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Doce países africanos recibirán la primera vacuna contra la malaria

La inclusión de la RTS,S en los calendarios de inmunización puede salvar la vida de decenas de miles de niños cada año, según la OMS. Los obstáculos: el suministro a largo plazo y la financiación

Malaria África
Una enfermera inyecta la vacuna contra la malaria a un bebé en la clínica Ewim de Cape Coast, en Ghana, en febrero de 2020.CRISTINA ALDEHUELA

Se llama Lusitana y su nombre pasará a la historia como la primera niña en recibir la vacuna contra la malaria. Ocurrió en abril de 2019, en un pequeño centro de salud rural en las afueras de Lilongüe, la capital de Malaui. Lusitana tenía 5 meses y fue la primera beneficiada del Programa de Implementación de la Vacuna Contra la Malaria, coordinado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en tres países piloto: Malaui, Ghana y Kenia. Cuatro años después se han repartido 4,5 millones de dosis y casi 1,7 millones de niños y niñas han sido vacunados en esos tres países. En respuesta a la elevada demanda global, la Alianza Mundial para las Vacunas (GAVI), la OMS y Unicef han anunciado conjuntamente que 12 países de África recibirán en total 18 millones de dosis de la vacuna RTS,S para el período 2023-2025. La medida es urgente en el continente, donde se contabilizan el 95% de las muertes a nivel global, de las cuales el 80% (casi medio millón) son niños menores de cinco años.

En octubre de 2021, la OMS recomendó el uso de la primera vacuna contra la malaria en niños: la RTS,S, cuyo nombre comercial es Mosquirix, fue aprobada para la inmunización contra el Plasmodium falciparum, el parásito más mortífero y el más frecuente en África. “El programa piloto de introducción de la vacuna en Ghana, Kenya y Malaui ha dado como resultado una reducción sustancial del paludismo grave y mortal”, según la OMS. Mosquirix, de la farmacéutica GlaxoSmithKline (GSK), es segura y funciona, aunque su eficacia es moderada y ronda el 40%. Su introducción a gran escala en nueve países más, sin embargo, podría salvar la vida de decenas de miles de niños cada año.

Ghana, Kenia y Malaui recibirán un total de 6,9 millones de dosis adicionales para el período de 2023-2025. Otros 11 millones serán enviados a Benin, Burkina Faso, Burundi, Camerún, República Democrática del Congo, Liberia, Sierra Leona, Uganda y Níger. En virtud del acuerdo, se espera suministrar cuatro millones de dosis a finales de 2023, seis millones en 2024 y ocho millones en 2025, explica por correo electrónico Javier Gamo, director de la Unidad de Medicinas de Salud Global en el centro de innovación y desarrollo de GSK España.

Las estimaciones actuales sugieren que el suministro inicial de la vacuna es insuficiente para satisfacer las necesidades de más de 25 millones de niños que nacen cada año en regiones donde la malaria es moderada y elevada
Organización Mundial de la Salud

A pesar de los avances, la OMS advierte: “Las estimaciones actuales sugieren que el suministro inicial de la vacuna es insuficiente para satisfacer las necesidades de más de 25 millones de niños que nacen cada año en regiones donde la malaria es moderada y elevada”. Una advertencia que tiene mucho que ver con la limitada financiación para satisfacer la demanda global: “Desde que en diciembre de 2021 nos confirmaron que ya podíamos ampliar la vacuna fuera de los países pilotos, hemos estado trabajando para aumentar la producción lo más rápido posible. Aun así, creemos que debería haber vías más rápidas, menos complejas y más sostenibles para garantizar un mejor acceso a vacunas y medicamentos que pueden tener un gran impacto en la salud global”, explica GSK a este periódico.

Otra vacuna, más eficaz, para el futuro

La solución podría venir a manos de otra vacuna, la R21, desarrollada por la Universidad de Oxford y sometida a ensayos clínicos exitosos en Reino Unido, Tailandia, Burkina Faso, Kenia, Malí y Tanzania. La R21 ha demostrado una eficacia de más del 75%, aunque todavía no se han realizado estudios comparativos y no ha recibido la autorización de la OMS. A pesar de ello, Ghana y Nigeria han aprobado recientemente su uso en niños de cinco a 36 meses, el grupo con mayor riesgo de muerte por paludismo. Adar Poonawalla, director ejecutivo del Instituto Suero de India, el gigante en biotecnología que fabrica la R21 y el mayor fabricante de vacunas del mundo, expuso en un comunicado que tiene “potencial para fabricar más de 200 millones de dosis al año”. Y agregó que la autorización de la vacuna por parte de las autoridades ghanesas fue “un hito importante en la lucha contra la enfermedad”.

Unas 619.000 personas fallecieron en 2021 debido a malaria, según la OMS

La vacuna contra la malaria es urgente para salvar la vida de miles de personas en todo el mundo. El último Informe Mundial sobre el Paludismo, publicado por la OMS en 2022, arrojó un dato alarmante: 619.000 personas fallecieron en 2021 debido a la enfermedad. Más allá de los avances, el principal escollo al que se enfrentan actualmente los países donde la malaria es endémica y perenne es el suministro. Para asegurar el suministro a largo plazo se está realizando una “transferencia de producto” con la compañía Bharat Biotech, que se convertirá en el único proveedor de la vacuna en 2029 a más tardar, explica Javier Gamo, de GSK. Esto “aumentará significativamente la producción más allá de lo que se puede fabricar en las instalaciones actuales de GSK en la segunda mitad de esta década”, afirma.

El coste de ambas vacunas también es significativo: mientras que la RTS,S tiene un precio de 9,3 dólares por dosis, según la farmacéutica GSK, la R21 cuesta tres. En su comunicado, GAVI explica que “se necesita un objetivo de producción de entre 40 y 60 millones de dosis para 2026 para satisfacer las necesidades de los países, aumentando a 80-100 millones para 2030″. Sin embargo, añade, la producción de la vacuna RTS,S seguirá siendo inferior a la demanda, por lo que recomienda que haya al menos dos vacunas autorizadas y precalificadas para 2025. La que tiene mejores números es, sin duda, la R21.

El reto de las zonas rurales africanas

El gran avance científico que ha supuesto la RTS,S todavía no proporciona un escudo totalmente efectivo contra la enfermedad. Se administra a los cinco meses de edad en un periodo de cuatro dosis, pero tiene poca protección con solo una o dos. Si se siguen los intervalos recomendados (es decir, si se vacuna a los cinco, seis, nueve y quince meses) se estima que salva una vida por cada 200 niños. El reto sigue siendo que la población tenga acceso a los centros de salud para recibir todas las dosis, algo particularmente difícil en zonas rurales de África. El experto en salud de Unicef Malaui, el doctor Ghanashyam Sethy, explica: “Desde el lanzamiento del proyecto piloto en 2019 se han suministrado 588.773 unidades de la primera dosis, pero tan solo 189.395 de la cuarta. Esto se debe a una inadecuada estrategia de seguimiento para promover la última dosis”, la cual proporciona la inmunización contra el parásito.

Los datos son “esperanzadores”, según el doctor Sethy: “Tras el primer año, los casos de malaria se redujeron a la mitad, las hospitalizaciones cayeron un 21%, y en un periodo de cuatro años los episodios han caído un 40%, lo que indica una efectividad a largo plazo de la RTS,S”.

La primera vacuna mundial contra la malaria tardó más de 30 años en desarrollarse y los buenos resultados auguran un futuro donde las muertes por malaria se reduzcan notablemente. El Gobierno de Malaui, a la vista de ello, planea extender el Programa de Implementación de la Vacuna Contra la Malaria en otros 11 distritos durante 2023 y en todo el territorio nacional en 2024-2025 para, explica el doctor Sethy, medir el impacto en la mortalidad infantil y entender el valor añadido que aporta la cuarta dosis. En total, 1,7 millones de dosis han sido administradas hasta la fecha y alrededor de 450.000 niños han recibido la primera dosis a través de programas nacionales de inmunización.

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