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Una aplicación con nombre de estrella de las rancheras para cuidar a distancia a los ancianos

La plataforma familiar Durcal permite comprobar en remoto a tiempo real el estado de salud y seguridad de los mayores

Patricia Coll Rubio
Guillem Viladomat, fundador de Durcal.
Guillem Viladomat, fundador de Durcal.

Mantener a las personas a salvo es el objetivo común de las soluciones tecnológicas impulsadas hasta la fecha por el fundador de la plataforma familiar Durcal, Guillem Viladomat (Andorra la Vella, 1988). La primera fue Alpify, una “herramienta de geolocalización al servicio de las estaciones de esquí que llegó a utilizarse para rescatar 20 personas al día en la montaña e incluso ante situaciones de violencia de género”, recuerda con nostalgia el emprendedor. Aunque Alpify acabó siendo un proyecto fallido porque, según Viladomat, “estaba pensada para un problema ocasional que, por suerte, no tiene recurrencia”, su tecnología de geolocalización “evolucionó” para centrarse en el cuidado de los ancianos, primero con Safe365 que era “una especie de botón del pánico” hoy transformada en Durcal, una plataforma familiar gratuita que permite comprobar el estado de salud y seguridad de los ancianos en remoto a tiempo real.

El nombre surgió de una tormenta de ideas que Viladomat organizó para encontrar un concepto “fácil de recordar para los abuelos”. ¿Y cómo llegaron hasta Durcal? “Resulta que el hermano de mi bisabuelo fue uno de los compositores de la canción Fumando espero que hizo tan famosa a Sara Montiel, así que se nos ocurrió buscar el nombre de alguna artista que fácilmente pudieran recordar los ancianos a los que va dirigida la aplicación. Y surgió Durcal, por Rocío Durcal, que a su vez tomó su apellido artístico de un pueblo granadino que encontró poniendo su dedo al azar sobre un mapa de España”, explica Viladomat. Entre los asistentes a esa reunión estaba su “amigo” Agustín Gómez, presidente de Wallapop, la plataforma de compraventa por internet que impulsaron la mayoría de la veintena de profesionales que trabajan actualmente para Durcal.

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La aplicación, que cuenta con una interfaz adaptada a la vista y habilidades tecnológicas de las personas de mayor edad, divide sus funcionalidades en tres parámetros: salud, que detecta pasos, calidad del sueño, temperatura corporal y pulsaciones; seguridad, que incluye geolocalización, estado de la batería y cobertura del móvil; y felicidad, que permite compartir fotografías, así como llevar la cuenta de las veces que se la ha visitado o telefoneado, que la familia ve en un ranking con el que la aplicación pretende “fomentar que las personas mayores estén en contacto con sus familiares”, conscientes de que una de sus misiones es “combatir la soledad”, destaca su CEO, Guillem Viladomat.

Aunque el modelo de negocio de esta aplicación gratuita “aún no está definido”, Viladomat reconoce que existen posibilidades de monetización ya que la denominada silver economy, que se centra en ofrecer servicios adaptados al envejecimiento de la población, es un “sector muy caliente”. Su idea de encontrar una solución al problema del cuidado de los mayores, junto a la “tracción” que está logrando en poco tiempo su aplicación, con “más de siete millones de descargas”, ha convencido a los inversores. La startup ha logrado “levantar entre 6 y 7 millones de euros”, revela. Entre los que apuestan por Durcal están el empresario Dídac Lee, el fondo Mangrove (Wix, Skype, Red Points, Wallapop, Badi), Prosegur, el RACC y Atresmedia, con el que ha firmado un acuerdo de media for equity para publicitar Durcal en televisión a cambio de la entrada del grupo mediático en el accionariado.

Viladomat tiene claro cuál es el reto: “Solo los ricos se van a poder permitir una residencia o cuidador. El resto van a vivir o malvivir más solos que nunca”. Su solución puede ser esta aplicación, porque “hoy en día el 80% de los mayores de 65 ya tienen un móvil inteligente en su bolsillo”, explica. El próximo paso será la venta de pulseras inteligentes conectadas a la plataforma que disponen de “un botón para avisar de emergencias”. ¿Y el siguiente? ¿Quizá asistentes de voz o incluso robots cuidadores? “Aunque en un futuro pueda haber robots u otras soluciones que ahora no podemos ni imaginar, tampoco sabemos cuáles serán ni si serán gratuitas. Nosotros queremos que nuestro proyecto funcione independientemente de donde vivas y de cuántos recursos tengas”, insiste.

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Sobre la firma

Patricia Coll Rubio
Es colaboradora de Tecnología en EL PAÍS. Doctora en Comunicación, es directora del grado en Periodismo y Comunicación Corporativa en Blanquerna (Universitat Ramon Llull).

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