_
_
_
_
_

Marta Carazo: “La gente está cansada del estereotipo de presentadora de talla 36 o 38″

La periodista arranca hoy como presentadora del Telediario 2. Defiende la realidad virtual en plató siempre que no se trate de “pasear por pasear”

Marta Carazo, en una cafetería de Madrid.
Marta Carazo, en una cafetería de Madrid.Jaime Villanueva
Berna González Harbour

Marta Carazo será desde hoy el nuevo rostro del Telediario 2, la figura que nos contará las noticias por la noche en La 1 con toda la credibilidad y oficio que un periodista debe aportar al cargo de presentador. Carazo (Madrid, 51 años), hasta ahora corresponsal en Bruselas tras una carrera de 25 años en la televisión pública, sustituye a Carlos Franganillo, que se ha ido a Telecinco.

Pregunta. ¿Qué echaba de menos en España?

Respuesta. Lo primero que hago siempre al cruzar la frontera es pararme en una cafetería y tomarme un café con leche como Dios manda, porque allí hay mil tipos de cafés y lugares sofisticados, pero café con leche, ninguno. Terraza, sol y café. Eso es estar ya en España.

P. ¿Bruselas le gustó?

R. Mucho. Es duro, pero ha sido como cursar un máster. Hice un máster al llegar al Canal 24 horas en RTVE y otro en Bruselas. Me cuesta mucho dejarlo.

P. ¿Y su familia?

R. Yo iba para cinco años y vuelvo a los tres y medio. A mis hijas, que tienen 18 y 15 años, les sentó entonces fatal ir y ahora les sienta fatal volver. ¡Ahora les da miedo estudiar en español!

P. Lo primero que pensé cuando se publicó su nombre es que al fin se le iba a quitar esa cara de frío que tenía en Bruselas.

R. Me lo ha dicho un montón de gente (ríe). En cuanto estaba cinco minutos en la calle tenía que ponerme a dar saltos para quitar el frío, pero yo quería estar en la calle, en las informaciones y en los directos porque si estás allí, estás allí. No echaré de menos el gris, los días en que parece que no amanece, que el sol no levanta. Había días que me costaba levantarme de la cama, es una cuestión física.

P. ¿Qué fue lo más difícil de cubrir?

R. Anímicamente, la guerra de Ucrania. Estábamos en el epicentro de la anti Rusia, era todo muy intenso y para muchos fue muy difícil. Nos tocó. No por peligro, pero sí por impactante, porque la dimensión era enorme, percibías muchísima preocupación y remontar ese primer mes se me hizo difícil.

¿Cometeremos fallos? Sí, claro. Pero solo me sentiré mal si considero que lo hacemos mal, no porque alguien me critique

P. ¿La presión sobre una televisión pública es mayor que sobre otro medio?

R. Está sujeta a un escrutinio mayor y tiene que ser así porque lo pagamos entre todos. Quizá es mayor e intentamos ser especialmente rigurosos. En ese sentido sí es una presión porque mi fallo es mío, pero represento un poco a todos.

P. ¿Le preocupan las presiones cruzadas de derecha e izquierda?

R. Lo piensas, pero afortunadamente me pilla mayor, madura. ¿Cometeremos fallos? Sí, claro. Pero solo me sentiré mal si considero que lo hacemos mal, no porque alguien me critique. Es una responsabilidad conmigo misma y con el equipo que hacemos el 2. Será rendir cuentas con nosotros mismos.

Marta Carazo
Jaime Villanueva

P. ¿Mirará la audiencia por el rabillo del ojo?

R. No mucho. Nunca he estado muy pendiente de la audiencia porque siempre he creído en una televisión pública que pueda hacer cosas que otros no pueden hacer. Tenemos la suerte de poder dedicar tiempo a contextualizar temas que otras teles no pueden porque se les va la audiencia. Y también nos debemos a audiencias minoritarias que tienen derecho a tener su espacio. Habrá que estar pendiente de hacerlo bien, engrasada con el equipo y tranquila conmigo misma, no de las audiencias. Habrá otros que se preocupen de esto. El día que no me sienta tranquila conmigo misma porque no lo esté haciendo bien habrá que tomar una decisión, pero no será porque la audiencia vaya bien o mal. Si eso es así, ya tomarán otros la decisión por mí.

P. ¿Qué no sabemos de lo que cuesta hacer un telediario?

R. La dimensión. Es un buque gigante trabajando. Me da rabia cuando dicen “el telediario de…”, en este caso de Franga, porque hay un equipo enorme detrás. Nosotros podemos ponerle cara, pero detrás está lo que la gente no sabe.

Siempre he creído en una televisión pública que pueda hacer cosas que otros no pueden hacer

P. Es amiga de Franganillo. ¿Seguirán viéndose? ¿Se picarán?

R. A los dos nos hace gracia esta situación. Somos muy buenos compañeros y amigos y hemos hablado en este tiempo. Pero ni Franga ni yo somos así. Quien quiera crear un ambiente de competidores es que no nos conoce.

P. ¿Qué carácter quiere dar al Telediario?

R. La naturalidad, hacer las cosas fáciles, acercar las noticias al espectador. Una cosa es que te escuchen y otra que interioricen y hagan suyo lo que estás contando. Y eso depende del carisma y de cómo lo transmitas, además del trabajo que hay detrás. Me subo a algo que ya está funcionando, no tengo que ponerlo en marcha de cero.

P. La información televisiva ha cambiado.

R. La tele ha apostado por la posproducción, la infografía… y eso está bien sin distraer porque el telediario no es un espectáculo. Está muy bien sacarlo de la rigidez de la mesa, pero no pasear por pasear. Si haces una realidad virtual y estás metida en el hemiciclo debe tener un sentido. Y eso en TVE está bastante claro, no se puede hacer un show del telediario. Me dicen que soy muy seria y soy seria, es verdad. Hay que aportar todo lo visual posible, pero sin distraer.

Quiero hacer un telediario neutral

P. ¿Sus maestros?

R. Rosa María Calaf es la que abrió a los espectadores el mundo. Durante mucho tiempo me ha acompañado Ana Blanco, una persona que ha sabido mantenerse sin engancharse en tendencias que a corto plazo te pueden favorecer, pero luego son perjudiciales. Tienes que seguir siendo tú misma y Ana Blanco sabe hacerlo, es una maestra del saber estar. Y en lo más reciente, ahora Alejandra Herranz, que es muy fresca, maravillosa para un Telediario 1 muy dinámico, muy concienzuda y trabajadora.

P. ¿Persigue un Telediario de centro?

R. Quiero hacer un telediario neutral. Llevo 25 años en TVE, he pasado por todo tipo de gobiernos y para mí siempre la calidad de los informativos ha dependido de la calidad del profesional que estuviera, independientemente de su filiación política. Es lo que debe ser TVE y quien piense lo contrario está muy equivocado. TVE es una televisión pública, y pública es de todos, de un lado y de otro. Lo voy a intentar y creo que lo voy a conseguir porque ahora mismo lo estamos consiguiendo.

P. Es mujer y tiene 50 años. ¿Es un mensaje?

R. Me emociona esto porque he visto en todas las televisiones europeas una apuesta por gente madura y por la experiencia. Siempre me ha dado pena que en España fuéramos por una línea como la que se ve en algunas televisiones de Latinoamérica que es la exuberancia, la apuesta por la juventud, la belleza y la talla 36 o 38. TVE tiene una visión distinta y me parece muy elogiable, por qué no. Si tienes una candidata maravillosa de 30 años con un tipazo, pues estupendo. Pero si tu candidata tiene 50, arrastra una experiencia que puede aportar y tiene un cuerpo normal de 50 años es una apuesta muy inteligente. En EE UU es igual, no sé por qué tenemos ese prejuicio aquí. Los 50 me parecen maravillosos, me siento fenomenal, la gente está cansada de ese estereotipo y lo va a valorar, eso ya está pasado. Y en TVE podemos hacerlo, tomar decisiones valientes y estoy orgullosa en ese sentido.

Puedes seguir EL PAÍS Televisión en X o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Sobre la firma

Berna González Harbour
Presenta ¿Qué estás leyendo?, el podcast de libros de EL PAÍS. Escribe en Cultura y en Babelia. Es columnista en Opinión y analista de ‘Hoy por Hoy’. Ha sido enviada en zonas en conflicto, corresponsal en Moscú y subdirectora en varias áreas. Premio Dashiell Hammett por 'El sueño de la razón', su último libro es ‘Goya en el país de los garrotazos’.
Tu comentario se publicará con nombre y apellido
Normas

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_