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Un fósil de reptil de 90 millones de años es encontrado en el interior de Minas Gerais

El crocodiliforme, descubierto en Honorópolis, pesaría 280 kilos

Vista lateral del cráneo, con algunos dientes evidentes.
Vista lateral del cráneo, con algunos dientes evidentes.Fabiano Iori (Museu de Paleontologia de Monte Alto (SP))

El descubrimiento, la semana pasada, del fósil de un reptil carnívoro en el interior de Minas Gerais, región sudeste del Brasil, animó los estudiosos de la era pre-histórica brasileña. Avisados por el dueño de una hacienda de la región, un equipo de la Universidade Federal do Triângulo Mineiro siguió para Honorópolis, a 750 kilómetros de la capital de Minas, sin mucha expectativa. "Pensamos que sería solo otra recolección, pero volvemos muy empolgados del campo. Nunca encontramos nada tan grande así", explica Thiago da Silva Marinho, especialista en paleontología de vertebrados de la Universidade Federal do Triângulo Mineiro (UFTM), y miembro del grupo de diez profesionales que exploraron el sitio paleontológico.

Se trata de un crocodilo, de la especie Crocodiliforme baurusuquídeo, que pertenecería al periodo Cretáceo Superior, entre 99 y 65 millones de años atrás. Solamente el cráneo del fósil encontrado tiene cerca de 40 centímetros de largura, con algunos dientes intactos, y un cuerpo de aproximadamente 2,4 metros. La importancia del descubrimiento está en la posibilidad de determinar cual era la fauna y el clima durante el Cretáceo Superior en la región, llenando otra laguna en la línea del tiempo de la pre-historia brasileña.

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Además de ese fósil, los paleontólogos también encontraron en el mismo local “tortugas y restos de dinosaurios, lo que prueba que los crocodilos tenían otros animales asociados a él en su ambiente”. Y, entre los descubrimientos más importantes, están los ostracodes, poco conocidos del grande público, pero que son científicamente importantes. "Son crustáceos de un milímetro que son óptimos indicadores de edad y ambiente, y había una capa de ellos luego abajo del crocodilo", complementa Marinho.

Los especialistas – tres paleontólogos, un geólogo, cuatro técnicos en excavación y dos biólogos – llegaron hasta el local donde se encontraba el fósil, avisados por Amarildo Martins de Queiroz, comerciante y propietario de la Fazenda Tres Antas, en Honorópolis. ES la segunda vez que él entra en contacto con el Museu dos Dinossauros, en Uberaba, donde está acogido el Complexo Cultural y Científico de Peirópolis da UFTM, que cuida de este tipo de pesquisa. La primera fue cuando recolectó una piedra en un afloramento (porción de capa rocosa) de una propiedad vecina. "En 2010 yo llevé al Museu una parte de la piedra donde había un diente, que ya estaba allí hace 60 años, pero no veíamos con una mirada clínica", explica. Si trataba de un crocodilo Campinasuchus dinizi, bautizado así, según cuenta Queiroz, en homenaje a su hijo "que se llamaba Izonel Queiroz Diniz Neto", y que murió a los seis años.

Como muchos sitios de interés arqueológico y paleontológico están localizados en áreas privadas, la colaboración de dueños de tierras es fundamental y, a la vez, rara. "Eso es inusual. Observamos que hay resistencia por parte de los fazendeiros, por miedo la embargar y tomar la tierra de ellos, algo que difícilmente sucede. Nuestra recolección agrede poco", explica Marinho. A pesar de eso, contó que cuando el fósil llegó a la ciudad, en un bloque envuelto por tierra y rocas que pesaba 280 kilos, hube una "mayor comprensión por parte de los habitantes".

Queiroz, sin embargo, que localizó el fósil en sus tierras, es una excepción. El interés del fazendeiro por los objetos de la pre-historia comenzó pronto. Durante la infancia fue seminarista en Belo Horizonte, donde ganó "un fósil de un padre. Era un pescado de la Chapada do Araripe [un sitio arqueológico en el Ceará]". Desde entonces, siempre se sintió atraído por el ejercicio de buscar señales en piedras de la región. Su sueño, inclusive, es que un museo sea construido en su región, a ejemplo del que existe en Uberaba, que está hace más de 250 kilómetros de Honorópolis.

El crocodilo descubierto esta semana es de la misma familia del primero que Queiroz encontró en 2010, pero aún no es posible afirmar al correcto "se se trata de una nueva especie", afirma Marinho.

Sítios paleontológicos

As más recientes descubrimientos en el área de paleontología en el Brasil se centraron en la Bacia Bauru, que abarca los estados São Paulo, Minas Gerais, Goiás, Mato Grosso y Minas Gerais, en la Chapada do Araripe (Ceará), y en la región de Uberaba, también conocida como la tierra de los dinosaurios, en el oeste del estado de Minas. En esta última, hay aproximadamente un mes, fue encontrada una vértebra del dinosaurio herbívoro Uberabatitan ribeiroi, llamado por los mineros de Uberaba Titã, el mayor dinosaurio encontrado hasta hoy en el Brasil. "Solamente una vértebra del cuello de él mide 60 centímetros, estimando el tamaño total entre 20 y 24 metros de largura", aclara Marinho. El descubrimiento acabó por revisar los estudios anteriores sobre ese dinosaurio, pues se creía que él era más pequeño. En el museo de los Dinossauros, en Uberaba, por ejemplo, hay una réplica, de 18 metros.

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