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Los niños españoles ven 4.000 anuncios de alimentos insanos al año en la tele: “Mi hijo pide los cereales con muñequitos en la caja”

Consumo tiene preparado un decreto para regular la publicidad alimentaria para jóvenes y en horario infantil que la industria rechaza. Garzón atribuye el retraso de la norma a las “diferencias” con el PSOE

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Lucio, de 8 años, mira un anuncio publicitario de cereales de chocolate con un alto contenido de azúcar.Jaime Villanueva

“Cuando mi hijo mira vídeos de dibujos animados, salta de repente publicidad de galletas, caramelos o chuches. Y luego en el supermercado me pide los cereales con muñequitos en la caja”. Así explica Daniela Flores cómo impactan los anuncios que ve su hijo Lucio, de 8 años, con el que vive en el centro de Madrid. Miguel Ángel Royo-Bordonada, profesor de la Escuela Nacional de Sanidad y uno de los mayores expertos en el tema, cifra en 4.000 los impactos publicitarios de alimentos y bebidas insanos que ven cada año los niños españoles tan solo en la televisión. El Ministerio de Consumo tiene preparado un decreto para regular la publicidad alimentaria para jóvenes y en horario infantil que la industria rechaza. Hace unos días, el ministro Garzón atribuyó el retraso de la norma a las “diferencias” con el PSOE, algo que no confirman ni el Ministerio de Agricultura ni el de Industria, ambos en manos socialistas.

A falta de la norma, sigue el bombardeo. “Los niños reciben cada día una media de 12 anuncios de alimentos y bebidas no saludables, es decir, más de 4.000 anuales”, denuncia Royo-Bordonada, que ha publicado la cifra en varios estudios científicos. “Lo medimos en un trabajo publicado en 2016 y desde entonces hemos vuelto a medir varias veces y el porcentaje sigue siendo similar. Además, un reciente estudio europeo confirma que estamos en esas cifras. Y eso es solo en televisión, hay que sumarle internet, lo que ven en los supermercados, las vallas publicitarias, las máquinas expendedoras…”, prosigue. ¿En qué se traduce? Esto puede desembocar en “que consuman 60 kilocalorías más de media al día, que es la diferencia entre tener un peso normal y tener sobrepeso”, continúa.

Coincide Aitor Sánchez, dietista-nutricionista y autor de varios libros sobre nutrición como Mi dieta cojea (Paidós): “El 90% de los productos que salen en la tele tienen un perfil malsano: cereales con mucho azúcar, galletas, snacks, dulces, bollería industrial, bebidas energéticas, refrescos… Este bombardeo de publicidad supone que los jóvenes van a tener una preferencia por estos productos y van a disminuir su consumo de alimentos saludables”. Además, “la ley permite que los envases alimentarios sean casi un cartel, y que tengan animales, personajes, dibujos y otras características para llamar la atención de los niños”.

Se comprueba en un supermercado del centro de Madrid. Carlos Galindo camina por un pasillo junto a su hija Shirley, de ocho años, que acaba de salir de la escuela. El padre lleva en sus manos dos paquetes de batido de chocolate cuyo envoltorio adorna un zorro animado. “Intento comprar los batidos que llevan menos grasa y menos azúcar, pero no siempre es fácil, porque muchos llevan publicidad por fuera y regalos por dentro, y son esos los que más piden”, critica. “A los niños les cala mucho esta publicidad, y luego hay que luchar mucho para enseñarles qué es bueno y qué es malo”, continúa.

Daniela Flores, madre de Lucio, vive situaciones similares: “Es un problema ir con el niño a hacer la compra, porque siempre quiere que le compremos dulces. Mi marido y yo intentamos hacer la compra sin él para evitarlo”. En su opinión, si no se publicitaran superhéroes o personajes de dibujos animados, los niños pedirían menos productos así.

La ciencia corrobora esta creencia. Royo-Bordonada, que también es presidente saliente de la Asociación Madrileña de Salud Pública, lo explica así: “La publicidad les influye muchísimo, primero porque les hace consumir más alimentos insanos, y segundo porque además los asocia con estar saludable, en mejor forma física, ser más guapos, más inteligentes…”. Su estudio más reciente, que publicó hace unos días, analiza la evolución de los anuncios de 2017 a 2020 y confirma que el 75% de ellos tienen un perfil nutricional insano según los parámetros de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La regulación pendiente

En la actualidad, la industria alimentaria autorregula su publicidad con el denominado Código Paos. Expertos y nutricionistas coinciden en que no funciona. De hecho, las tasas de sobrepeso y obesidad de los niños y jóvenes españoles han aumentado en las últimas décadas y se sitúan ya en torno al 40%. Para frenar esta vorágine, el Ministerio de Consumo ha preparado un decreto para prohibir la publicidad de alimentos y bebidas insanos (entre los que incluye chocolates, dulces, galletas, postres, zumos y helados) dirigida a niños y adolescentes en televisión, radio, redes sociales, webs, aplicaciones, cine y periódicos. Tampoco podrán anunciar estos productos youtubers e influencers.

Una niña mira anuncios de comida en la televisión.
Una niña mira anuncios de comida en la televisión. Nasos Zovoilis (Getty Images)

La norma toma como base los perfiles nutricionales de la OMS, que veta cinco categorías de alimentos: la primera, productos de confitería de chocolate y azúcar, barritas energéticas y coberturas dulces y postres. Le sigue el grupo de alimentos que incluye pasteles, galletas dulces y demás productos de pastelería. Tampoco se podrán anunciar otras tres categorías que conforman los zumos, las bebidas energéticas y los helados.

En cambio, hay otros alimentos que se consideran sanos y siempre podrán publicitarse: carne fresca y congelada, pescado, aves de corral, huevos, fruta fresca y congelada, verduras y legumbres, además de raíces y tubérculos. Se excluyen las conservas de estos alimentos, además de la fruta en almíbar y la congelada con azúcares añadidos. Para el resto de categorías se establece un límite de contenido en nutrientes por cada 100 gramos. En este caso, se podrán anunciar siempre y cuando las grasas totales y saturadas, el azúcar total y añadido y los niveles de sal se mantengan por debajo de los límites establecidos en cada producto.

Si el decreto sale adelante tal y como está planteado, los anuncios de los productos insanos quedarán prohibidos durante todo el día en los canales infantiles de televisión. En los programas de radio y televisión con una audiencia menor de 16 años, se restringirán antes y después de la emisión de espacios destinados al público infantil y en los horarios de protección reforzada (de 8.00 a 9.00 y de 17.00 a 20.00 en días laborables, y de 7.30 a 12.00 en sábados, domingos y festivos). En las redes sociales, aplicaciones, internet y medios impresos no se anunciarán en contenidos para menores de 16 años.

Cambio de hábitos

Aitor Sánchez, divulgador sobre nutrición, cree que prohibir anuncios “funciona y es muy eficiente”: “En los países escandinavos o en Chile se está legislando la publicidad infantil de alimentos malsanos, y se ha demostrado que hacerlo cambia los consumos y se reduce la demanda de todos esos productos”. Royo-Bordonera, por su parte, cree que el decreto es positivo, pero se queda corto, en especial en lo relacionado con los horarios protegidos, “porque la mayor audiencia infantil se da desde las ocho de la tarde a la medianoche, ya que en España se ve mucho la tele en familia”.

Garzón considera esta regulación como una de las claves de su ministerio para los últimos meses de la legislatura, pero el decreto, anunciado hace un año, no termina de salir. Hace unos días le preguntaron en Catalunya Radio si el PSOE lo estaba bloqueando. “El hecho de que aún no haya salido se explica en parte por estas diferencias”, respondió. “Hay sectores que tienen un enfoque distinto al nuestro y nosotros tratamos de convencerles de que hay que anteponer la salud de los menores a las legítimas aspiraciones de las empresas. La ciencia dice que hay alimentos que empeoran la vida de niños y niñas”, continuó.

Ni el Ministerio de Agricultura ni el de Industria, los otros dos implicados en el tema —y dirigidos por el PSOE—, han respondido sobre esa cuestión a este diario. Mientras, la patronal alimentaria FIAB ve en esta regulación “un ataque gratuito e injustificado de Consumo a los elaboradores de alimentos y bebidas” y señala que ha remitido alegaciones al decreto.

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