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La defensa de El Chicle: “Es un ser humano al que han tratado como un monstruo”

La abogada construye en su alegato la imagen de un "ligón baboso" contra el que investigadores y periodistas armaron "sin pruebas" el falso relato de un depredador sexual

Abuín, el pasado viernes en el juicio. En vídeo, el acusado pide perdón a la familia de Diana Quer.Vídeo: ÓSCAR CORRAL / EFE
Santiago de Compostela -

"Mi cliente es culpable. Arrojó a Diana Quer al pozo y eso es horrible. Es un dolor infinito para la familia. Pero ese dolor permanente no justifica la prisión permanente revisable. La venganza, sí". La abogada de oficio de José Enrique Abuín, El Chicle, ha aprovechado al máximo su alegato este martes por la mañana para sembrar en el jurado todas las dudas posibles sobre las lagunas de la investigación. Ha pedido a los cinco hombres y cuatro mujeres del tribunal que juzguen "con la inteligencia, no con las vísceras" y ha defendido la existencia de un contubernio del que han formado parte tanto la Guardia Civil, como los juzgados, los testigos, los forenses y la prensa. Todos ellos confabulados por la "obsesión de incriminar a El Chicle", "un ratero, trapichero, más o menos pesado con las chicas", "un ligón baboso" y "un ser humano al que han tratado como un monstruo". "Hasta le han privado de nombre y apellidos", ha lamentado, mientras los medios de comunicación "lo lapidaban", en una suerte de "justicia medieval" o "Santo Oficio".

La abogada Fernanda Álvarez, a la que se le encomendó la defensa de El Chicle después de que el penalista José Ramón Sierra abandonase a su cliente por supuesta "pérdida de confianza", ha repasado durante una hora y 20 minutos lo que considera "contradicciones", "misterios", afirmaciones "escandalosas" y "falta de pruebas" de la causa. Después de su exposición y en una sala en la que hoy ya no estaban los padres de la víctima, Abuín, autor confeso de la muerte de Diana Quer, ha pedido "nuevamente perdón" pero no ha querido añadir nada más.

La abogada ha negado incluso que la brida que se considera el arma homicida con la que Enrique Abuín pudo estrangular a la muchacha madrileña llegase a estar alguna vez en el cuello de la víctima. Y ha defendido, en contra del criterio de los forenses, que la chica murió desnucada casi en el acto, en el que involuntariamente El Chicle le causó una "dislocación" de las vértebras al creerse sorprendido por ella cuando se hallaba robando gasoil, de noche, en una calle de A Pobra (A Coruña).

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"A los forenses no les interesó que esas vértebras estuviesen dislocadas", ha asegurado en su empeño por desmontar una larga colección de informes periciales, incluído el del grupo de la Guardia Civil experto en la telefonía móvil, que situó de forma "irrefutable" el asalto a la joven en un lugar distinto del que señalaba el acusado. Y así ha ido desmenuzando y negando cada uno de los indicios que blande la acusación para pedir prisión permanente por rapto, violación y asesinato: "¿estamos en una sala de justicia o en un circo donde todo vale para castigar al monstruo?", ha preguntado.

"Yo estoy desarmada en la defensa porque no tengo dinero para encargar informes", ha dicho Álvarez en referencia al despliegue de medios empleados por la acusación, que ha contado con un revisor de la autopsia y un matemático que se ha basado en el Teorema de Bayes para afirmar que El Chicle agredió sexualmente a Diana con "un 99,999%" de seguridad. La familia de la víctima ha contratado incluso a un psicografólogo que ha descrito al acusado durante el juicio como "un depredador sexual" sin empatía que solo busca satisfacer unos instintos marcados por una "fuerte carga testosterónica". El día que declaró, el perito no dudó en alertar de que, por su perfil, Abuín "volverá" a agredir en cualquier momento.

"Miren ustedes sus palotes [rasgos de la letra a los que se refería el psicografólogo] a ver si son depredadores sexuales", ha sugerido al jurado, irónica, la abogada. "Estamos todos vendidos, porque mañana pueden estar ustedes aquí sentados", ha comentado también en alusión al banquillo. "Ha habido una falta de rigor escandalosa" ha clamado luego. En el cadáver de Diana Quer, recuperado después de permanecer hundido en el pozo de la nave de Asados durante 496 días, "no hay sangre, no hay semen, no hay ADN de varón, no hay signos de violencia ni de resistencia", ha recordado la letrada. Y esto "a pesar de que los forenses miraron milimétricamente el cuerpo con la idea de que fue violada".

La defensa sostiene la tesis de que Diana no viajó viva en el Alfa Romeo 166 de Abuín hasta la nave abandonada de Rianxo donde se encuentra el pozo que sirvió a El Chicle para ocultar el cadáver. La abogada insiste en el hecho de que, cuando se analizó el contenido gástrico de la muchacha, casi 500 días después, todavía fue identificable el "maíz entero", sin digerir. Para ella esto es señal de que el proceso de digestión se interrumpió bruscamente en A Pobra, y que por tanto la chica no fue asesinada más de una hora después, en la vieja fábrica. El día que testificaron, los forenses explicaron que el maíz es un alimento que se asimila lentamente. "Recuerden el maíz", ha recalcado la letrada a pesar de todo, dirigiéndose a los jurados que desde las cuatro de la tarde de hoy permanecen aislados para deliberar.

Álvarez ha comenzado su intervención expresando su "más profundo respeto por la familia de Diana Quer" y se ha disculpado por llegar a derrumbarse y llorar el viernes pasado después de que se reprodujese en la sala el vídeo de la reconstrucción de los hechos. "Pido disculpas por mi actitud inadecuada. No estuve a la altura de las circunstancias por cansancio, por tensión, por las imágenes" que se estaban exponiendo, ha reconocido.

"¿Con el efecto amplificador de los medios, con el morbo, no nos habremos sobresugestionado y creado un personaje?", ha cuestionado luego acerca de su cliente: "Lo miramos con las gafas de la culpabilidad y jamás nos las quitamos". "No se juzga a nadie por ser un petardo, un baboso, un pesado, un ligón... lo que hay son ganas de condenarlo", ha zanjado. "Yo no les he engañado: no hay ninguna prueba de que José Enrique raptase, violase y asesinase a Diana", ha repetido una y otra vez, "pero [la investigación] ha ido adaptando" su relato a las circunstancias. "Si no aparece ADN" de El Chicle (ni siquiera en el tanga de la chica hallado junto a ella) "nos dicen que es que usó preservativo... ¿Qué persona se pone preservativo para luego matar?", ha preguntado.

Sobre la reacción de Abuín de ocultar el cuerpo en un pozo escondido a 24 kilómetros de distancia del lugar donde según él mató, sin quererlo, a la joven de 18 años, Fernanda Álvarez justifica que se trata de un acto "instintivo, irracional, en una situación extrema". Envuelto en un homicidio que no quieres cometer, resume la abogada de oficio, "o te pegas un tiro, o confiesas, o haces vida normal", ha dicho. "No hay más alternativa" y "no todas las heridas sangran", ha recordado en oposición a la "falta de arrepentimiento" y de "sufrimiento" emocional que detectaron las psicólogas públicas que lo exploraron. "Siento frustración, mucha frustración", ha acabado sus palabras la letrada dirigiéndose al jurado. "No hay pruebas, señores. Defendí como me hubiera gustado que me defendieran. Ahora, impartan justicia como les gustaría a ustedes que les impartieran justicia".

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