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Columna
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‘Bang Bang Baby’, trauma, sangre y ‘Ndrangheta

La serie es dura y entretenida y tiene una vuelta de tuerca sobre los clásicos dramas mafiosos

Bang Bang Baby
Una escena de 'Bang Bang Baby'.
Ángel S. Harguindey

Si las mafias italianas, cualquiera de ellas, cobraran derechos de autor por las numerosas películas y series de televisión basadas en sus tropelías, desde Salvatore Giuliano a Gomorra, Suburra o Roma criminal, es probable que bajara su índice de criminalidad. Bang Bang Baby se suma a la larga lista con una peculiaridad: abuela y nieta, Nona Lina y Alice, respectivamente, son los ejes sobre los que giran los 10 capítulos de la primera temporada de la trama que exhibe Amazon Prime Vídeo. Cuando Alice, una nínfula rural de un pueblo cercano a Milán, contempla, con siete años, el asesinato de su padre mientras disfrutaba de los pequeños placeres de un parque de atracciones, sabremos que los traumas infantiles pueden condicionar su posterior desarrollo vital. Si añadimos que su abuela, la Nona Lina, es la jefa de la ‘Ndrangheta de la zona, se intuye que el destino de la adolescente estará vinculado al submundo mafioso.

La vuelta de tuerca de los guionistas, o las ventajas de la maleable ficción, es comprobar que el presunto padre asesinado está vivo y que el amor que por él profesa su hija adolescente condicionará su ingreso en la organización criminal. Claro que las mafias, cualquiera de ellas, no sería lo que son sin la inestimable colaboración de algunos políticos o, en su defecto, su inevitable destino a convertirse en un cadáver ni siquiera exquisito por obra y gracia de la voracidad porcina. ¡Son los intereses económicos, estúpido!

Una dura y entretenida serie en la que destacan las excelentes interpretaciones de Arianna Becheroni en el papel de la traumatizada adolescente y la de Antonio Gerardi, un mafioso con el electroencefalograma bordeando la idiocia.

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