La capa de ozono fuera de peligro: ¿qué hemos aprendido en 35 años?
Un acuerdo internacional logró eliminar el uso de CFC, sustancia perniciosa para la atmósfera, y obligó a la industria a adaptarse. No fue fácil, pero tres décadas después, se ven sus efectos. Y son positivos
Desde finales de los 80 y hasta los años 2000, la capa de ozono era motivo de preocupación internacional: estaba perdiendo densidad y había un agujero en la Antártida que no paraba de crecer. Esta situación podía provocar graves daños en la salud de los seres humanos. El protocolo de Montreal, firmado en 1987, logró que se eliminara paulatinamente de la industria de los aerosoles y de los refrigerantes el tipo de gas que estaba siendo pernicioso, el CFC.
Fue un éxito medioambiental. 35 años después de que los países de todo el mundo lo acordaran, la capa de ozono ya está en vías de recuperación y se prevé que a mediados de siglo recupere sus valores de 1980; y que alrededor del año 2066 esté cerrado del todo. Lo que se hizo con el protocolo de Montreal es aplicable en muchos aspectos a luchas relacionadas con la emergencia climática: la eliminación de los combustibles fósiles y de los plásticos.
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