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Seres Urbanos
Coordinado por Fernando Casado
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Ver nuestras ciudades con ojos nuevos

La pandemia de covid-19 nos ha dejado algunas lecciones para un desarrollo urbano sano y poder preparar nuestras ciudades para el futuro

Personal de protección civil traslada en lanchas a damnificados por el paso del huracán Pamela, en el municipio de Rosamorada, estado de Nayarit (México).
Personal de protección civil traslada en lanchas a damnificados por el paso del huracán Pamela, en el municipio de Rosamorada, estado de Nayarit (México).Aarón García (EFE)

Las ciudades siempre han sido lugares de esperanza e inspiración, lugares que permiten la innovación. Pero la pandemia ha dejado al descubierto algunas de sus grandes deficiencias. En algunas ocasiones, grupos diferentes viven juntos pero con muy poca interacción y apoyo mutuo y/o no todos pueden participar en la toma de decisiones sobre sus propios barrios y/o los recursos se utilizan de forma desigual y a menudo de manera insostenible. El resultado es que las zonas urbanas no están a la altura de las expectativas. Una pregunta clave es, por tanto, ¿cómo se logra alcanzar el potencial que tiene cada urbe para desencadenar un cambio duradero y sostenible?

La pandemia ha mostrado algunas debilidades en nuestras ciudades. Empezando con ver cómo se ha facilitado la propagación del virus en zonas densamente habitadas. Además, con el confinamiento vimos cómo los habitantes que viven en pisos pequeños con pocas o ninguna zona exterior, como parques o jardines, se encuentran en desventaja. Las zonas verdes urbanas suelen ser más escasas en las comunidades de bajos ingresos, lo que complica el distanciamiento social y obliga a las familias a permanecer en el interior con muy pocas opciones de esparcimiento al aire libre. De ahí que las condiciones de vida urbanas, ya de por sí desfavorecidas, se vieran afectadas adicionalmente.

Las zonas verdes urbanas suelen ser más escasas en las comunidades de bajos ingresos, lo que complica el distanciamiento social y obliga a las familias a permanecer en el interior con muy pocas opciones de esparcimiento

Pero la covid también nos ha ayudado a ver los factores que realmente importan para llevar una vida urbana sana y vivible: la importancia del acceso equitativo a zonas verdes locales que es fundamental para la salud física y mental. Aunque esto no solo es cierto para una pandemia, es claro que también nos enseña lecciones para el desarrollo urbano en general y así poder preparar nuestras ciudades para el futuro. En consonancia con el paradigma “Reconstruir mejor” del Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030, debemos pensar urgentemente en la transformación de la sostenibilidad urbana y sus componentes. Esto incluye, obviamente, la aplicación de los aprendizajes clave en torno a los patrones y diseños urbanos que, por ejemplo, incluyen espacios verdes comunitarios.

Al mismo tiempo, tenemos que pensar de una manera mucho más integral de lo que hacen actualmente los planificadores y los responsables de la toma de decisiones. Durante la pandemia, casi todos los países y ciudades se enfrentaron en algún momento a la escasez de suministros, lo que demuestra la fragilidad de las mismas y los beneficios comparables del local y la agricultura urbana. Esto también reduce la huella ecológica de las urbes y, por tanto, ayuda a proteger nuestro medio ambiente. Además, está demostrado que la agricultura urbana y otros espacios abiertos ayudan a reducir el impacto de las lluvias torrenciales y las inundaciones. Hay que tener mucho más en cuenta estos beneficios colaterales, pero para hacerlos realidad tenemos que empezar a pensar en grande.

Lo que ha quedado realmente claro, entre otras cosas, es la importancia de los contactos y redes sociales. Los enfoques basados en la comunidad han apoyado familias durante la pandemia, por ejemplo cuando vecinos han apoyado a ancianos y a otros grupos vulnerables con las compras, o con los servicios de salud abrumados durante la fase más intensa de la pandemia. Aunque esto pueda parecer más relevante en contextos urbanos informales de economías emergentes y en desarrollo, la importancia de los barrios urbanos y de la asistencia vecinal se ha demostrado también en los países más desarrollados. Se trata de una lección importante que pudiera y debiera aplicarse a otros retos urbanos como la reducción de los impactos del cambio climático y las catástrofes.

Esto no implica en absoluto que tales soluciones deban sustituir las verdaderas tareas de las administraciones públicas urbanas, sino que pueden complementar su trabajo. Se necesita es un enfoque de desarrollo urbano que sea socialmente justo, eficiente en cuanto a recursos y respetuoso con el medio ambiente. Es necesario desarrollar y poner en práctica estrategias que apunten a la consecución de múltiples objetivos a la vez.

Es necesario desarrollar y poner en práctica estrategias que apunten a la consecución de múltiples objetivos a la vez

La formación de coaliciones urbanas innovadoras entre actores que no necesariamente han trabajado juntos en el pasado también puede ayudar. Esto podría incluir, por ejemplo, escuchar a los epidemiólogos y biólogos para prestar más atención a los enfoques basados en la naturaleza y la protección de la biodiversidad en las ciudades y así evitar la propagación de futuras pandemias.

Podría ser una alianza estratégica con artistas o cineastas para informar mejor sobre la urgencia de actuar y llegar a diferentes grupos de la sociedad. Y, en definitiva, debería tratarse de formar alianzas entre diferentes grupos urbanos que podrían tener intereses divergentes a primera vista, pero que bien podrían alinearse bajo el paraguas de formar ciudades más sostenibles y mejores en el futuro. Afortunadamente, ya existen enfoques prometedores. Existen alianzas mundiales que se toman muy en serio su responsabilidad. Hay enfoques participativos en la planificación urbana. Y hay iniciativas dirigidas por jóvenes que nos obligan a todos a acelerar la acción. Nuestras ciudades no son inalterables. Nosotros tenemos el poder de alcanzar su potencial y, afortunadamente, no tenemos que comenzar desde cero.

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