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La frustrada lucha de Rocío Carrasco para que su caso llegue a juicio

La denuncia por violencia de género quedó en suspenso en 2018. Este es el recorrido judicial de esa causa por maltrato psicológico, que ella intenta reabrir

Rocío Carrasco durante la entrevista en el programa de Telecinco que emite su documental. En vídeo, tráiler de la entrevista a Rocío Carrasco. Vídeo: FOTO Y TELECINCO
Pilar Álvarez

El testimonio de Rocío Carrasco desgranado en las últimas semanas en la televisión ha alcanzado cuotas de pantalla de más del 30% y ha conmocionado a la sociedad española. Su relato se centra en denunciar 20 años de ataques por parte de su exmarido, Antonio David Flores, a costa de minar su imagen pública tachándola de mala madre, de no cumplir con sus obligaciones ni querer hablar con sus hijos u ocuparse de ellos. Le acusa también de haber influido en sus hijos, en especial en la mayor, en contra de la madre. El resultado de esos ataques, sostiene Carrasco, es un trastorno de adaptación mixto, crónico, con ansiedad y depresión, que la llevó incluso a intentar suicidarse. Por todo esto presentó en 2016 en el juzgado contra su expareja una denuncia por violencia psicológica, una de las formas de violencia machista más difíciles de demostrar.

La fuerza de ese relato ha hecho que muchas mujeres se vean reflejadas: desde que empezó a emitirse la serie documental de Telecinco, las llamadas al teléfono contra la violencia de género, el 016, se dispararon un 42% en una semana.

El asunto tiene también un recorrido en los tribunales, en los que la hija de la cantante Rocío Jurado y el boxeador Pedro Carrasco ha intentado documentar no solo esa manipulación a la opinión pública a través de las declaraciones sistemáticas de Flores sino también a través de informes y evaluaciones psicológicas. Los cinco tomos a los que ha tenido acceso a este periódico recogen ambas vías: informes psicosociales del juzgado y también portadas de las principales revistas del corazón para demostrar cómo se ha ido dando de ella una imagen que encaja con el mito de la mala madre. Aunque tienen un historial previo en los tribunales referido a la custodia de los niños y a un episodio de maltrato de la hija mayor de ambos, que dio una paliza a su madre en 2012 y fue condenada por ello, se abre una instrucción por maltrato psicológico.

Toda esta ingente documentación ha quedado en punto muerto en la justicia: se ha decidido un “sobreseimiento provisional”, que implica que el caso se puede reabrir si aparecen nuevas pruebas. Eso es exactamente lo que persigue Rocío Carrasco: que haya juicio. “Yo creo en la justicia firmemente porque vivimos en un Estado de derecho”, ha dicho en televisión.

La denuncia

Rocío Carrasco y Antonio David Flores se separan en 1999, tras casi cuatro años de matrimonio (obtendrían el divorcio en 2001). A partir de entonces, Rocío Carrasco sufre lo que considera ataques en público perfectamente planificados por parte de su exmarido, y presenta demandas para preservar su derecho al honor. Pero es en diciembre de 2016 cuando acude al juzgado de instrucción número 23 de Madrid para denunciar “un delito de lesiones psicológicas y de quebrantamiento de los deberes de custodia” de sus dos hijos, que siempre han estado en el centro del caso. El propio juzgado deriva el asunto al de violencia contra la mujer, el número 1 de Alcobendas. Empieza ahí su recorrido en los tribunales encaminado a demostrar que ha habido violencia machista, que ella sitúa ya desde que eran pareja.

Carrasco y Flores son padres de Rocío y David, ahora mayores de edad. A lo largo de la documentación judicial, la madre señala que comenzó a ser maltratada por su exmarido durante el embarazo de riesgo de su segundo hijo. En un escrito, asegura que tuvieron una discusión de madrugada y Flores la cogió del cuello, “agarrándola y sujetándola contra una ventana”. Añade las amenazas que recibió cuando anunció su separación: Según contó a los forenses del juzgado, su marido le dijo: “¿Rociíto, te vas a separar? Pues no sabes la que se te viene encima, te vas a levantar de una y te va a venir otra. Te vas a cagar”.

Su argumentación judicial se basa en que el exmarido ha dirigido contra ella durante 20 años una estrategia destinada a socavar su imagen, tanto en las revistas del corazón como con sus hijos. Aporta para ello a la causa declaraciones de Antonio David Flores diseminadas en revistas de prensa rosa. En febrero de 2001, QMD tituló: “Antonio David acusa a Rociíto de no ser una buena madre y relaciona a Fidel [Albiac, actual marido de Carrasco] con el narcotráfico”. Lecturas, 2015: “Antonio David habla de Rocío: ‘Cuando unos hijos no quieren estar en casa de su madre, por algo será”. En octubre de ese año, la revista Pronto publica: “Mi hijo ingresó en Urgencias y su madre no fue a verlo”. O de nuevo Lecturas, en mayo de 2016: “Rocío Carrasco ha despreciado a mis hijos”.

Por su parte, Antonio David Flores trata en la causa judicial de que no se llegue a un juicio por maltrato psicológico. En diferentes autos pide que se suspenda el proceso y alega que ella actúa por “una venganza personal” para privarle del “ejercicio de su profesión y de su libertad de expresión”. Añade que Carrasco busca esa venganza porque los hijos “han elegido libre y voluntariamente vivir con su padre y no con su madre”.

Además, Antonio David Flores emprende continuos procedimientos civiles para intentar modificar los términos de la custodia de los hijos, que recayó en ella tras la separación. En una de las demandas que interpone, en 2003, llega a sugerir que Rocío Carrasco es responsable de la discapacidad del hijo pequeño: “El estricto y rígido régimen de alimentación al que se sometió [ella durante el embarazo] bien pudo ser la causa de las deficiencias con que el hijo menor nació”.

Rocío Carrasco con su padre, Pedro Carrasco, y su hija, Rocío Flores, en Madrid en enero de 2000.
Rocío Carrasco con su padre, Pedro Carrasco, y su hija, Rocío Flores, en Madrid en enero de 2000. Europa Press Reportajes (Europa Press)

Los menores

Carrasco ha lamentado públicamente que sus hijos, tras haber firmado en 2003 un convenio que recoge una nueva regulación mediante la cual compartirá con su exmarido la guardia y custodia, han crecido “solo con una versión de los hechos” porque sostiene que él aprovechó esa cesión para ponerlos en su contra. Acusa a su exmarido de manipularlos para destruirla a ella.

El miércoles, durante una entrevista en Telecinco, respondió a la pregunta de cuándo se sintió ella víctima: “Me reconozco como tal en el momento que veo que mis hijos están siendo manipulados”.

Hay un episodio que considera especialmente doloroso, la “obra maestra” del exmarido contra ella: cuando el 27 de julio de 2012 su hija le dio una paliza, acreditada por una sentencia judicial que recoge un maltrato continuado durante tres años por parte de la hija, que entonces tenía 15 años. Entre los insultos de la menor, la sentencia recoge estas palabras en los hechos probados: “Guarra, puta, mi padre tenía razón, eres una maltratadora psíquica, a esta casa no me trae ni la policía, ni el juez, ni tu padre y tu madre, que están bajo tierra”. Rocío Carrasco, que no ha vuelto a ver a su hija, Rocío Flores, desde aquel episodio, considera que la joven, ahora con 24 años, no es responsable de lo ocurrido, y culpa de todo a su exmarido: “Rocío llega a ser verdugo porque antes ha sido víctima”. Con su hijo tampoco tiene relación desde 2016.

Tras la paliza, la denunciada por maltrato fue la propia Rocío Carrasco. Según contó en televisión, la hija y el padre acudieron a la Guardia Civil mientras ella estaba en el hospital después de haber recibido los golpes. A partir de este suceso, la menor fue sometida a una evaluación oficial por el equipo técnico de asesoramiento de la Comunidad de Madrid en noviembre de 2012, y los profesionales señalaron que la entonces adolescente había recibido durante años “presiones, más o menos conscientes, y adoctrinamiento más o menos consciente que dan como consecuencia el rechazo frontal a la madre”.

El trastorno psicológico

Rocío Carrasco recibe atención psiquiátrica desde 2011. Un primer informe elaborado por el médico que la trata habla de niveles de estrés altos y de síntomas de depresión con insomnio “debido a la situación de acoso por parte de su exmarido”.

Desde entonces ha sido atendida por al menos cinco especialistas, y aporta a la causa más de 20 informes diferentes. También la analizan los peritos forenses de la Unidad de Valoración Integral de Violencia de Género del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, examen al que la defensa de Antonio David Flores se opone sin éxito. Además, dos médicos forenses, una psicóloga y una trabajadora social entrevistaron a Rocío Carrasco el 18 de julio de 2017. El informe posterior, de noviembre de ese año, ahonda en cómo la fama ha ejercido un papel distorsionador en la vida de esta mujer, que cuenta a los especialistas que su estado de ánimo “depende de las noticias que salgan en las revistas o en la televisión, como consecuencia de las declaraciones realizadas por el padre de sus hijos acerca de su persona”. Carrasco “expresa que ya le ha quitado el amor y el respeto de sus hijos y que ya no le queda nada”.

Sin embargo, los forenses “no pueden determinar que la causa fundamental que ha provocado este trastorno” sea la actuación del exmarido, “ya que desde que se producen los primeros hechos relatados por la paciente hasta que se realiza el primer diagnóstico de la enfermedad transcurren varios años”. Pero sí ven una relación entre los ataques y exclusivas periodísticas de Flores y el estado psicológico de su exmujer: “Estos médicos forenses pueden establecer una relación de causalidad entre la agravación de la sintomatología que presenta la paciente y los hechos denunciados, dada la importancia vivencial que otorga doña Rocío a todas las situaciones relativas a sus hijos y a la repercusión mediática que tienen”.


Puede conectarse clínicamente con la grave situación familiar que presenta y con las declaraciones negativas que viene realizando el padre de sus hijos acerca de su persona, que ha actuado como elemento concausal de la evolución clínica de la peritada
Conclusiones del informe de la Unidad de Valoración Integral de Violencia de Género de noviembre de 2017


Los peritos piden para ella medidas de protección que limiten la exposición mediática de las cuestiones intrafamiliares, es decir, que cesen los reportajes en la prensa del corazón. Pero tanto el fiscal como la jueza de violencia sobre la mujer le negaron esa protección, que ella reclamó tras el informe. “No existe una situación objetiva de riesgo”, entiende la jueza; y argumenta que Carrasco la solicita más de un año después de denunciar, y que entre las cosas que pide figura la prohibición de que su exmarido hable con ella, aunque ambos no hablan desde 2010.

La petición de apertura de juicio

Tras recabar una ingente documentación durante dos años –la instrucción incluye 2.238 folios-, la titular del juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Alcobendas dio por terminada la investigación en marzo de 2018 y recomendó abrir juicio oral para determinar si Rocío Carrasco es víctima de violencia de género. La titular del juzgado consideró que “existen indicios suficientes” de que Antonio David Flores “efectuó publicaciones en los medios de comunicación donde desprestigiaba a doña Rocío Carrasco Mohedano, en su papel como madre o como persona” y que esas conductas “han agravado” el trastorno de su exmujer.

Sin embargo, el fiscal no estuvo de acuerdo, y consideró que las declaraciones públicas de Antonio David Flores recogidas en las diligencias y a las que refiere la jueza no son ni siquiera materia de “ilícito civil” porque el exmarido las hace “sin utilizar insultos, ni revelar hechos secretos”. El ministerio público recalca además que la denunciada es también “una persona que voluntaria y reiteradamente ha expuesto su vida privada al conocimiento del público”.

Que el denunciado reproche a la denunciante lo que a su juicio fue una falta de atención al hijo común es una acción amparada por la libertad de expresión que, aunque resulte desagradable a la denunciante, no es merecedora de reproche jurídico alguno, ni siquiera civil
Escrito del fiscal del 7 de septiembre 2018


Antonio David Flores acude al juicio por la demanda civil contra Rocío Carrasco por impago de la pensión de sus hijos, en Madrid a 23 de abril de 2021.
Antonio David Flores acude al juicio por la demanda civil contra Rocío Carrasco por impago de la pensión de sus hijos, en Madrid a 23 de abril de 2021.José Ramón Hernando (Europa Press)

Antonio David Flores argumenta en su recurso que ella también ha acudido a las revistas para contar su vida y que su situación anímica y personal puede estar relacionada con otros hechos, como la muerte de Rocío Jurado, el distanciamiento de su familia o sus problemas económicos. Enumera en su recurso un listado de nueve entrevistas exclusivas de Rocío Carrasco. La primera es de 1995: “Intuyo que ha habido otra mujer en la vida de David”, reza el subtítulo de la publicación en Hola. Incluye otra sin fecha: “Mi hijo llegó a casa con un bulto en el brazo. Le llevé al médico y me dijeron que estaba roto. He puesto este hecho en conocimiento del juzgado”. Las últimas, de 2015 y 2016, son sobre su boda.

Doña Rocío Carrasco Mohedano ha pretendido instrumentalizar este procedimiento de violencia de género para evitar que mi poderdante pueda realizar en el futuro ningún tipo de intervención pública, circunstancia que en distintos procedimientos judiciales ha intentado y no ha logrado
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El cierre provisional en la Audiencia Provincial

Finalmente, la Sección 27 de la Audiencia Provincial de Madrid determinó en noviembre de 2018 el sobreseimiento provisional de esta causa. Los tres magistrados incluyen en su razonamiento un argumento que tanto la jurisprudencia como la mirada judicial con perspectiva de género rechazan en los casos de violencia machista: la tardanza en denunciar. A pesar de que el Supremo la ha descartado como motivo. En una sentencia de la sala segunda de mayo de 2018, señala: “El retraso en denunciar hechos de violencia de género, o doméstica, no es sinónimo de falsedad en una declaración, sino que es perfectamente admisible entender veraz esa declaración por las especiales características de los hechos de maltrato”. La Audiencia Provincial también ahonda en su auto para sobreseer provisionalmente el caso en el mito de la madre manipuladora, que denunció “tras haber sido demandada para que apagara 5.000 euros mensuales a su expareja para el mantenimiento de sus hijos”.

La conducta del investigado relatando intimidades familiares quizá pudiera no ser muy adecuada éticamente e incluso quizás pudiera ser objeto en alguna de sus manifestaciones de otro tipo de procedimiento judicial (civil, como señala el Ministerio Fiscal solo en relación con la entrevista que tilde de “farsa” la boda de su ex mujer) y de hecho la propia denunciante, como ya se indicó, ha formulado demandas por derecho al honor
Auto de la Audiencia Provincial de noviembre de 2018

El debate social abierto por el testimonio de Rocío Carrasco ha despertado el interés de juristas. Al margen de lo que pase en el futuro con este caso, pone la atención sobre la dificultad de probar la violencia psicológica. En algunos de los casos judiciales más complejos, como el juicio por el caso de La Manada, se pidió que los jueces incluyeran la perspectiva de género en sus decisiones. También aquí. Inmaculada Montalbán, magistrada y expresidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial, declara: “Me llama la atención que se acordara el sobreseimiento a pesar de que el juzgado de violencia sobre la mujer dijese que había indicios suficientes para abrir procedimiento oral; porque la investigación parece que fue muy completa, algo clave para acreditar la violencia psicológica”. La magistrada Lucía Avilés, fundadora de la asociación de Mujeres Juezas, añade: “Puede sorprender que la Audiencia Provincial tumbe lo que un órgano especializado en violencia de género ha considerado que tenía que seguir adelante. En cuanto a la violencia psicológica hay que ser extremadamente prudente, no se puede valorar con parámetros de agresión física solo por los resultados, también importan los tiempos. No se trata de abrir juicio para prejuzgar que el acusado es culpable, sino para que ambas partes puedan aportar todo su arsenal probatorio y con todas las garantías” .

Intento de reabrir el caso

Una trabajadora de Telecinco llamó a Rocío Carrasco en julio de 2019, según explicaría ella misma a uno de los psiquiatras que la tratan. Le cuenta que es posible que su exmarido participe en la siguiente edición del programa Gran Hermano VIP, que comienza en septiembre. Su hija mayor, Rocío Flores, intervendrá en el plató defendiendo al padre. El 5 de agosto de ese año, Carrasco ingresa en Urgencias por una sobreingesta de medicamentos. “Ha tomado 7-8 lorazepam, 3 mirtazapinas y tranxilium esta mañana a las 8 am”, recoge el informe de urgencia del hospital Sanchinarro de Madrid de ese mismo día. Uno de los informes que aporta Carrasco en su petición para que se reabra la causa a partir de este hecho señala que lo hace “de manera impulsiva, sin planificación previa, con una dudosa finalidad suicida”. “Solo sé que quería que parase este sufrimiento”, dice ella en este otro informe, fechado el 2 de octubre de 2019. Teme que su exmarido use el concurso para hacer nuevas declaraciones para denigrarla. No cree que pueda mejorar con medicación ni con terapia: “Está convencida de que lo único que la puede mejorar es que paren por completo esas declaraciones”, prosigue su informe psiquiátrico.

Pero Rocío Carrasco recibe un nuevo revés judicial. El juzgado de violencia sobre la mujer número 1 de Alcobendas, con el respaldo del fiscal, rechaza reabrir el caso: “Ni siquiera existen indicios de que dicho ingreso fuera motivado por el hecho de que don Antonio David entrara en el programa televisivo, incluso cuando todavía no había formulado ningún tipo de comentario a la conocida como prensa rosa”, dice el auto de la jueza del 18 de noviembre de 2019. Después, Carrasco decide contar su relato públicamente en la televisión. Pero sigue reclamando tener un juicio, como dijo el pasado miércoles: “No he pedido una sentencia condenatoria, sino que se me escuche en sala, que se me dé oportunidad de ejercer mi derecho”.

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Sobre la firma

Pilar Álvarez
Es jefa de Última Hora de EL PAÍS. Ha sido la primera corresponsal de género del periódico. Está especializada en temas sociales y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en este diario. Antes trabajó en Efe, Cadena Ser, Onda Cero y el diario La Opinión. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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