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Solo Revilla se salva de la marejada de la política cántabra

Las crisis internas de PP, Ciudadanos, PSOE y Podemos sacuden las últimas elecciones del regionalista Revilla

Los líderes políticos cántabros: de izquierda a derecha, Miguel Ángel Revilla (PRC), María José Sáenz de Buruaga (PP), Félix Álvarez (Cs) y Pablo Zuloaga (PSOE).
Los líderes políticos cántabros: de izquierda a derecha, Miguel Ángel Revilla (PRC), María José Sáenz de Buruaga (PP), Félix Álvarez (Cs) y Pablo Zuloaga (PSOE).

Bajo la tranquila superficie de la política cántabra, corren aguas revueltas. La fulgurante candidatura de Ruth Beitia y los problemas que ha dejado en el PP son solo el último episodio de una serie de problemas internos que han afectado a todos los partidos cántabros, con la única excepción de unos regionalistas a la espera de que se jubile su líder, Miguel Ángel Revilla. Tránsfugas en Ciudadanos, sospechas de pucherazo en el PP, luchas internas en el PSOE, acusaciones de acoso laboral en Podemos… La política cántabra no ha tenido respiro en la última legislatura y deja en el aire las predicciones para las elecciones de mayo.

Revilla, fundador y líder indiscutible del Partido Regionalista Cántabro (PRC), gobierna la región con el apoyo del PSOE desde 2003, salvo por el paréntesis del popular Ignacio Diego entre 2011 y 2015. Ahora se ve “mejor que nunca”. “Doy por hecho que vamos a ganar las próximas elecciones”, avanza exultante, mientras defiende que se debe a una “buena gestión”. A los 76 años, asegura que será “la última vez” que se presente. Su hiperliderazgo podría perjudicar al partido a medio plazo.

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Su inminente jubilación produce un efecto distinto en el socio de gobierno de Revilla, el PSOE. Su nuevo líder y candidato regional, Pablo Zuloaga, asegura que el partido se encontraba “en una situación de deriva, perdiendo apoyo elección tras elección” cuando llegó él. Desde 2003 los socialistas han perdido más de la mitad de los votos en la comunidad autónoma. En parte, por la omnipresencia de Revilla, que recoge la mayoría de los frutos de los éxitos regionales.

Para revertir esto, el PSOE ha pasado por un doble proceso de primarias en dos años, que guarda relación con el ascenso de Sánchez al liderazgo del partido. Sanchista desde el primer momento, Zuloaga lanzó una candidatura alternativa en Cantabria para competir contra lo que denominó “el viejo PSOE”. Su equipo actual no tiene, por tanto, nada que ver con los consejeros que se encuentran ahora mismo en el Gobierno, lo que ha provocado fricciones con la actual vicepresidenta cántabra y exlíder de la formación, Eva Díaz Tezanos. Sin embargo, Zuloaga defiende que su partido está “unido, aunque ha sido un proceso largo”, y se muestra optimista cara a 2019. 

La caída de Beitia

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La lucha en el PP ha sido más cruenta. En el Congreso regional de 2017, María José Sáenz de Buruaga ganó por tan solo cuatro votos de diferencia a Ignacio Diego, que había sido su mentor y que estaba apoyado por, entre otros, la atleta Ruth Beitia, la elegida por Pablo Casado para encabezar la candidatura. Entre acusaciones de pucherazo, aquel proceso interno acabó judicializado y, aunque fue validado por un juez, aún está pendiente recurso en los tribunales.

Finalmente, Buruaga será la candidata a las elecciones después del efímero paso de Beitia, que abandonó este martes la política apenas dos semanas después de haber sido nombrada por Casado. La decisión de este estuvo a punto de causar un cisma en el PP y el nuevo giro de los acontecimientos puede ahondar en esta división, aunque el partido asegura “estar unido en torno a la presidenta y candidata”.

La “nueva política” entró con fuerza en el parlamento cántabro en las elecciones de 2015, con tres diputados para Podemos y dos para Ciudadanos. La formación de Pablo Iglesias fue, incluso, clave en la investidura de Revilla. Sin embargo, ninguna de las dos fuerzas ha conseguido llegar intacta a 2019.

Ciudadanos tuvo su crisis en junio de 2017, cuando un diputado autonómico y los dos concejales de la formación en Santander se convirtieron en tránsfugas al abandonar el partido y mantener sus actas. El motivo: el nombramiento desde Madrid de Félix Álvarez como líder regional. El actor y humorista asegura que “la crisis se superó el mismo día que se inició”, al quedar fuera del partido todo el sector disidente, aunque admite que quedaron “debilitados”. No obstante, Álvarez, que aún no sabe si será el candidato, presume de “estar mejor que nunca”.

En Podemos no hay tanto optimismo Las acusaciones de acoso laboral de la diputada Verónica Ordóñez a su compañero José Ramón Blanco y la inacción de la ejecutiva regional provocaron la intervención de la dirección estatal y la creación de una gestora para “redirigir” el partido y “reparar su imagen”. Blanco y otro diputado son también tránsfugas y las primarias están suspendidas por un juez a petición de la exlíder en la región, Rosana Alonso, a la que se prohibió concurrir por no apoyar a Ordóñez.

El panorama para mayo es incierto. Sobre todo si Vox, que aún no tiene cabeza visible en la región, logra representación como adelantan algunas encuestas y fragmenta aún más el reparto de escaños.

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