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Obesidad
Tribuna
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¿Y si aplicamos las lecciones del tabaco al control de la obesidad?

Este 4 de marzo se celebra el día mundial contra la obesidad, una oportunidad para abogar por políticas públicas que aborden la prevención y control de este problema de salud pública

obesity
La OMS ha señalado la obesidad como “la pandemia invisible del siglo XXI”.Jeff J Mitchell (Getty)
Julia Díez

La prevalencia de sobrepeso y obesidad, en población adulta, es de un 53,6% en España. En población infantil y adolescente, las cifras más recientes estiman que un 33,4% presenta exceso de peso. Si el tabaco se consideró la principal epidemia del siglo XX, la OMS ha señalado la obesidad (COVID-19 aparte) como “la pandemia invisible del siglo XXI”.

Ambos factores de riesgo comparten mucho. Por ejemplo, una industria que produce y distribuye una amplia oferta de productos nada saludables, sean cigarrillos o ultraprocesados, a precios muy asequibles. En el caso de la alimentación no se trata de toda la industria, pero sí de casos como ciertos grupos empresariales, detrás de productos como Iqos, pero también de las galletas Oreo o de las salchichas Óscar Mayer.

Las estrategias de publicidad también son parecidas. Las campañas se basan en aumentar el atractivo de estos productos, aumentar su aceptación, e intentar posponer cualquier tipo de regulación. Tampoco se olvidan de generar confusión sobre las repercusiones en salud de sus productos. De ahí que muchas estrategias de marketing alimentario recuerden a aquellas diseñadas para vender más y más cigarrillos.

Si la historia se repite, aprendamos de ella

En 2005, España firmó y ratificó el convenio marco de la Organización Mundial de la Salud para el control del tabaquismo. Este incluía un plan de medidas que se presentó bajo las siglas MPOWER: M de monitorizar (monitor) el consumo de tabaco; P de proteger (protect) del humo; O por ofrecer (offer) ayuda para dejar de fumar; W por advertir (warn) del daño; E por hacer cumplir (enforce) las prohibiciones de publicidad; y R por aumentar (raise) los impuestos al tabaco. Bajo este marco se aprobaron dos leyes en nuestro país, en 2005 y en 2010, que han impulsado importantes avances en la protección de la población frente al tabaco.

Aunque la comunidad científica lleva años abogando por este tipo de políticas, las intervenciones siguen poniendo el foco en la responsabilidad individual. Así, se prefiere optar por medidas inefectivas, centradas en la educación nutricional, o en acuerdos de autorregulación voluntaria. En parte, como ocurrió con el tabaco, por la captura corporativa de algunos actores clave, de la que no se salvan ni profesionales ni investigadores del ámbito de la salud pública.

¿Qué se propone?

Los expertos abogan por intervenir en cinco áreas: 1) limitar la publicidad, 2) regular la oferta, 3) reducir la demanda, 4) mejorar el etiquetado frontal, y 5) reformular los acuerdos con la industria.

Los objetivos de limitar la publicidad son disminuir las ventas y la aceptación social de los productos. Igual que con los cigarrillos electrónicos, la mayoría de las campañas de los ultraprocesados se dirigen a niños, niñas y adolescentes. En nuestro país, la publicidad y la promoción del tabaco están generalmente prohibidas, con algunas excepciones en los puntos de venta (p. ej. los estancos). El Real Decreto sobre regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a menores, presentado en octubre de 2021, aún tiene que entrar en vigor. Y parece que tiene al Ministerio de Agricultura en contra.

También se puede regular el acceso y reducir así el consumo. Por ejemplo, prohibiendo la compra de ciertos productos a menores de edad, o limitando los puntos de venta. En este sentido, muchos países han prohibido ya las máquinas de vending dentro de los centros escolares. En España, el Documento de consenso sobre alimentación en los centros educativos, de 2010, tiene carácter voluntario y una aplicación muy escasa tirando a nula. Un ejemplo de la ineficacia de la autorregulación que defiende el ministro Planas.

Declarar ciertos espacios libres de humo fue uno de los mayores hitos del control de tabaquismo. Del mismo modo, es hora de plantear que los centros educativos y sanitarios sean lugares donde se regule la oferta de los menús, la bollería, o las bebidas azucaradas.

Otra de las intervenciones más efectivas para reducir el consumo de tabaco fue subir el precio por medio de impuestos. Este tipo de políticas fiscales también pueden reducir la demanda de productos no saludables. En Cataluña, pese a la resistencia por parte de la industria, se introdujo un impuesto a las bebidas azucaradas. Su reciente evaluación ha demostrado que funciona. Por el contrario, no hay datos que demuestren un impacto negativo sobre la economía o el mercado laboral.

Algunas de estas medidas se han incluido en el Plan Estratégico Nacional para la Reducción de la Obesidad Infantil, presentado el pasado junio como una hoja de ruta a seguir en nuestro país hasta 2030. Ojalá no quede en papel mojado.

NUTRIR CON CIENCIA es una sección sobre alimentación basada en evidencias científicas y en el conocimiento contrastado por especialistas. Comer es mucho más que un placer y una necesidad: la dieta y los hábitos alimenticios son ahora mismo el factor de salud pública que más puede ayudarnos a prevenir numerosas enfermedades, desde muchos tipos de cáncer hasta la diabetes. Un equipo de dietistas-nutricionistas nos ayudará a conocer mejor la importancia de la alimentación y a derribar, gracias a la ciencia, los mitos que nos llevan a comer mal.

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Sobre la firma

Julia Díez
Es doctora en Epidemiología y Salud Pública y trabaja en la Universidad de Alcalá. Investiga sobre desigualdades, alimentación y salud.

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