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El cólera se multiplica en Comoras mientras parte de la población niega el brote

El pequeño archipiélago del Océano Índico ya registra más de 650 enfermos y 16 fallecidos por la enfermedad, prevenible con una vacuna, mientras se enfrenta al negacionismo de una parte de la población

Laboratorio del Centro Nacional de Malaria de Comoras en la ciudad de Moroni, el pasado 27 de marzo.
Laboratorio del Centro Nacional de Malaria de Comoras en la ciudad de Moroni, el pasado 27 de marzo.Wang Guansen / Xinhua News / ContactoPhoto

El pasado 21 de febrero, tras unos días de fuertes lluvias, el tiempo se presentaba apacible en Moroni, la capital de las Islas Comoras, un archipiélago de más de 870.000 habitantes situado en el océano Índico, entre Mozambique y la isla de Madagascar. Ese día, la conversación dentro de un taxi giró en torno al cólera, la nueva epidemia que azota el país. El debate lo inicia el conductor. Por teléfono, se le oye advertir a su interlocutor, que está al otro lado de la línea, en tono amenazante: “No dejes que nadie entre en mi casa o tendrás que vértelas conmigo”. Al cabo de unos minutos, los tres pasajeros sentados en el asiento trasero del coche se enteran por fin del motivo para el enfado del conductor. Estaba prohibiendo a su vecino que dejara que los sanitarios desplegados sobre el terreno para desinfectar los barrios entraran en su casa. El taxista se muestra tajante: es falso que haya cólera en las Comoras.

Este no es el único comorano que niega la existencia de la epidemia declarada oficialmente en el archipiélago desde el 2 de febrero. Hasta la fecha de publicación de este reportaje, el Ministerio de Salud tenía confirmación de 655 casos en el país, un aumento enorme respecto a la anterior cifra de 130, del 1 de marzo. El grupo de edad más afectado sigue siendo el de los jóvenes de 15 a 19 años. En total, 16 personas han muerto, entre ellos al menos dos niños de 4 y 10 años, que fallecieron en menos de 48 horas.

Varios países africanos sufren un brote de cólera agravado por las inundaciones y la contaminación. La Organización Mundial de la Salud (OMS) elevó el nivel de riesgo a “muy alto” en enero, basándose en su expansión geográfica y la escasez de vacunas y otros recursos para hacerle frente. El mismo nivel de alerta sigue vigente hoy. El cólera es una enfermedad diarreica aguda, potencialmente mortal, causada por la ingestión de alimentos o agua contaminados con el bacilo Vibrio cholerae. Según el último informe de la OMS, el mundo ha registrado casi 790.000 casos desde principios de 2023 y 5.586 muertes. La mayoría de infecciones se dan en la región del Mediterráneo Oriental (que engloba, para este organismo internacional, a Somalia, Sudán, Yemen y Líbano, entre otros), seguida de África y el Sudeste Asiático.

En febrero de este año, Comoras registró su primer brote de cólera desde 2008. Se trataba de un viajero llegado de Tanzania, que supuestamente murió debido a la enfermedad, según la OMS.

“Ellos crearon el cólera”

A pesar del aumento de casos, el negacionismo de una parte considerable de la población de Comoras no cede. “Sabemos que ellos crearon el cólera y nos lo transmiten a través de las supuestas desinfecciones que realizan en nuestras casas. Al igual que la covid-19, es un virus robado de un laboratorio de fuera”, afirmaba un transeúnte en las calles de Moroni el 29 de febrero. Esta negación de la enfermedad no hace sino extenderse y repetirse hasta el punto de preocupar a las autoridades sanitarias. Un alto cargo de Sanidad asegura que algunas madres cuyos hijos han sido diagnosticados como positivos han huido de hospitales para no dejar que se beneficien de un tratamiento que es gratuito, porque cuenta con el apoyo del Estado.

“En oleadas anteriores, cuando una persona se infectaba, se ponía en cuarentena a toda la familia y al vecindario. Hoy puedo comer con mi hermano supuestamente positivo sin contagiarme. ¿Cómo es posible?”, se pregunta, por su parte, el estudiante Chaher Abdou.

El mercado de Volo-volo, en Moroni (Comoras), tras una desinfección de la campaña de prevención del cólera del Gobierno.
El mercado de Volo-volo, en Moroni (Comoras), tras una desinfección de la campaña de prevención del cólera del Gobierno.ABDOU MOUSTOIFA

Abdul Mubarak Kabore, especialista en cambio social y de comportamiento de Unicef en Comoras, reconoce que la negación de la epidemia de cólera retrasa la búsqueda de la atención sanitaria adecuada y, por tanto, pone en peligro la vida de los afectados. “Las muertes en la comunidad son a menudo consecuencia de este retraso en el tratamiento médico adecuado”, lamenta en una entrevista con este periódico.

Las epidemias anteriores han dejado una fuerte huella en la memoria colectiva, que percibe el cólera como una enfermedad asociada a un número exponencial de casos. La última fue en 2007 y mató a 29 personas en 11 meses. Saindou Ben Ali, director general de Salud Pública de las Comoras, señala que quienes niegan la presencia de la enfermedad argumentan que el episodio actual no causa tantas víctimas como hace 15 años. “Para ellos, todo es pura invención, como durante el periodo de covid-19, que en su momento fue bautizado como ‘coronanegocio’ por ciudadanos que acusaban al Estado de querer únicamente recaudar dinero mediante el pago de las pruebas PCR y las donaciones de socios extranjeros”, afirma Ben Ali a este diario.

Para este representante del Estado comorense, el problema sobre el terreno son estas “ideas falsas”, que siguen haciendo mella. “Durante nuestras campañas, nadie quería aparecer en nuestro vídeo de sensibilización. Según ellos, si el cólera existiera de verdad, ya estaríamos todos muertos”. “Oyéndoles hablar, parecería que los vómitos y la diarrea observados en los pacientes no bastan para afirmar que se trata de cólera. Podría ser malaria”, relata Ibrahim, un trabajador comunitario.

Algunas organizaciones como Unicef han ofrecido equipos de protección individual a las autoridades sanitarias. Abdul Mubarak, especialista que trabaja en esta ONG, explica que han implantado un sistema de llamadas gratuitas a través de una línea verde, “para ayudar a la población a expresar sus preocupaciones”. Mubarak teme que el incumplimiento de las medidas de higiene y la atención tardía en los centros de salud hagan que aumenten los casos en la comunidad.

Las Comoras, además de una antigua colonia francesa, es un archipiélago musulmán situado en el océano Índico y compuesto por cuatro islas: Gran Comora, Mohéli, Anjouan y Mayotte. Esta última está administrada por Francia a pesar de la independencia del país, declarada el 6 de julio de 1975, y de las resoluciones de Naciones Unidas.

“Vamos a aumentar la sensibilización, que es la única manera de disipar los falsos rumores que circulan”, promete Ben Ali. Ante la incredulidad de algunos ciudadanos, el Ministerio de Sanidad ha buscado la ayuda de artistas y otras personas influyentes para llamar a la población a adoptar las medidas de prevención, que aún faltan incluso en lugares de riesgo como Volo-volo, el mayor mercado de la capital. En las zonas alejadas, la población no observa las medidas preventivas, como si la cosa no fuera con ellos.

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