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Planeta Futuro
Tribuna
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Nigeria, Somalia, Yemen y la República Democrática del Congo, fundamentales para un mundo sin polio

Para lograr un mundo sin esta enfermedad, los donantes internacionales deben aumentar su apoyo financiero, un factor que ha sido esencial para lograr avances en algunos países

Una niña recibe gotas de la vacuna contra la polio, en Karachi, Pakistán, en una imagen de archivo.
Una niña recibe gotas de la vacuna contra la polio, en Karachi, Pakistán, en una imagen de archivo.AKHTAR SOOMRO (Reuters)

Nadie esperaba que erradicar la polio fuera a llevar tanto tiempo, pero las campañas de los últimos 35 años para vacunar a todos los niños contra esa enfermedad representan una enorme victoria para la salud mundial: que hayamos reducido la cantidad de casos un 99% implica que casi 20 millones de personas que hubieran sufrido parálisis hoy pueden caminar.

Ahora debemos terminar la tarea de librar al mundo de la polio. Por eso, además de combatir el virus natural de la poliomielitis (también llamado poliovirus salvaje) en Afganistán y Pakistán, la Iniciativa Mundial de Erradicación de la Poliomielitis (GPEI, por sus siglas en inglés) se está centrando en aquellos lugares donde es más probable que los niños contraigan y contagien virus de la poliomielitis derivados de la vacuna (también llamados “variantes del poliovirus”), especialmente, del tipo 2. Esto incluye al noroeste de Nigeria, el sudeste de la República Democrática del Congo (RDC), el norte de Yemen y el sur de Somalia, donde se registraron más del 84% de esos casos en el mundo desde enero de 2022.

La inseguridad, la falta de infraestructura y los desafíos debidos al terreno dificultan la provisión de los servicios esenciales de salud a los niños en esas áreas, ni que hablar de las vacunas. Este tipo de entornos con bajo grado de inmunidad son particularmente proclives a los brotes de variantes del poliovirus, que pueden tener lugar cuando se permite que el virus activo, pero debilitado, de la vacuna oral contra la polio circule en comunidades no vacunadas o con bajas tasas de vacunación. Lo trágico es que el virus puede recuperar su fuerza con el tiempo y causar parálisis en los niños.

Detener la difusión de las variantes del poliovirus en Nigeria, Somalia, Yemen y la RDC es fundamental para un mundo sin polio, pero no será fácil lograrlo. Afortunadamente, todos esos países han eliminado al poliovirus natural en el pasado y se puede implementar un enfoque similar para acabar definitivamente con los brotes de las variantes.

En particular, Nigeria ha demostrado cómo contener los brotes mejorando la inmunidad de la población mediante campañas de vacunación de alta calidad. En 2020, ese país —junto con el resto de la región africana de la OMS, excepto Somalia y Egipto— fue declarado libre de poliomielitis natural, lo que marcó el fin de una campaña de décadas para lograr un futuro más saludable para sus niños. Pero las variantes del poliovirus circulaban lentamente a escondidas. Aumentaron vertiginosamente en 2021 y, en el curso de 12 meses, dejaron a más de 400 niños con parálisis en el país.

El Gobierno nigeriano asumió el compromiso categórico de erradicar la polio, respondió enérgicamente ante el rápido aumento de las variantes del poliovirus y logró reducir los casos un 95%, frente al máximo de 2021. No solo el mapa de la polio se reduce —hay menos casos y están limitados a áreas más pequeñas—, también lo hace la diversidad genética del virus, lo que significa que se están interrumpiendo los brotes existentes y evitando otros nuevos. Tal vez lo más importante sea que está aumentando la inmunidad contra los poliovirus derivados de la vacuna.

En gran medida, el éxito de Nigeria para controlar este brote explosivo se puede atribuir a la implementación pionera de la nueva vacuna oral contra la polio de tipo 2 (nOPV2), que fue diseñada con mayor estabilidad genética que su predecesora y es, por lo tanto, menos probable que vuelva a adoptar una forma capaz de producir parálisis. Esta herramienta innovadora, sumada al aumento de los esfuerzos de vacunación en comunidades con bajas tasas de inmunización, redujo los nuevos brotes de variantes del poliovirus del tipo 2. Por otra parte, después de aplicar 450 millones de dosis de nOPV2 a los niños en todo el país desde marzo de 2021, Nigeria enfrenta ahora solo dos cepas del virus, mientras que cuando comenzó con su implementación había siete.

Nigeria ya venció a la poliomielitis… y puede volver a hacerlo

El sólido compromiso político también resultó fundamental en la aplicación de esta vacuna: la creación del Grupo de Trabajo Presidencial para Erradicar la Polio mantuvo la visibilidad de la lucha contra esta enfermedad en la agenda política. Además, los programas como la Red de Mujeres para Reorientar la Comunidad , que cuenta con el apoyo de la Fundación Aliko Dangote, contribuyeron al éxito empoderando a las mujeres —que constituyen la mayoría de los trabajadores sanitarios de la comunidad en zonas remotas— para la identificación de los niños que carecían de dosis y alentar sus comunidades a adoptar la vacuna. Esas iniciativas mejoraron el acceso de los padres y cuidadores a servicios de salud esenciales.

Nigeria no es el único país que ha logrado avances. En Somalia, que enfrenta el brote más prolongado de variantes del poliovirus, la GPEI está colaborando con otras organizaciones para implementar campos móviles de salud capaces de vacunar a más de medio millón de niños contra la polio y brindar servicios neonatales, de nutrición y curativos. En la RDC, el uso de herramientas de mapeo digital permitió a los profesionales de la salud llegar a miles de niños que no habían sido vacunados, y el Gobierno está dando ejemplo al mundo con su convocatoria a foros presidenciales para la vacunación y erradicación de la polio (el más reciente, en junio).

Se han implementado centros de operaciones de emergencia en cada uno de esos países, que mejoran la velocidad y calidad de sus respuestas ante los brotes de polio; y, en muchos casos, también sirven en la defensa contra otras amenazas, como la covid-19 y el sarampión. Esas innovaciones, junto con el mayor uso de la nOPV2, ya mejoraron la inmunidad, y redujeron la cantidad de casos y la diversidad genética del virus en las áreas prioritarias.

La meta de poner fin a la polio está a nuestro alcance, pero para ello es necesario un esfuerzo colectivo. Para lograr un mundo sin polio, los donantes internacionales deben aumentar su apoyo financiero —un factor significativo para lograr avances en Nigeria y otros lugares—. Los gobiernos de los países afectados también deben asumir el compromiso, más intensamente que nunca, de erradicar a esta enfermedad de sus territorios.

Nigeria ya venció a la poliomielitis… y puede volver a hacerlo. Asegurémonos de que todos los países que sufren brotes puedan ponerle fin.

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