiato en su canción La estación de los amores: “Los deseos no envejecen a pesar de la edad. Le queda un nuevo entusiasmo que vivir al corazón”. Ese entusiasmo es el que utiliza una sofisticada bestia con aspiraciones de ser cura para enamorar a dos ancianos que están muy solos. Ambos con casas hermosas y dinero. Él es un homosexual pasivo, hombre ilustrado y lírico, virgen, religioso, alguien que por primera vez en su desolada vida se siente amado y cree amar. Ella renunció al sentimiento amoroso hace mucho tiempo, pero no se lleva mal con su plácida existencia. Ambos serán utilizados, manipulados, humillados, envenenados lentamente por ese hombre joven, impostor, místico, codicioso, depredador sentimental especializado en seducir a los corazones cansados de los vulnerables. El mal existe, disfrazado con múltiples formatos, utilizando diversas estrategias para lograr la devastación del prójimo. Y es aún más repugnante cuando su objetivo son los débiles, los niños y los viejos.

El quinto mandamiento es una producción de la esmerada BBC. No es una obra maestra, pero sí creíble. Y provoca terror la personalidad de ese monstruo sonriente, detallista, calculador hasta la náusea, haciendo mortal su juego con los sentimientos ajenos. Y como siempre con la justificación del todo por la pasta, incluido el cambalache sentimental. No recuerdo quién escribió que ningún ser humano quiere ser una isla. Pero las bestias saben cómo pueden asaltarlas. Por el corazón.

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