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China anuncia el final de la ola de covid-19 tras 1.100 millones de contagios

Las autoridades informan de una tendencia a la baja en infecciones y decesos. El Gobierno calcula que entre el 8 de diciembre y el 2 de febrero murieron 82.238 personas

Varías personas con mascarilla caminan en el distrito de negocios de Pekín, en China, el 2 de febrero de 2023.
Varías personas con mascarilla caminan en el distrito de negocios de Pekín, en China, el 2 de febrero de 2023.Mark Schiefelbein (AP)

La esperada calma después de la tormenta ya es un hecho consumado en China, según las autoridades. El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) asegura que la ola de infecciones de covid-19 ha remitido y que “no hay evidencias” de que se haya producido el temido incremento exponencial de casos durante las celebraciones por el Año Nuevo lunar del que alertaban los expertos. La abrupta flexibilización de las medidas impuestas durante tres años para frenar la propagación del coronavirus provocó a finales de diciembre un tsunami de contagios sin precedentes que puso al sistema sanitario del gigante asiático contra las cuerdas. En las últimas semanas, el Gobierno, que calcula que entre el 8 de diciembre y el 2 de febrero más de 1.100 millones de chinos contrajeron la covid y más de 80.000 fallecieron, afirma que los números muestran una tendencia a la baja y, a través de los medios de comunicación estatales, envía mensajes de una ostensible mejora de la situación.

“El acusado descenso en la cifra de muertes e infecciones por covid-19 indica que China ha salido de la actual oleada”, aseveró un funcionario del CDC citado el domingo por el rotativo nacionalista Global Times. Según las estadísticas oficiales, 3.278 personas fallecieron entre el 27 de enero y el 2 de febrero, casi la mitad que la semana anterior (20-26 de enero), período en el que se registraron 6.364 decesos.

Los datos publicados por las autoridades sanitarias muestran que el último brote de infecciones en China, el más severo desde el inicio de la pandemia, ha empezado a ceder después de alcanzar el pico el pasado 22 de diciembre, jornada en la que se registraron 6,94 millones de nuevos casos. En comparación, el 30 de enero se notificaron unas 24.000 infecciones. El CDC calcula que más del 80% de la población se ha contagiado en esta ola y que 82.238 personas fallecieron entre el 8 de diciembre y el 2 de febrero. Funcionarios de esa institución también informaron de que el número de casos críticos bajó a finales de enero un 72% con respecto a finales de diciembre, mientras que las muertes diarias en hospitales cayeron un 79% en esas mismas fechas.

No obstante, el balance en una nación de 1.411 millones de habitantes contrasta enormemente con estimaciones de países occidentales basadas en sus propias experiencias durante el embiste de la variante ómicron. En su actualización de este miércoles, la compañía británica de análisis de datos médicos Airfinity apunta que desde el 1 de diciembre podrían haberse producido 1,3 millones de muertes en China. Dado que el CDC solamente comunica las muertes en hospitales, analistas en el extranjero señalan que se está subestimando el impacto real de la situación.

Ante el recelo de Occidente y las presiones de la Organización Mundial de la Salud, que exige transparencia, China ha reconocido que el margen de error es grande debido a la presión de la situación y ha prometido hacer un recálculo en el futuro. La estimación se realizará calculando la diferencia entre el número de personas que han muerto en el país durante esta ola, independientemente de la causa, y la media de los últimos años. En teoría, de esa manera se incluirían los decesos por covid de pacientes que no fueron diagnosticados, así como aquellos que murieron a causa de la saturación de los servicios sanitarios.

Aunque las autoridades continúan pidiendo precaución, la vida prácticamente como se conocía antes de 2020 ha vuelto a China. La eliminación de casi todas las medidas anticovid –el único residuo que queda es la mascarilla, cuyo uso es solo obligatorio en el transporte público y lugares de riesgo, como hospitales o centros de mayores– animó a muchos a hacer las maletas y viajar durante la recién finalizada Fiesta de la Primavera, la primera sin restricciones en tres años.

El Ministerio de Transportes calcula que se han realizado alrededor de 2.100 millones de desplazamientos durante el periodo de 40 días en torno a las festividades, por lo que preocupaba especialmente que los contagios se extendiesen en las zonas rurales, con menos recursos y sistemas de emergencias más débiles. No obstante, según funcionarios del CDC citados por medios locales, “no hay evidencias de que se produjese un repunte durante o después de la semana de vacaciones, cuando decenas de millones de personas viajaron a sus hogares de origen y luego regresaron a las ciudades en las que trabajan. Los datos proporcionados por las provincias también confirman que la última oleada de infecciones ha llegado a su fin”.

Contrario a las primeras estimaciones de los virólogos del país, Wu Zunyou, epidemiólogo jefe del CDC, ha descartado una nueva ola en los próximos dos o tres meses. “La posibilidad de un repunte de casos en todo el país es muy pequeña”, escribió en Weibo (el Twitter chino) en la víspera de Año Nuevo chino. Sin embargo, desde el CDC recuerdan que salir de esta fase “no significa que la covid-19 haya terminado”. “Debido a la posible aparición de nuevas variantes y a la disminución de los niveles de anticuerpos entre la población a los seis meses, se espera que en China se produzca una nueva ola en torno a junio o julio”, advierte el experto citado por el Global Times, quien añade que “es poco probable que iguale a la de diciembre”. En su opinión, “no desbordará el sistema médico y no habrá tantos enfermos graves”.

El Gobierno puso fin a la estricta estrategia de covid cero el 7 de diciembre, cuando la capital, Pekín, se encontraba haciendo frente al mayor rebrote desde el inicio de la pandemia. Una semana antes, cientos de personas habían salido a las calles de las principales urbes del país a pedir el fin de esa férrea política de control que había dominado su vida durante casi tres años. El hartazgo generalizado por las pruebas PCR diarias y las restricciones a la movilidad, los profundos estragos a la economía y la conmoción ante una secuencia de tragedias relacionadas con los protocolos anticovíd animaron a muchos jóvenes a congregarse en esas insólitas protestas. Aquel acto de “rebeldía” llegaba en un momento en el que los trabajadores migrantes de provincias en Guangzhou protagonizaron varios choques con la policía por las restricciones y un mes después de que miles de empleados de la fábrica de Foxconn de Zhengzhou –el mayor fabricante de iPhone del planeta– denunciaran las pésimas condiciones en las que se veían obligados a trabajar tras un brote de covid.

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