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“Las empresas damos números pero no emoción”

La directiva de la Fundación ONCE es una discapacitada ‘invisible'

Miguel Ángel Villena
Carina Escobar, directiva de la Fundación ONCE.
Carina Escobar, directiva de la Fundación ONCE.CLAUDIO ÁLVAREZ

Ha tenido y tiene que superar tantas dificultades que su entusiasmo resulta contagioso. Responsable de marketing y recursos humanos de la Fundación ONCE, con unos 9.000 empleados a su cargo, Carina Escobar (Santa Cruz de Tenerife, 1970) repite, una y otra vez, las palabras sueño, desafío, ilusión o emociones. Afectada desde los 12 años de una colitis ulcerosa, que derivó en una espondilitis que convierte en rígido el 70% de su cuerpo —“es como si tuviera una tortícolis generalizada”—, esta vitalista canaria, discapacitada invisible, se propuso no ser una niña enferma y protegida de por vida. Estudió una carrera universitaria en Tenerife y, más tarde, cursó un máster en dirección económico-financiera en Madrid. “Mi familia”, comenta, “aspiraba a que yo sobreviviese sin más. Entretanto, en mis estancias hospitalarias soñaba con estudiar. Mi reto pasaba por lograr un equilibrio emocional que me llevara a ser generosa con mi familia y con mis amigos para devolverles todo lo que me habían dado”.

En su juventud tinerfeña Carina Escobar aprendió a saborear el momento y a disfrutar de la vida día a día. “Siempre me apunto a un bombardeo”, afirma entre risas, “y aunque todos me decían que me cuidara y me marchara a casa, yo salía todas las noches”. Para ella fue un inmenso descubrimiento comenzar a trabajar en la Fundación ONCE, un grupo económico que gestiona hoteles, lavanderías, empresas de seguridad o medios de comunicación. “Aquí la discapacidad no representa, claro está, ningún problema. Así pasé de un ambiente muy protegido a buscar mi independencia”. Se define como muy pragmática y adaptable —sus circunstancias obligan— y durante el almuerzo recuerda que debe seguir una dieta estricta y pide solo un lomo de bacalao, un sorbete y una infusión. Ha querido compartir mesa en el complejo deportivo de Somontes, cerca de Madrid, que administra la ONCE. “Lo que me encanta son las papas canarias con mojo. No comería otra cosa”, señala.

En opinión de Carina Escobar, las leyes han avanzado en favor de los discapacitados en las últimas décadas y cada vez existen menos barreras, tanto físicas como metafóricas. “Ahora bien”, aclara esta directiva, “la sociedad, en general, y las empresas, en particular, necesitan un mayor cambio de mentalidad para integrar a ese 10% de la población española que es discapacitada. Siempre les pido a las compañías que, a la hora de sus procesos de selección de personal, no tengan en cuenta las discapacidades, sino las capacidades para un puesto de trabajo. Entre ellas la motivación, por supuesto. Siempre digo que las empresas pecamos de dar muchos números y poca emoción”.

Lo dice alguien que figura al frente de un grupo de empresas, como la Fundación ONCE, que sigue generando beneficios y creando empleo en tiempos de una terrible crisis. Carina Escobar suspira porque las organizaciones de discapacitados aparezcan más en las crónicas económicas que en las páginas de sociedad. “Hemos convertido”, cuenta con una sonrisa, “la necesidad en virtud porque la adaptación de las nuevas tecnologías a los discapacitados nos ha obligado a innovar que me parece el verbo más indicado para superar la crisis”.

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