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Columna
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Fachosfera

Pedro Sánchez recurre a referirse a los que están contra su potestad como algo llamado “fachosfera”. O sea, el timo de siempre, los buenos y los malos, los que poseen la razón y sus ciegos opresores

Pedro Sánchez, este jueves en Bruselas.
Pedro Sánchez, este jueves en Bruselas.OLIVIER HOSLET (EFE)
Carlos Boyero

Me alarmó el título de un libro con un interrogante muy complejo. Se llamaba De qué hablamos cuando hablamos de amor. Era el relato de un escritor inquietante, borracho contumaz, que se llamaba Raymond Carver. No era el sublime Fitzgerald, hablando de temas parecidos, pero parecía auténtico, malherido, original. Y me sigo preguntando en mi vejez de qué hablamos cuando hablamos de amor. Sigo sin concluyentes respuestas.

Pero de forma tal vez caprichosa relaciono ese preocupante interrogante cuando escucho al líder de las causas sociales, al supuesto paladín de los más vulnerables, a ese cinismo sin caretas en nombre del poder, a ese posibilista desvergonzado llamado Pedro Sánchez, que recurre, auxiliado por la nómina de algún ayudante ingenioso, a referirse a los que están contra su potestad como algo llamado “fachosfera”. O sea, el timo de siempre, los buenos y los malos, los que poseen la razón y sus ciegos opresores. El mensaje es tan bobo y oportunista que me da grima. Es un teatro mentiroso y cutre, es un mal actor con un guion oportunista y cochambroso, es una ofensa para la inteligencia de cualquier receptor con dos dedos de frente y de corazón.

Me cuentan que en la próxima semana el periódico de papel verá reducido su espacio, pero que las columnas sobre televisión serán más amplias. Y me digo, qué desgracia. Seguir escribiendo sobre la nada o la sordidez de algo tan abyecto llamado televisión. Van a prescindir de las recomendaciones sobre ella. Qué labor tan ingrata, imaginativa y heroica la de aquellos que se dedicaban a eso. Qué bazofia la televisión, antes, por supuesto, pero sobre todo ahora. Viven de violaciones, torturas, incestos, crímenes, sadismo. Las estupideces del universo del corazón ya están a la baja. Pobre de la gente, ancianos casi todos, que no tienen más remedio que convivir con el bicho.

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