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Del bochorno a los desmayos en clase

Los alumnos sufren los efectos del calor en las aulas en Andalucía. Padres se manifiestan en apoyo de una ley pionera de bioclimatización

Javier Martín-Arroyo
Madres de la plataforma Escuelas de Calor escenifican en Sevilla el entierro de la Ley de Bioclimatización de Centros.
Madres de la plataforma Escuelas de Calor escenifican en Sevilla el entierro de la Ley de Bioclimatización de Centros. P. PUENTES
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“Todos los niños de mi clase han sangrado por la nariz menos yo. Hace mucho mucho calor”. Macarena Galiano tiene 10 años y explica los efectos que sufren los alumnos del colegio Manuel Siurot de Sevilla estos días, con temperaturas de hasta 34 grados y que en clase se disparan a medida que se acerca el mediodía. La niña ha acudido a la manifestación convocada este domingo por la plataforma Escuelas de Calor para escenificar el entierro de la Ley de Bioclimatización de Centros, en trámite pero amenazada por la posibilidad del adelanto electoral, que disolvería el Parlamento.

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Los alumnos sufren desmayos, sangrados por las vías nasales y desatención por el insoportable sofoco en clases mal ventiladas debido a que los veranos cada vez se alargan más en provincias como Sevilla, Córdoba, Jaén y Huelva. La semana pasada tres alumnos han sufrido lipotimias y una profesora necesitó atención hospitalaria.

La movilización comenzó hace un año y medio cuando los alumnos sufrieron en clase una ola de calor que recorría España. Mientras el consejero de Sanidad madrileño, Jesús Sánchez, recomendaba a los estudiantes que hicieran “abanicos de papel”, los padres y madres andaluces reclamaron soluciones a la Junta porque las lipotimias se repetían como hongos en las aulas.

Desde la primavera de 2017 el Gobierno autonómico ha acometido 256 actuaciones en dos planes de choque con 12 millones, pero el problema es que la comunidad tiene 6.000 edificios para enseñanza primaria, secundaria y bachillerato. “A ese ritmo, ni en 40 años serán los centros acondicionados”, ha protestado Marina Jiménez, portavoz de Escuelas de Calor. “Algunos padres han pagado con colectas el aire acondicionado para sus hijos, pero en condiciones alegales. Además, eso es un copago que rechazamos porque genera desigualdad”, añadía.

Podemos acusa a la Junta de sesgo político

El plan de climatización sostenible que la Junta acomete este año, con 180 intervenciones en 156 colegios, beneficia a localidades gobernadas por el PSOE en un 78% del total, según denuncia Podemos, partido impulsor de la ley auspiciada por las asociaciones de padres y madres. Los socialistas gobiernan en 443 municipios de Andalucía, el 56% del total. “Los criterios objetivos se han publicado ahora pero las inversiones se decidieron en julio”, censura la diputada Libertad Benítez. Los municipios beneficiados por el plan y gobernados por el PP ascienden a 24 (el 15%) y por IU son 14 (el 8,9%). “Es mucha casualidad que hayan concedido ayudas a los centros donde están los padres más combativos”, añade Benítez.

Juan Manuel López, responsable del plan de la Consejería de Educación, rechaza el sesgo y defiende que los criterios tenidos en cuenta, como “la severidad climática de la zona” y “la protección solar” del edificio, son objetivos. López alega que cada centro ha informado a la consejería de sus características y luego sus técnicos han revisado la situación sobre el terreno. La Junta destinará este otoño 17 millones a otras 250 intervenciones.

Las Ampas y todos los grupos políticos a excepción del PSOE —que gobierna Andalucía— reclaman que el acondicionamiento bioclimático de los centros de enseñanza sean regulados por una ley pionera que tramita la Cámara autonómica. El letrado adjunto del Parlamento definió la norma como “muy novedosa”, ya que solo País Vasco, Aragón, Castilla-La Mancha y Comunidad Valenciana regulan los requisitos mínimos para construir un centro educativo, pero con órdenes y decretos.

"¡Aulas sí, saunas no! ¡Queremos estudiar, no sudar! ¡Susana, valiente, responde a tu gente!". Las pancartas en la protesta de este domingo reflejaban el enfado del medio millar de padres y madres concentrados en la capital andaluza en representación de 270 Ampas.

Desde Córdoba, Rosario Hernández, de la plataforma Niñas del Sur, se quejaba: “El Ampa del colegio Los Califas tiene 12.000 euros, pero el equipo directivo impide instalarlos por miedo a que les abronquen por la factura de la luz”. Hernández ilustraba con su experiencia: “Mi hijo ya ha tenido el primer brote de asma provocado por las altas temperaturas, y eso que él tiene aire acondicionado en clase”.

Juan Manuel López, director general de la Agencia Pública Andaluza de Educación, defiende que la Junta acomete medidas desde 2003 para lograr un “confort térmico”. “La ley tiene cosas positivas y negativas. Tenemos que ir al paso de los técnicos, no todo se puede aplicar de forma general. Contra el calor la respuesta no puede ser 125.000 aparatos de aire acondicionado. En Madrid no tienen ese problema porque con el folio prensado lo tienen solucionado”, ironiza sobre la solución propuesta por el consejero madrileño.

Los estudiantes de los institutos de Sevilla y Huelva irán a la huelga este miércoles para protestar ante las sedes de la Junta. “Es imposible dar las clases con normalidad y no hay previsión de que haya medidas que garanticen la salud”, lamenta Ainoa Murcia, secretaria general del sindicato de estudiantes de Sevilla. En paralelo, el sindicato Ustea apoya las movilizaciones y alerta de que el 99% de los centros carece de sistemas de climatización.

El proyecto de ley viene precedido por un aumento de las temperaturas medias que Andalucía ha sufrido en los últimos años y unos veranos madrugadores en mayo y que se prolongan hasta octubre, como ocurre este año. “La gran mayoría de los edificios públicos dedicados a la enseñanza en Andalucía fueron construidos con criterios menos exigentes”, reza el texto de la norma. La ley contempla “auditorías energéticas” para los centros y una comisión de expertos que establezca las prioridades de actuación, dado que el coste total podría elevarse a los 1.000 millones. El objetivo número uno es lograr la autosuficiencia energética de los edificios.

Durante su tramitación junto a Podemos, que la ha diseñado, han votado a favor tanto PP como Ciudadanos e Izquierda Unida, con el voto en contra del PSOE. Los socialistas han rechazado explicar a este medio las razones de su oposición a la ley, pero remitieron un correo electrónico en el que tildaba la propuesta de ley de “oportunista” y “despropósito” por ser “un copia y pega de buena parte del plan de urgencia y del programa de bioclimatización de la Junta”.

Manifestación en Sevilla de las Escuelas de Calor este domingo.
Manifestación en Sevilla de las Escuelas de Calor este domingo.P. P.

Aurelio Azaña, decano del Colegio de Ingenieros Industriales de Andalucía Occidental, ilustró a los diputados sobre nuevas soluciones al margen de las pasivas, con energías alternativas como el frío solar, que reduce la temperatura gracias a placas solares y mediante sales. “Estamos a favor de la ley siempre que se haga con mesura”, comenta.

El Real Decreto 486/1997 sobre los requisitos mínimos de seguridad y salud en el trabajo establece unas temperaturas interiores entre 14 y 27 grados, máxima que coincide con la recomendada por el Instituto de Seguridad e Higiene en el Trabajo. Y hoy, ya en octubre, en la capital andaluza el termómetro subirá hasta los 33 grados, y la semana pasada se alcanzaron los 34 grados. Antonio González-Meneses, pediatra del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, alerta: “El calor excesivo dificulta enormemente la concentración y genera cansancio físico. Hay que tener cuidado porque hay recreos sin sombra y los niños sufren golpes de calor y lipotimias”.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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