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África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado
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La resurrección del cine en Sudán

El documental ‘Hablar sobre árboles’ narra la perseverancia de los directores sudaneses en reabrir una sala de proyecciones tras la dictadura. La cinta es parte de la cuarta Muestra Itinerante de Cine Africano, que continúa su programación en Bogotá hasta finales de marzo

Fotograma del documental 'Talking About Trees', de Suhaib Gasmelbari.
Fotograma del documental 'Talking About Trees', de Suhaib Gasmelbari.
Noor Mahtani

El héroe muerto. Esta es la referencia que recibe el cine en el documental sudanés Talking About Trees (Hablar sobre árboles, en español), de Suhaib Gasmelbari (2019). Y por más de 30 años lo estuvo. El régimen del dictador Omar al Bashir se tradujo en una censura sin precedentes del séptimo arte –en un país que en los años sesenta entraba en su época de esplendor– y en el cierre de las prácticamente 70 salas en zonas urbanas.

Esta cinta narra con un humor entrañable el empeño de cuatro cineastas veteranos que tratan de reabrir una de ellas y también es una ventana a la conversación sobre lo que interesa a un pueblo que vivió sin libertad cultural demasiado tiempo. Esta película es parte de la cuarta Muestra Itinerante de Cine Africano (Muica), organizado bienalmente en Colombia por la fundación Otro Sur para trazar un puente entre las identidades del continente y el país andino.

El cine en Sudán ha estado condicionado por los devenires políticos, históricos y sociales del país, que impactaron profundamente en su producción y difusión. Las tres décadas de dictadura fueron un paréntesis y un retroceso enorme en el camino que estaba trazando la nación. Sin embargo, la censura no impidió que películas como Hablar sobre árboles (2019) se rodaran bajo el régimen de manera clandestina. Este valiente largometraje, que se proyectó en la Cinemateca de Bogotá el domingo, ganó el premio a Mejor Documental en el Festival de Berlín y, en 2020, recibió el galardón del jurado y del público en el Festival de Cine Africano de Tarifa (FCAT). Aquí se puede conocer las siguientes paradas de esta puerta al continente.

El director, Suhaib Gasmelbari (Sudán, 1979) estudió Cine en la Université Paris 8, en Francia, y trabajó como camarógrafo y editor independiente para Al Qarra, Al Jazeera y France 24. Este es su primer largometraje documental y en él despliega el afán por recuperar un viejo cine, restaurar y desempolvar rollos olvidados y volver a enfilar las sillas para un público que se acostumbró a vivir sin la gran pantalla.

Para Salym Fayad, codirector de Muica y de la fundación Otro Sur, el resurgir de la cultura en Sudán ha sido “impresionante, aunque muy peleado”. “La caída de Al Bashir no implicó el fin de la violencia y la represión en absoluto. La transición está siendo muy compleja y con manifestaciones que duran meses, pero es impactante ver una generación tan interesada en producir arte”. Las más de 28 películas sobre África y su diáspora del programa se proyectaron, además de en la capital colombiana, en Cali, Cartagena y Buenaventura, el Valle, Quibdó y Nuquí, seis rincones con fuerte presencia afrodescendiente. “La idea es que esta muestra no solo llegue al público cinéfilo o consumidores de cultura de nicho, sino a comunidades afro, víctimas de conflicto armado, áreas periféricas…”.

‘Hablar sobre árboles’ es una declaración de amor al séptimo arte y a la resistencia a través del humor
Ángel Perea, investigador cultural

El legado histórico, la herencia de la esclavitud, el peso de los estereotipos, los problemas sociales, el conflicto armado… Colombia comparte muchas similitudes con varios países africanos. “Aunque parecieran estar muy lejos, nos une demasiado”, dice Fayad. “No pretendemos dar una clase magistral de cine africano, pero sí abrir el abanico y mostrar que hay una realidad mucho más vasta y de gran calidad que es clave conocer para empatizar entre ambos sures”.

La intención es ampliar el imaginario reduccionista en torno al continente. Y la forma de hacerlo es a través de esta plataforma cultural y de una muestra que, durante marzo –el mes de la herencia africana en Colombia– se exhibirá en centros culturales, bibliotecas públicas, colegios y universidades y que concluirá en la cárcel distrital. La programación es reflejo de la paleta infinita de historias contadas en primera persona y, por ello, cuenta con películas de diferentes épocas, de animación, ciencia ficción y LGTBI. “Quisimos alejarnos de lo revictimizante o del ‘porno miseria’, que acuñó el director y guionista Luis Ospina”, cuenta.

La Muica viaja desde el pulso urbano de Nigeria y el desierto de Somalia, pasando por las inesperadas historias que emergen de un dojo de karate y de un ring de boxeo, navega hacia el afrofuturismo y el realismo mágico y abre un espacio a la resistencia social y la reivindicación de la diversidad, con una contundente presencia de las voces de la diáspora africana en América Latina. “En África no hay una voz propia. Hay muchas voces propias y un sinfín de realidades, pero para nosotros es muy importante ver que son los propios realizadores africanos quienes, con sus propias herramientas, están contando sus historias. Porque en Colombia, y me atrevería a decir que en Occidente, estamos acostumbrados a ver películas sobre África, pero no de África”, critica. “La lente con la que hemos conocido desde aquí el continente siempre ha sido la de la mirada de un hombre blanco”.

Porque en Colombia, y me atrevería a decir que en Occidente, estamos acostumbrados a ver películas sobre África, pero no de África
Salym Fayad, codirector de Muica y de la fundación Otro Sur

En un debate posterior a la proyección, Ángel Perea, investigador cultural, ahondaba en este concepto e incidía en el respeto al cine local y la búsqueda del lenguaje propio. Sea el que sea. “A las películas gringas se les permite el arte por el arte, lo ambiguo… Pero a las del continente se les exige que sean políticas y que, además, lo entienda el público genérico”, criticaba. “Esta en concreto es una declaración de amor al séptimo arte y a la resistencia a través del humor. Y es maravillosa”.

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