_
_
_
_
_

La ayuda llega con cuentagotas a Afganistán tras un terremoto eclipsado por el conflicto en Gaza

Líderes del régimen talibán se reúnen con ONG para coordinar la asistencia humanitaria y permiten temporalmente que las mujeres realicen más tareas para auxiliar a la población afectada

Un hombre, de pie en las ruinas de casas destruidas por el terremoto en el distrito de Zinda Jan (Herat), este 9 de octubre.
Un hombre, de pie en las ruinas de casas destruidas por el terremoto en el distrito de Zinda Jan (Herat), este 9 de octubre.ALI KHARA (REUTERS)
Patricia R. Blanco

Los equipos afganos de emergencia aún se afanan rebuscando con palas entre los escombros algún superviviente de los seísmos que el pasado sábado azotaron el noroeste del país, que han dejado al menos 2.445 personas muertas y 2.440 heridas, según los últimos datos del Ministerio de Salud Pública de Afganistán. Pero ya han pasado más de 72 horas desde la tragedia y la intensidad de las tareas de búsqueda se reduce ante la disminución de las posibilidades de encontrar habitantes con vida. “La devastación es total. Hay aldeas que están completamente destruidas, porque las casas, que están hechas de barro y paja, se derrumbaron completamente con el terremoto. Cuando pasas, puedes ver que entierran a muchos muertos con piedras”, explica Thamindri de Silva, directora nacional de la ONG World Vision en Afganistán, en una conversación con este diario, después de visitar algunas zonas afectadas.

“El rescate no es tan sofisticado como en el terremoto de Turquía, donde había tecnología y donde muchos países enviaron equipos de emergencia”, explica Daniel Timme, jefe de comunicación de Unicef en Afganistán, desde la ciudad de Herat, a tan solo 33 kilómetros del epicentro del más fuerte de los temblores. “Todo es mucho más improvisado, y cuentan con el apoyo de dos países: Irán y Turquía”, añade.

Sin apenas ayuda internacional tras el regreso de los talibanes al poder hace poco más de dos años y con el invierno a las puertas, las ONG locales e internacionales tratan de atender a una población que acumula crisis tras crisis. Antes del terremoto, unos 15 millones de personas dependían de la asistencia humanitaria para subsistir, sobre una población de unos 40 millones. Según De Silva, de la ayuda internacional que necesitaba Afganistán antes de los seísmos solo recibía un 20% y la responsable teme que el conflicto en Gaza eclipse el nuevo desastre que sufre el país asiático y las urgencias humanitarias que ha generado. “Sentimos que el terremoto no está recibiendo la suficiente atención, particularmente por lo que está sucediendo en el resto del mundo, pero en esta crisis la gente ha perdido aún más de lo que ya había perdido”, apunta.

Según los primeros cálculos de Unicef, al menos 12.000 personas precisan ayuda urgente tras el seísmo. “La necesidad inmediata es el terremoto, pero el país tiene enormes carencias humanas, porque se encuentra en una grave situación económica, con gente que pasa hambre y está desnutrida y que, por tanto, no tiene capacidad para recuperarse”, apunta Timme.

La mayor parte de las víctimas, coinciden los datos oficiales y ONG, son mujeres y niños. “Porque a las mujeres no se les permite salir de casa”, recuerda Thamindri de Silva, directora nacional de la ONG World Vision en Afganistán

El caos y la confusión son todavía “enormes”. “Los talibanes dicen que ya han encontrado a la mayor parte de los fallecidos, aunque calculo que el número aún podría aumentar en entre 500 y 1.000 personas”, considera la directora nacional de World Vision. La mayor parte de las víctimas, en torno a un 90%, según coinciden los datos oficiales y corroboran organizaciones como Unicef y Médicos Sin Fronteras (MSF), son mujeres y niños. “Porque a las mujeres no se les permite salir de casa”, recuerda De Silva.

Sin embargo, no es el nivel de devastación el principal obstáculo para la llegada de ayuda humanitaria, coinciden las ONG. “La asistencia está llegando. El bloqueo de las carreteras no ha sido un problema, Unicef tiene ambulancias y camiones allí, distribuyendo ropa de invierno, mantas, refugio, comida, medicinas, letrinas y agua potable para evitar la expansión de enfermedades como la diarrea, extremadamente peligrosa para los niños”, explica Timme. La gran dificultad reside en la falta de fondos. “Estamos pidiendo a nuestros socios que sigan apoyando nuestros programas, porque las necesidades de los niños son siempre las mismas y en este tipo de desastres requieren una especial protección”, añade.

“Exención de emergencia” para las mujeres

Líderes del régimen talibán se han reunido en estos días con las ONG y con distintas agencias de Naciones Unidas para coordinar la asistencia a las víctimas. “Han aprobado una exención de emergencia que permitirá a las mujeres participar en la ayuda” en Herat, aplaude De Silva, presente en uno de estos encuentros, que recuerda que los talibanes prohibieron el trabajo de las mujeres, salvo en los sectores de la salud y de la educación. Según explica, no necesitarán ir acompañadas por un hombre, al menos en las zonas afectadas, lo que les permitirá “realizar evaluaciones, apoyar y brindar el alivio que tanto precisa la comunidad”.

Porque las necesidades, en una “población que lo ha perdido todo” son totales. “Solo hay un hospital provincial para toda el área y está sobrepasado”, explica De Silva. Según MSF, este centro, que cuenta con su apoyo, ha atendido a unos 540 pacientes, mientras que otros heridos han tenido que ser trasladados a clínicas privadas. El pasado lunes, 340 personas permanecían ingresadas en el hospital de Herat, “en su mayoría con lesiones leves o moderadas”, aclara esta organización.

World Vision, una de las pocas ONG internacionales con sede en Herat, fue una de las primeras en ofrecer asistencia a los afectados con equipos móviles de salud. “Hemos atendido muchos pacientes con huesos rotos, pero una de nuestras mayores preocupaciones son los traumas mentales que están viviendo los supervivientes, especialmente los niños, que están muy asustados”, cuenta la directora nacional de la organización. Hay familias, según ha podido comprobar, que han perdido a “cuatro, cinco o seis miembros”. “Hay una aldea en la que han muerto 900 personas y solo tres fueron rescatadas con vida de entre los escombros”, se estremece.

Mientras tanto, el clima tampoco da tregua. “El tiempo ha cambiado y en tan solo tres días las temperaturas son mucho más bajas en la zona, por lo que la gente, que no tiene a dónde regresar, está pasando frío”, cuenta De Silva, que lamenta que haya muchas personas esperando todavía a que les lleguen mantas para poder abrigarse. “Nosotros mismos estamos intentando instalar tiendas de campaña y llevarles mantas lo antes posible”, explica, muy preocupada por la llegada del invierno. Y regresa a los niños para subrayar, de nuevo, su vulnerabilidad: “Han perdido toda su ropa y, hasta que no llegue ayuda, tendrán que continuar con lo puesto”.

Puedes seguir a Planeta Futuro en X, Facebook, Instagram y TikTok y suscribirte aquí a nuestra ‘newsletter’.

Sobre la firma

Patricia R. Blanco
Periodista de EL PAÍS desde 2007, trabaja en la sección de Internacional. Está especializada en desinformación y en mundo árabe y musulmán. Es licenciada en Periodismo con Premio Extraordinario de Licenciatura y máster en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_